El Teatro “sacudido” por Lavandera y la Camerata
El sábado 27, el Teatro Gualeguaychú vivió una noche de gloria, con música de la mejor. El público asistió a un espectáculo de jerarquía. Julio MajulColaboración Los dedospájaros de Horacio Lavandera apenas sí rozan las teclas del piano y se transforman en música pura. La quincena de instrumentistas de cuerdas de la Camerata Bariloche acompaña, complementa, forma parte, de los dedospájaros de Horacio y arman una bandada de maravillosos sonidos, que deslumbran a los cientos de espectadores oyentes.Esto fue lo que pasó el sábado por la noche, en nuestro Teatro. Un inolvidable encuentro con la música, vivida con intensidad y virtuosismo.Horacio Lavandera es un joven quinceañero con cara de gurí, pelilargo, que si como pianista es deslumbrante, como director del todo orquestal asume su rol con solvencia.Es un tocado por la varita mágica del arte, pulida por años de ensayo.Uno al que la luz mágica de la inspiración lo halló trabajando, perfeccionando. Nadie llega a tal grado de excelsa calidad sin antes pasar por la persistencia de un laburante incansable.Como pianista, ya se dijo, es prodigioso, con una digitación impecable, adaptado a lo que interpreta de tal forma que parece escrito para él, ayer. Y tocó piezas compuestas hace 250 años, por un tal Mozart.Lavandera y la Camerata, claro, eligieron un repertorio amable, pero sin demagogias ni golpes bajos. No hubo esos cinco o seis temas mozartianos que todos inmediatamente reconocemos. Tampoco se trató de un concierto para conocedores exquisitos.Fue una muestra de respeto por el público, donde se tomó el Mozart más alegre y afable, que se fue ensombreciendo en el último movimiento del tercer tema (no me pidan los nombres, porque no los sé), para irnos introduciendo a la tristeza de "Adiós Nonino", pieza con la que terminaron su actuación. UNA ACÚSTICA PRIVILEGIADA El cantante Alejandro Delfino me hizo reparar en un detalle esencial: la acústica excelente de nuestro Teatro.En la ocasión no se usaron micrófonos ni artilugio alguno, y los sonidos se oían hasta en tertulia tal como se concibieran en el escenario.Puesto a prueba, el Teatro exhibió una acústica excepcional. LAVANDERA COMO DIRECTORYa hemos dicho algo del Horacio pianista; para terminar, recuerdo que Juan Leuze me decía "esto no se puede creer: estamos escuchando en vivo a uno de los más grandes pianistas del mundo";Y Juan algo sabe del tema...Como Director del conjunto, rol que asumía en sus lapsos de no pianista, Horacio (le seguimos diciendo así, es más humano) tiene una postura de antidivo impresionante.No es el melenudo que se esfuerza por remarcar cuándo "entra" cada instrumento y qué quiere de él, sino el calmo concertista que cuando conduce, sugiere climas y no ordena. Más se preocupa por sugerir el sentido de lo que se interpreta que por marcar la entrada de cada cual, que ya cada uno la sabe de memoria, claro. ... Y LA CAMERATA, LA PERFECCIÓNLa Camerata fue solamente de cuerdas, en su presentación previa a Horacio y en casi todo el desarrollo del concierto. Tan sólo en el tercer tema de Mozart, se incorporan algunos aerófonos.Impresionó sobre todo la armonía y la perfección en los pasajes donde tocan todos los instrumentos, pero no en "tutti" -o sea, todos tocando lo mismo- sino en los contrapuntos y los muchos contracantos, una característica mozartiana.A quien escribe le impactaron sobre todo el violín concertino y el solista de chelo (éste, en la versión de Adiós Nonino, conmovía con su sobriedad y su patetismo). Pero las 15 cuerdas de la Camerata exhibieron por qué es considerado uno de los grandes conjuntos de cámara del mundo. CON YAPALuego de "Adiós, Nonino" era tan sostenido y prolongado el aplauso, que los músicos hicieron un bis, que me pareció no era tan ensayado y se hizo más por respeto al fervor popular que por decisión previa.Conmovió a todos la sulce tristeza del responso que Piazzolla le hizo a su papá, "Adiós, Nonino" se hizo la noche que murió el padre de Astor, a quien sus nietos llamaban Nonino (o sea, abuelito en italiano).No pregunten cuál tema fue el de yapa, porque no lo sé; la pobreza de mi cultura en música clásica es inconmensurable. BRAVÍSIMO POR LOS ORGANIZADORESNo es justo terminar sin decir que los responsables de este regalo a la gente de Gualeguaychú merecen un aplauso interminable, al grito de "¡Bravo!". Noches como ésta hacen más vivible la vida.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios