LA INDUSTRIA DE LOS MOMENTOS COMPLICADOS
En Gualeguaychú, el costo mínimo por morirse es de más de medio millón de pesos
Es un negocio indispensable debido a que el destino final de la vida es inevitable para todos. Un mundo donde conviven la tristeza y la rutina y en el cual se viven cambios de costumbres contundentes en los últimos años. Desde el tradicional entierro a la cada vez más usada cremación, los costos a la hora de partir de este mundo suelen, en algunos casos, ser exorbitantes.
Hay dos cosas que son inevitables en este mundo: por un lado que Argentina va a ser por los tiempos de los tiempos un país imprevisible y por otro la muerte. Admitámoslo: por más que duela y dé miedo, todos, pero absolutamente todos, nos vamos a morir, ya sea de manera inesperada o en un duro y constante letargo y agonía. La muerte es algo que el tiempo y la historia demostraron que a todos nos iguala, a todos nos llega y a todos nos choca de frente.
Sin embargo, el último adiós a este mundo y a esta realidad no es para todos iguales, y los costos varían según las exigencias que haya tenido el maestro de ceremonias en vida o los que lo sobrevivieron. Y los precios, muchas veces, son prohibitivos para el bolsillo inclusive los más básicos y baratos.
Actualmente, en Gualeguaychú hay dos casas de sepelio, la Asociación Mutual Frigorífico de Gualeguaychú y la Previsora de Gualeguaychú, las cuales se encargan de realizar todos los servicios de exequias; y con esto último nos referimos al costo del ataúd, la búsqueda del fallecido, los preparativos para el funeral, el lugar donde se va a realizar el último adiós y el traslado a su destino final, ya sea el crematorio o el cementerio (el Norte o el Parque).
Sin embargo, el destino final o donde reposarán los restos hace que varíen las tarifas, por eso los presupuestos básicos se dividen en tres categorías: entierro en nicho, en tierra o crematorio. Y un detalle más, a todos los costos hay que sumarle el Impuesto Municipal por Introducción al Cementerio en cada uno de los casos (porque si, en este país hay que pagar impuestos inclusive para morir).
Servicio fúnebre para tierra: es el servicio más barato y el mismo incluye ataúd bovedilla de tapa lisa color cedro con herrajes dorados (el más básico de todos los cajones), trámite de defunción, sala velatoria, aviso en portales digitales, un coche fúnebre americano, dos coches de acompañantes y un portacorona. En este caso, el más económico, el valor es de 500.000 pesos en la Previsora más el impuesto de 27.920 pesos (Total: 527.000 pesos), mientras que en la Asociación Mutual Frigorífico el costo total con impuesto municipal incluido es de 577.000 pesos. Un detalle más: ambos precios incluyen el costo de los primeros cinco años del costo de estar enterrado en el cementerio.
Servicio Fúnebre para Nicho: el servicio básicamente es el mismo que el anterior, con la diferencia que el ataúd viene con una caja metálica en el interior, elemento necesario e indispensable para poder poner un cuerpo en un nicho. Esto es debido a que cómo no se está en contacto con los elementos –como la tierra o la luz del sol– la descomposición corpórea no es absorbida, y los desechos corporales terminan siendo no sólo nauseabundos sino también corrosivos. Es por eso que se necesita en estos casos la caja metálica por dentro de la estructura de madera. El valor, en este caso, en la Previsora es de 600.000 pesos más el impuesto municipal de 41.360 pesos (Total: 641.360 pesos), mientras que en la Asociación Mutual Frigorífico el costo de este servicio es de 721.360 pesos con el impuesto municipal incluido. En el caso del nicho, en caso de que sean llevados al Cementerio Norte, el Municipio concesiona cada uno de los espacios a un precio de 23.000 pesos anuales, los cuales no están incluidos en la tarifa de las casas funerarias.
Servicio Fúnebre para Cremación: son exactamente los mismos servicios ofrecidos en la opción de entierro en tierra, sin embargo los costos varían sustancialmente. Por un lado, la previsora cotiza esta opción en 500.000 pesos, mientras que en la Mutual Gualeguaychú el costo es de 510.000 pesos. Sin embargo, a ambos hay que sumarle el Impuesto Municipal de Introducción al Crematorio, que es de 41.360 pesos, y el costo de la cremación en sí: 200.000 pesos. Por lo tanto, el costo total de un velorio con cremación es en una de las salas 741.360 pesos, mientras que en la otra el costo total es de 751.360 pesos.
