El mejor chiste y una anécdota del Noticias
Creo que el mejor chiste que hice en el diario Noticias (previo a Diario El Día) fue cuando cubría un encuentro de Gendarmería, presidido por el jefe, un general de apellido Santiago.En la crónica dije que había sido recibido con beneplácito el ascenso de 2° Comandante a Comandante de Isidro Corvalán... para los lectores que lo ignoren aclaremos que el Segundo Comandante Corvalán era un famoso personaje de historieta de esos años (más o menos, hablamos de 1980, téngase en cuenta).Como al mes llegó una nota del jefe, general Santiago, quien (habrá estado al cuete el hombre. ¿no?) me decía de todo por tomar en solfa algo tan serio como los ascensos ¡qué falta de sentido del humor del jefe!Iba a contar entretelones de la sobremesa, pero recordé que Mónica (Farabello) quiere que cuente una anécdota del diario, así que a eso voy... La anécdotaEspero que el actual Director de El Día tenga mejor humor que el general de triste memoria.Resulta que en el Noticias hacíamos frecuentes chistes, despiadados casi siempre. Un día un compañero quiso hacerle una broma "al nuevo", que era Robertito Romani; sí: el actual (e inmejorable) Subsecretario de Cultura provincial. La cosa es que a nuestro compañerito no se le ocurre sino escribir con birome "Romani p...", inmenso, en la última página, sobre una foto del hijo del jefe del Ejército, mayor Castellini, saltando en un caballo hermoso (me parece ver la página aún, más de 30 años después).El título pasó indemne la revisión del propio Roberto, de la diagramadora Susana, mía, del titulero Tony, del fotomecánico Hugo y el impresor Quique, y alcanzaron a imprimirse la mayoría de los ejemplares, hasta que me alerta un canillita, asombrado de lo que leía.Desesperado, llamo al diario para que no sigan imprimiendo, y corregimos el error. Tarde: además de los repartidos en la ciudad, habían partido los diarios a todo el interior, o sea a Urdi, Larroque, Basso e Islas.Imaginen ustedes el desastre que se armó: a la tarde llovían las Cartas Documento de todos los Romani de la zona, tuvimos que explicarle a mi padre, que era el responsable del diario lo ocurrido (en realidad, le dimos una versión edulcorada, no exacta, porque temíamos por la estabilidad laboral del autor de la broma).Al día siguiente publicamos una aclaración inmensa: que fue una broma interna pero todos los Romani del mundo eran santos, lindos y supermachos.
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