Luciano Peralta&nbsp;&nbsp;Sin las luces de otros reconocimientos, sin más personas que las necesarias, con palabras sencillas y sin sobreactuaciones. Así fue el nombramiento como Ciudadano Destacado que Jesús Alberto Gusmán recibió del Concejo Deliberante de Gualeguaychú, el último miércoles.&nbsp;El próximo 14 de noviembre, El Negro cumple 48 años en los Bomberos Voluntarios, por eso su gente, la del cuartel, se organizó para que tenga un reconocimiento formal por parte de la comunidad a la que le ha dedicado su vida. Y vaya si lo tuvo: fue nombrado Ciudadano Destacado.&nbsp;“Lo de ayer fue algo increíble, inolvidable”, expresó, entrevistado por ElDía. “Es la primera vez que recibo un reconocimiento de este tipo, me dieron uno para los 25 años, pero fue interno de la institución”, recuerda.&nbsp;A su espalda, abajo, una decena de techos rojos. Los camiones están dispuestos para la urgencia, parecen mirar, expectantes, el enorme portón del cuartel. Como un perro que espera la señal.&nbsp;“Actualmente son más de 15 los vehículos propios, pero cuando yo arranqué había sólo tres, que no sabés lo que eran. Los lijábamos y los pintábamos acá en el cuartel”, cuenta, sobre aquellos años de segunda mitad de los setenta.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://eldiacdn.eleco.com.ar/media/2022/04/gusman2.jpg" alt="gusman2"></figure>- ¿Cómo llegaste a los Bomberos?- Por dos amigos, que me invitaron a jugar al fútbol en los campeonatos comerciales que se hacían en ese momento. Jugaba con los bomberos, pero no era bombero. Y no quería serlo, pero me agarraron de las pestañeas y me hicieron llenar la ficha. Me hicieron bombero de prepo, cuando tenía 15 años.&nbsp;&nbsp;ESTE ES CONTENIDO EXCLUSIVA. PARA LEER LA&nbsp;NOTA COMPLETA TE INVITAMOS A SUSCRIBIRTE&nbsp;

-¿Te acordás de tu primer incendio?Sí, como no. Ese te queda marcado para toda la vida. Fue un incendio frente al Frigorífico, en el camino de la costa. Un bautismo de fuego, literalmente. En esa época no teníamos el equipamiento de ahora, solo el overol y un saco de cuero, nada más. Te quemabas entero. Tuve botas y overol nuevos recién a los seis, siete años.&nbsp;-¿Algún incendio te marcó más que el resto?-Siempre hay alguno de esos. Una vez fuimos a uno atrás de la Villa Malvina y cuando llegamos una casilla muy precaria, de madera costanera, se había prendido fuego íntegramente. Eran las ocho de la mañana, invierno, hacía frío, la casa estaba toda quemada y una nena de siete, ocho años lloraba por sus zapatillas. Esas cosas duelen mucho.&nbsp;&nbsp;-¿Te acostumbrás a la tragedia?-Yo soy duro de por sí, la vida me hizo duro. Es pura vocación esto.&nbsp;&nbsp;-¿Qué es la vocación?-Es el estar para el otro sin pedir nada a cambio, así de sencillo. Es servir a la comunidad.&nbsp;&nbsp;Las anécdotas son miles, hay una o dos para cada pregunta. Son muchos los años al servicio de la gente; muchos los siniestros, aunque algunos muy dolorosos. Como cuando tuvo que acudir a su propia casa porque se prendía fuego o cuando chocaron de frente dos colectivos y un auto, y tuvo que ver muerto a un compañero de trabajo.&nbsp;“Me tocó rescatarlo sin vida. En ese momento yo era chofer en la empresa Ciudad de Gualeguaychú, fui chofer de la Línea 1 durante 31 años. Cuando llegamos a la Ruta 14, a la altura de la Estancia Santa Mónica, me encontré con ese desastre: dos colectivos habían chocado de frente y en el medio había quedado un auto. Hubo muchos muertos, entre ellos Claudio Rodríguez, uno de los choferes, que era compañero mío en la línea urbana. Me acuerdo que al auto, un Renault 18 de Concepción del Uruguay, lo tuvimos que abrir tirándolo con dos camionetas, una de cada extremo. Era un bandoneón como había quedado.&nbsp;&nbsp;-¿Qué te pasa al vivenciar esas situaciones?-Lo tomo con calma. Lo que me afecta, por ahí, es ver sufrir la gente. Me acuerdo, en los 80, el accidente del expreso rojas, que cayó al Gualeyán y quedó dado vuelta. Como 30 personas había, gritos, llantos, pedidos de auxilio, algunas caminando por sus propios medios a las seis de la mañana, estaba todo oscuro. En ese entonces no teníamos los elementos de rescate que tenemos hoy, me acuerdo que estuvimos como media hora, haciendo palanca con barretas y utilizando gatos de camiones, para liberar a una persona debajo del asiento.&nbsp;&nbsp;-¿Existe la frustración cuando hay poco por hacer?-Bomberos no va a reparar daños, bomberos va a minimizar pérdidas. En lo personal no he sentido frustración, hacemos lo que podemos con los medios que tenemos, y somos voluntarios, hay que entender eso.&nbsp;&nbsp;-¿Está bien que sigan siendo voluntarios?-Creo que sí, porque si no pasaría a ser un trabajo. Y esto se hace con amor, con ganas, no porque se cobre. Eso es una cosa, otra cosa es una jubilación o pensión, por lo que estamos peleando hace años, desde que soy bombero prácticamente. En Buenos Aires, por ejemplo, los bomberos se jubilan. Pero acá no pasa, la política dice que no hay cómo solventar esos gastos. ¡Ojo! Esto no se hace por una pensión o una jubilación, porque el mayor reconocimiento que tenemos es el de la gente, pero deberíamos tener ese otro reconocimiento económico, más allá de lo simbólico. No estoy a la expectativa, pero si viene mejor.&nbsp;&nbsp;-¿Qué te genera haber sido nombrado Ciudadano Destacado?-Es una alegría enorme, un incentivo para seguir. Es algo inolvidable, para toda la vida. Y más sabiendo que la idea nació del cuartel, eso es lo más gratificante.&nbsp;&nbsp;-¿Hay Negro Gusmán para rato?-Yo estoy bien física y mentalmente. Ando arriba de los techos como el resto de mis compañeros. Esto es mi vida, es lo que me mantiene vivo, no podría estar sentado tomando mate en mi casa. No me imagino otra cosa que ser bombero.&nbsp;&nbsp;-¿Cómo lo vive tu entorno?&nbsp;-Los problemas que tuve en mi vida fueron por esto. Yo soy viudo y, por ahí, una de las mochilas que cargo fue haber descuidado a mi familia por los bomberos. Hoy, estoy en pareja y ella me apoya mucho, no podría ser de otra manera. A tal punto que el 31 de diciembre terminé el año apagando un incendio en la Estancia El Potrero y, por supuesto, empecé el año nuevo de la misma manera. Estuvimos toda la noche, hasta las ocho de la mañana, apagando el fuego, lejos de la familia, pero felices. Yo me siento pleno acá, voy a seguir hasta que me dé el cuero, del cuartel me sacan con los pies para adelante.&nbsp;&nbsp;