En Cáritas admiten que el cuadro social empeoró
A tono con el reconocimiento del gobierno provincial, en el sentido de que hay deterioro social, el vicepresidente de Cáritas Gualeguaychú, Mauricio Landra, le dijo a EL DIA que en las parroquias de la diócesis se percibe lo mismo. Por Marcelo Lorenzo Días pasado el Ministro de Salud y Acción Social de la Provincia, Ángel Giano, debió salir a desmarcarse del último informe del Indec, según el cual la pobreza en el país está descendiendo."Para nosotros, la pobreza aumenta, al igual que la desocupación", dijo el funcionario, para quien en Entre Ríos hay 300 mil personas bajo la línea de pobreza."Estamos notando, efectivamente, un empeoramiento de la situación económica de muchas familias", admitió ante este diario el presbítero Mauricio Landra.No obstante, el vicepresidente de Cáritas Gualeguaychú aclaró que la situación no es comparable con la que se vivió en 2001-2002, donde el panorama era desesperante, agravado en Entre Ríos por la presencia del bono federal.De todos modos, dijo, se observa que la cosa empeora. "Vemos que la gente está más preocupada. Más exigida en lo económico. Con menos perspectiva de que mejore su situación", señaló el sacerdote al trazar un cuadro de situación.Es un diagnóstico inquietante si se piensa que Cáritas toma el pulso social de una comunidad eclesial distribuida en los departamentos Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Islas, Tala, Victoria y Gualeguay.Todo ese territorio conforma la Diócesis o jurisdicción eclesiástica con asiento en Gualeguaychú, al frente de la cual está monseñor Jorge Lozano, quien a su vez preside en la zona ese brazo social de la Iglesia Católica que es Cáritas.En el territorio diocesano funcionan 37 parroquias, de las cuales 9 están en Gualeguaychú, y en todas ellas opera una sede de Cáritas, organismo que expresa la acción socio-caritativa de la Iglesia entre los pobres."Cáritas es parte de la organización parroquial. Como lo es la Liturgia y la Catequesis", dijo Landra, al explicar el carácter institucional deL organismo eclesial.Hacia allí se dirige la demanda social de los sectores menos favorecidos. Pero Landra hace una aclaración: "A veces la demanda no es proporcional a lo que la gente está sufriendo. ¿Y esto por qué? Porque Cáritas es expresión generosa y muy simple a la hora de dar. Pero si no tenemos, no podemos dar"."Imaginemos -ejemplificó- lo que sería la demanda de leche básica para una población parroquial. Alguna vez se hizo este cálculo: son 300 litros de leche por mes. Pues bien, cada Cáritas parroquial no cuenta con dinero suficiente para comprar semejante partida de leche".Por otra parte, dijo, aparte del pedido de comida, a Cáritas llegan necesidades de otro tipo. Por ejemplo de vivienda, en el caso de las parejas jóvenes. Fragmentación social Hace tiempo la Iglesia ha llamado la atención sobre la ruptura del tejido social, comentó el presbítero. Un mes atrás, en Larroque, durante un encuentro diocesano de Cáritas, monseñor Lozano insistió en este punto.Ese tejido social está conformado por la educación, la salud, la vivienda, y demás estructuras institucionales que contienen a la población. La ruptura de ese entorno genera un marco de fragmentación social. "Y esta fragmentación es lo que se ve", dijo Landra."No sólo hay demanda de comida. También la gente pide calzado, ropa digna -por ejemplo para la escuela-. A la comida a veces la suplimos con otras estructuras, por ejemplo gubernamentales", comentó el vicepresidente de Cáritas."Pensemos en los comedores, tanto del Estado como de gestión privada. La Iglesia Diocesana tiene tres guarderías que satisfacen esta necesidad: Nazareth, Niño Dios y Esperanza. Ahí sumamos ciento de chicos. Lo ideal sería que estos chicos coman en sus casas. A veces en las guarderías comen también algunos adultos", ejemplificó."Diría que esta necesidad de comida está cubierta. No así lo que tiene que ver con el apoyo escolar (útiles y ropa), o la recreación como parte de la educación. Cuesta cubrir esto último", declaró.Según dijo, en la ciudad Cáritas coopera con Desarrollo Social en este frente. "Está claro que esta política siempre es un capítulo a mejorar. Porque a veces la estructura que podamos ofrecer va a la zaga de las necesidades", afirmó."Cuando hay una necesidad urgente, muchas veces apelamos a la generosidad espontánea de vecinos y familiares que pueden dar cosas", indicó. "Hace poco un bebé precisó ser internado en Buenos Aires. Hubo que pedir dinero para sufragar los gastos de los mayores que tenían que cuidar al nene", graficó.Emergencias de este tipo ocurren con asiduidad. "A decir verdad, en un punto no se da abasto", explicó Landra. Faltan viviendas
El otro frente sensible, dijo el sacerdote, es la vivienda. Al respecto comentó que hace poco Cáritas Diocesana firmó un acuerdo marco con el gobierno de la Provincia para proveer viviendas en zonas rurales.La iniciativa busca, entre otros objetivos, detener el éxodo rural. "Hay que evitar que la familia rural deje su hábitat y siga viniendo a la ciudad. Para ello hay que darle infraestructura básica. Y ello incluye vivienda con servicios (bajada de luz y pozo de agua individual, por ejemplo)", señaló Landra.Con respecto al déficit habitacional en Gualeguaychú, el entrevistado señaló que eso se observa en el hecho de que varios grupos familiares conviven en una misma casa.Efecto de este problema es el crecimiento de los asentamientos clandestinos en la ciudad, un tópico instalado hace tiempo en la agenda pública, y que Cáritas tiene relevados."Se trata de familias jóvenes, seudo empleados. La mayoría de ellos son oriundos de Gualeguaychú", comentó el sacerdote, al hacer una radiografía de esta población sin techo."En el asentamiento de Boulevard Montana y Saenz Peña, salvo dos o tres familias, la mayoría son hijos de esta ciudad", precisó. Y aclaró que la "usurpación" de estos terrenos debe evaluarse en el marco de una urgencia social ineludible.Landra deslizó una crítica a la política sobre la atención hacia estas familias. "El tratamiento era de una manera antes de las elecciones, y otro después de los comicios", gatilló. Recaudación en declive
Con respecto a la colecta anual de Cáritas Diocesana, que fue en el mes de junio, el sacerdote dijo que rondó los 150 mil pesos. Un tercio de ese dinero quedará en las comunidades parroquiales, otro va a Cáritas Diocesana para financiar pequeños proyectos, y el otro tercio queda en Cáritas Nacional.En términos monetarios esta última colecta aumentó un 3% respecto del año anterior. Bastante menos que el registro de 2008 respecto de 2007, cuando hubo un aumento de la recaudación del orden del 48%.Estos guarismos estarían evidenciando una merma del poder adquisitivo de las familias en 2009, a la hora de aportar a Cáritas.
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