
El borbollón de las noticias cotidianas suele impedirnos ver el fondo. En otras palabras: varios asuntos importantes se deslizan a nuestras espaldas mientras cuestiones más ruidosas pasan frente a nosotros entreteniéndonos.Por Mario Alarcón Muñiz De nuevo ocurrió esta semana. Las candidaturas, la opción de Alfonsín, los Schoklender, además de otros temas, nos capturaron. Es lógico. Se trata de la actualidad inmediata, palpable. Y del interés común. Pero no deja de llamar la atención el corto espacio -casi ninguno- que logró la noticia más importante y preocupante de estos días. Es la referida a la explotación petrolera en las islas Malvinas. El operativo de usurpación se afianza día a día y sus progresos son considerables, a tal punto que los ingleses han reforzado la vigilancia del archipiélago para evitar sorpresas. Mientras el buque de guerra Edinburgh navega por estos días rumbo a las Malvinas, el gobierno de Londres ha arrendado un rompehielos noruego. Ambas naves se unirán a las que ya operan desde hace varios años en la zona, para "garantizar la seguridad y la paz de los isleños".Esa es la pantalla. No hace falta aclararlo. Todos lo sabemos. Los isleños a través de la historia le han importado un comino a Su Majestad. Pero ahora debajo de los isleños hay petróleo. Y mucho, según dicen los informes que periódicamente confirman de manera indirecta la intención británica de quedarse en las islas para siempre. Con mayor razón al amparo del incierto rumbo de los gobiernos argentinos cuando de estas cosas se trata. De peor en peorSi nosotros estamos enterados se supone que también lo saben las autoridades nacionales. Sin embargo, nada se ha escuchado. La última declaración data de octubre del año pasado en oportunidad del discurso de la Presidenta ante la asamblea general de las Naciones Unidas, cuando cumplió con la formalidad anual de exigir a Gran Bretaña la restitución de las Malvinas. El organismo internacional existe desde hace 65 años. La Argentina ha golpeado sus puertas 65 veces. No está todo igual. Está peor. Ahora los ingleses tienen allí una base militar, navegan nuestras aguas impunemente con barcos de guerra y extraen torrentes de petróleo.Entre 2002 y 2004 el Reino Unido otorgó concesiones de exploración y explotación de petróleo en el Atlántico Sur, como si fuera el fondo de su casa. Los argentinos estábamos entretenidos en otras cosas mientras los invasores otorgaban las áreas Sur y Este a la Falkland Oil & Gas Co. que inició la prospección en febrero del año pasado. El área Norte es la más amplia (le llaman Sea Lion) y está adjudicada a dos compañías: Desiré Petroleum, que instaló una plataforma marina arrendada en los Estados Unidos y Rockhopper Exploration, hasta ahora la más exitosa.Esta última empresa fue la que descubrió petróleo en las Malvinas el 6 de mayo del año pasado y comenzó la extracción de inmediato. En un primer momento se dudó de la calidad y cantidad del hidrocarburo, pero ya avanzada la explotación se informó esta semana que ambos aspectos están sobradamente superados. "El pozo muestra un reservorio muy espeso, de alta calidad y una columna de petróleo sustancial", señaló el miércoles un comunicado de la Rockhopper.Las otras dos empresas siguen trabajando. La Desiré comentó en diciembre pasado que confía en el "gran potencial del área Sea Lion". CuriosidadesMientras tanto ninguna reacción se conoce del gobierno argentino. A nadie se le puede ocurrir que este dejar hacer disimule algún compromiso, pero es inevitable apuntar a ciertas cosas llamativas. La más grave, la vinculación (indirecta, debe aclararse) de nuestro gobierno o algunos de sus funcionarios con una de las empresas petroleras instaladas en las Malvinas. ¿Es esto posible? se preguntará más de uno. Pues bien, si: es posible.A fines de 2009 el ministro de Economía, Amado Boudou, firmó un convenio para operar el canje de la deuda externa pendiente de reestructuración, con el Barclays Bank, de Londres. La resolución 267/09 del Poder Ejecutivo Nacional aprobando el acuerdo, fue publicada en el Boletín Oficial del 10 de diciembre de 2009. Nada anormal, si no fuera que Barclays es el principal accionista de la petrolera Desiré que nos roba el hidrocarburo de las Malvinas. Dicho sea de paso, Barclays tenía relaciones con la dictadura militar a la que prestó mucho dinero. La empresa se radicó en la Argentina en 2006.La Falkland Oil, también concesionaria de un área de nuestras islas, es una empresa perteneciente a la británica BHP Billinton. Algunas de las extinguidas Afjp de nuestro país invirtieron en la Billinton, de modo que esas acciones pertenecen ahora a la Anses, es decir al Estado argentino, que así termina siendo accionista de otra de las petroleras que nos roba en el Sur.El pueblo merece, por lo menos, una aclaración de todo este enredo. En definitiva estamos en lo mismo de siempre: la enorme distancia entre los discursos y los hechos. Más ruido que nueces.