El pesebre de papá
El tiempo de Navidad me trae buenos recuerdos de mi infancia. La mesa llena de tíos y primos en la casa de mi abuela, la ilusión de los regalos pedidos al niño Dios, los turrones y pan dulces, que solo se comían para esa época; los pesebres vivientes en la parroquia. Por Guillermo Régoli *OpiniónSobre todo hay un recuerdo que me ha quedado grabado: el de mi papá armando el pesebre; siempre el mismo pero a la vez siempre nuevo.Era todo un acontecimiento: buscar bolsas de papel en la panadería, armar la gruta, en lo posible en un lugar visible, arena y pasto; un espejo de mano que hacía las veces de lago donde tomaban agua los animales y después ubicar cada pieza del pesebre: La Virgen, el niño y José, los pastores y sus ovejas y más tarde los reyes magos.Detrás, sobre la pared un afiche con estrellas que hacía de cielo, la estrella de Belén con alguna luz...piedritas y harina espolvoreada sobre la montaña que simulaba la nieve.Con el tiempo aparecieron los arbolitos y los papas Noel, y la navidad se fue tiñendo de colorido, música, brillos, lucesitas, movimientos y la famosa "magia de la Navidad". Muchas intenté descubrirla pero me fui dando cuenta que no es un tiempo mágico; es por el contrario un tiempo de compromiso con la realidad. Ni en el arbolito ni en Papa Noel encontré la respuesta para poder vivir el "espíritu navideño" del que hablaban: ¿cómo hacer de ese un tiempo de paz, de amor?, ¿cómo vivir el perdón, vivir la solidaridad?, ¿cómo acercarme a aquel con quien hacía tiempo no me hablaba?¿ Cómo encontrarle sentido a las ausencias?.Ningún regalo en el arbolito me permitió conseguirlo. Pero cada vez que recordando aquella tradición miré el pesebre pude ir hallando las respuestas. Allí pude descubrir que es posible hacer de la nochebuena una noche de paz, de amor, de perdón y que la magia de la navidad nace del corazón de cada hombre que permite que Jesús nazca en él.Mi papá hacía el pesebre con tanta dedicación, y quedaba tan lindo, que me ayudó a descubrir el valor de ese gesto y me hizo valorar que no hay Navidad sin pesebre.Armar el pesebre en casa con nuestros hijos es la mejor manera de transmitirles el espíritu de la navidad, y también una invitación para dejarnos iluminar por ese misterio que cada 25 de diciembre se produce: Dios se hace niño para hacerse hombre como nosotros, y ser parte de nuestra historia. * Encontactopadres.blospot.com
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