SEGUNDAS OPORTUNIDADES
El rugby, el deporte vinculado a la clase media alta, se instaló en la Unidad Penal Nº9 como medio de inclusión
Gestación de la iniciativa, consolidación, vivencias y el partido “Extramuros”, los secretos de un proyecto que se asentó pero que no fue difundido.
La práctica del deporte es una de las herramientas que se impulsan en diversas cárceles del país para bajar la tasa de reincidencia delictiva en los internos.
El rugby es una disciplina que históricamente estuvo vinculado a la clase media alta, al menos en Argentina, y alejada de los contextos de vulnerabilidad social.
Pero en 2009 ese paradigma cambió, a partir de una iniciativa que se gestó en la Unidad Penal Nº48 de la localidad bonaerense de San Martín.
Allí nació el equipo de rugby Los Espartanos, impulsado por Eduardo “Coco” Oderigo, con el objetivo de bajar la reincidencia delictiva de los internos y de las personas cuando salen en libertad, a través de la promoción de valores mediante el deporte.
La comunidad espartana se extendió por diferentes cárceles del territorio argentino y unas de los penales alcanzados por el proyecto fue la Granja Penal Nº9 – Colonia El Potero en Gualeguaychú.
La iniciativa se gestó en 2019 y la propulsora fue Daniela Goette, representante de la Reserva El Potrero en el área social, quien a través de contactos con el proyecto Los Espartanos, pudo compartir experiencias, interiorizarse y capacitarse hasta la inclusión en la unidad penal.
“Estamos con este proyecto desde 2019, antes de la pandemia, y desde la Reserva El Potrero, trazamos vinculas con la conducción espartana, con el objetivo de hacer un aporte a la comunidad penal número 9, para mejorar la calidad de vida de los reclusos y brindarle herramientas para una segunda oportunidad en la sociedad”, indicó Goette, a modo de presentación, en comunicación con Ahora ElDía.
“Al principio costó encontrar las personas adecuadas para la enseñanza y los profesores que quisieran comprometerse, voluntarios en definitiva, y ser parte del proyecto de Los Espartanos, porque esta iniciativa se tiene que sostener en el tiempo, ya que a los internos se le vas a ofrecer un bien, no podés soltarlo imprevistamente, porque podes afectar su vulnerabilidad emocional”, contextualizó y agregó.
“Lamentablemente al poco tiempo de iniciar el proyecto, tuvimos que frenar por la pandemia. Pero cuando nos habilitaron de nuevo, gracias a Dios encontré a (Alfonso) “Mataco” Casenave y a Agustín Barrere, entrenadores de rugby Central Entrerriano, que muy generosamente se sumaron al proyecto y son los encargados de llevar adelante las prácticas semanas, que se dictan todos los jueves en la Unidad Penal”.
“Son muy respetuosos y cuidan su grupo”
Alfonso “Mataco” Casenave es uno de los profesores a cargo de brindarles las prácticas de rugby a los internos de la UP9 y en diálogo con este medio compartió sus vivencias como parte fundamental del proyecto.
El entrenador de rugby de Central Entrerriano reconoció que cuando Daniel Gaette le propuso sumarse al proyecto, tuvo más dudas que certezas, pero decidió comprometerse con la causa.
“No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar y si podríamos brindarles lo que ellos esperaban de nosotros. Pero desde el primer día nos cambió la vida por completo y nos enseñó a ver la realidad de otra manera, a través de muchos aspectos positivos con los que nos encontramos en el año que llevamos compartiendo con ellos”, expresó Casenave sobre sus primeras impresiones como entrenador de “Los Caranchos”, como se hace llamar el equipo de rugby de la UP9.
Y agregó: “Son muy respetuosos y cuidan su grupo, proyecto y la hora y media de rugby para no perderla. Entonces, a mí como entrenador me da mucha satisfacción trabajar con ellos, porque te prestan mucha atención y son muy agradecidos con lo poco o mucho que uno le puede enseñar”.
Las prácticas de rugby en la Granja Penal son abiertas para cualquier interno que cumple su condena en esa unidad, aunque deben cumplir normas de conductas para ser parte de las clases que se dictan todos los jueves.
“Llegamos a tener en un entrenamiento de entre 25 y 30 internos. Pero el número varía porque a veces por cuestiones de indisciplina no pueden salir o porque trabajan, estudian o les coincide con las visitas. Entonces, por ahí la cantidad muta, pero el grupo es casi siempre el mismo, entre 20 y 23 personas”, contextualizó Casenave, quien profundizó y destacó el comportamiento durante la hora y media que dura la clase.
“Nunca tuvimos problemas de conducta. Es más se han golpeado feo, por lo brusco que es este deporte, pero entienden que es la dinámica del juego y además son un grupo afianzado y abierto a que se sumen nuevos integrantes, pero bajo normas de comportamiento y convivencia que deben respetar. Sino ellos mismo los apartan de su círculo”.
“Creo que la inclusión del rugby en la cárcel es muy útil por los valores que pregona, como el respeto, la unión del grupo y la solidaridad con los compañeros, no solo en el deportivo sino en la vida”, añadió.
En el cierre de la entrevista, “Mataco” compartió una reflexión que argumentó a partir de sus vivencias con los internos de la UP9 y la participación en la convención de la comunidad espartana que se llevó a cabo hacer un par de semanas Mendoza, con visitas a penales de aquella provincia incluida.
“Muchas veces se habló de reinserción de los internos en la sociedad, pero en la actualidad hay que hacer focos foco en casos de ‘inserción’, porque hay gente que nunca estuvo inserta en la sociedad y nacieron en un contexto adverso, del cual nosotros no tenemos idea. Entonces la opinión popular es, “él eligió llevar esa vida delictiva y por eso está preso”, pero en muchos casos no tuvieron otra elección, nadie les enseñó otro camino. Entonces, creo que con este tipo de programas, como el rugby en el sistema penitenciario, ayuda a que puedan mejorar mientras cumplan la condena y no salgan en libertad peor de lo que entraron”.
“Extramuros”, el anhelo que está cerca de hacerse realidad
“El desafío más grande que nos propusimos es poder realizar el primer partido Extramuros, es decir, que los reclusos participen de un encuentro de rugby fuera del penal”, reveló Daniela Goette. “Estamos tramitando los permisos y las autorizaciones de Paraná, pero si Dios quiere sería el 7 de diciembre en la cancha de Central, contra un combinado de jugadores locales”, agregó Casenave.