El reposo del votante
Tanto se ha dicho, visto, leído y escuchado esta semana sobre lo ocurrido en las elecciones primarias del domingo último, que siete días después toda reflexión carece de originalidad. No obstante, la intentamos.El rotundo respaldo a los gobiernos nacional y provincial no ha sido una decisión final, bien se sabe, pero ha señalado un rumbo muy difícil de modificar el 23 de octubre. A tal punto es así que la oposición parece orientada a fortalecer la elección de legisladores en los dos meses que restan por encima de los cargos ejecutivos. A estos -salvo alguna excepción- los considera perdidos de antemano. Trata entonces de evitar que el oficialismo domine de manera absoluta el Congreso de la Nación y las legislaturas provinciales. El voto libre Antes del domingo pocos dudaban que el gobierno nacional saldría airoso de esta primera prueba electoral de conjunto. Lo que nadie imaginó, ni siquiera el K más optimista, fue el volumen de votos que avaló la gestión presidencial. Siendo significativas, las recientes derrotas K de Santa Fe, Capital Federal y Córdoba (contraste relativo éste último porque allí ningún candidato le respondía de manera plena) se referían a gestiones locales, definidas en terrenos distintos del escenario nacional. Los respectivos electorados lo confirmaron el domingo pasado, revirtiendo los guarismos en cuestión de días.No es necesario un análisis profundo para concluir que el pueblo está conforme con el gobierno. Desentrañar los secretos del voto es tarea muy compleja. Se trata del instrumento que la democracia nos proporciona para elegir a quienes nos gobiernen y representen. Eso es todo. Y es muchísimo. En el acto de votar cada persona confía a una boleta intereses,intenciones, reclamos, reconocimientos, logros, fracasos, proyectos, sueños, desilusiones, protestas, historias, ideas, pasiones. Todo. Se vota por lo mejor en lo individual o en el conjunto. Y nadie vota deliberadamente contra si mismo. Cuestión de prioridadesEn esa circunstancia el elector valora unas cosas y desestima otras que considera menos importantes para su vida. Entre aquéllas no hay dudas que otorgó el mayor valor a la superación de la crisis económica que nos agobió hace una década. Los entendidos explicarán que la actual bonanza es compartida por todos los países productores de alimentos porque la demanda mundial ha crecido de manera notable y los precios han mejorado. Se referirán a la salida de la convertibilidad en 2002, el impacto que ello produjo en la renta agraria, el carácter multiplicador de ese sector sobre fuertes actividades económicas (industria automotriz, construcción, etc.) que a su vez se vuelcan sobre la vida cotidiana, en fin una serie de argumentos ciertos. Pero sea como fuere las cosas están mejor que hace diez años. Y para votar no es necesario estudiar economía ni sociología. Se vota y listo. Afortunadamente es así. Cada uno con su instrumento de opinar.Como se trata de una cuestión de prioridades, pasaron de largo los escándalos de corrupción, los Schoklender, las ocupaciones de tierras y sus muertos, la inseguridad, la postergación de los jubilados, los aprietes de ciertos gobiernos provinciales, los negocios extranjeros de la minería, en fin, muchos temas que siguen pendientes porque no han cerrado. Se los verá más adelante. Además, colaboró la oposición. El otro tableroA quien haya leído esta columna el domingo 29 de mayo pasado y compartido lo que entonces comentábamos acerca del desencuentro de la oposición, no pudo sorprenderle el escrutinio. "Mboyeré" titulamos aquella nota tratando de sintetizar en una palabra guaraní el revoltijo que se observaba en las filas anti K. Pasaron los días, las semanas. A la inversa de lo que suele suceder en cualquier país del mundo cuando se aproximan las definiciones, el tablero opositor en lugar de ordenarse, se complicó.Alfonsín arregló con De Narváez, pero perdió a Binner, Solanas y Stolbizer. A todo esto y desde tiempo atrás De Narváez ya no contaba con Macri y Solá que habían sido sus grandes sostenedores en 2009. Solanas lo dejó solo a Binner y simultáneamente se quedó él en soledad. Duhalde y Rodríguez Saá apenas se entendieron el primer día, porque al amanecer del segundo ya andaban a las patadas. Carrió los puso a todos en el paredón: "Mejor sola, antes que mal acompañada". En esas condiciones, ¿quién podría pretender derrotar a un oficialismo sin fisuras aparentes, salvo ciertos berrinches de Moyano o vacilaciones de Scioli?No era muy diferente la situación en Entre Ríos. En nuestra provincia los radicales arreglaron en principio con los socialistas. Algunos socialistas fueron con Binner y otros también, pero hasta allí nomás, porque en determinadas categorías y municipios coincidían con los radicales y entonces votarían a Alfonsín. Y de paso a Benedetti. Busti arrancó con Duhalde, después se abrió. Duhalde optó por Saliva en la provincia desconociendo a Busti. En fin, el más variado abanico de posibilidades. Y debilidades, según lo demostró este primer comicio.En fin, dentro de ese cuadro la oposición no podía pretender un resultado favorable. Da para más el tema. Ya lo veremos.
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