En resumen, las tres opciones más elegidas suelen variar en estos costos y valores, siendo una diferencia entre ambas salas el método de pago: mientras que para contratar el servicio en la Asociación Mutual Frigorífico hay que abonar el 50% del costo y el resto abonar en 3 cuotas sin interés, en la Previsora hay que abonar todo al momento de realizar el servicio. Y algo más: los servicios fúnebres no suelen ser cubiertos: con el PAMI, por ejemplo, se restituye a los sobrevivientes un monto de 15.000 pesos, mientras que en la mayoría de las obras sociales no está cubierto en la nómina o es de manera opcional mediante el abono de un seguro (algo que también ofrece una de las dos salas de las ciudad). Solamente las obras sociales más caras a las que uno puede afiliarse reconocen el servicio de sepelio, pero sólo por reintegro.
Por otra parte, y cómo el servicio básico prácticamente es el mismo, las otras variaciones en el precio están radicadas en los restantes los otros tributos de Introducción al Cementerio: se abona una tasa de 46.530 pesos en caso de ser enterrado en el Cementerio Parque; 59.980 pesos en casos de ir a una tumba artística; y 80.660 pesos en casos de que el cuerpo sea depositado en un panteón.
Finalmente, el otro factor que puede influir en el costo del servicio es el tamaño del cuerpo: todos los precios dados anteriormente responden a un patrón de cuerpo estándar, pero en el caso de que occiso tenga sobrepeso o tenga una altura excesiva e inusual, se tiene que usar un cajón especial, lo cual podría encarecer los costos en unos 100.000 pesos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que por fuera del sistema comercial, hay una opción gratuita a la hora de despedir a un ser querido: en el Cementerio Norte funciona una sala de velatoria municipal que está a disposición de todos los vecinos, en especial con los que no cuenten con los recursos económicos. Estas instalaciones, además de contar con una sala con todo lo necesario para realizar el servicio, también cuentan con una capilla ardiente.
Cambios de tiempos y tradiciones arraigadas
La industria de los entierros, los velorios y los funerales ha tenido cambios a lo largo de la historia. Desde los rituales ancestrales, los cuales no sólo buscaban preservar la parte mitológica del cuerpo y el espíritu.
Sin embargo, en estas épocas modernas y contemporáneas también se han vivido cambios radicales que han trastocado las tradiciones con respecto a la muerte. Y una de ellas fue, precisamente, la pandemia.
Hasta antes de la llegada del Covid-19 y todo quedara patas para arriba, los rituales de despedida al que se va al más allá variaron de manera considerable. De velorios maratónicos de hasta 24 horas ahora estas ceremonias tienen como mucho 6 horas, y en caso de que este último tiempo se cumpla cuando el cementerio o el crematorio están cerrados, se cierra el lugar por la noche y se regresa al otro día a la mañana, algo que hasta no hace tanto tiempo era considerado una herejía.
“La verdad es que la gente se cansó de ese servicio velatorio de 24 horas. Era una tortura para todos. Si la muerte fue repentina, están todos tristes y anonadados por el hecho fortuito, y si la persona fallecida viene de una larga agonía sus seres queridos ya vienen sufriendo su partida con mucha anticipación. Aunque hay algunos pocos que siguen las tradiciones, la gran mayoría nos agradece el hecho de brindar servicios cortos”, reconoció a Ahora ElDía uno de los trabajadores de una de las dos salas de la ciudad.
Otras de las costumbres que están cambiando es la preferencia sobre el destino final: mientras que hace algunos años atrás los cementerios y terminar bajo tierra era la costumbre más arraigada, hoy en día toma cada vez más impulso el uso de la cremación para disponer de los restos finales de un ser querido.
“Son costumbres que van cambiando. Quizás, hace una o dos generaciones atrás, inclusive era una costumbre concurrir con frecuencia al cementerio. En cambio, con los más jóvenes y los que vendrán en el futuro, la ida al cementerio ya es inusual. Por eso, la cremación es cada vez más solicitada”, resumen los trabajadores del sector.
Sin embargo, hay otra parte más tradicional que sigue arraigada en algunos casos, sobre todo cuando el bolsillo es holgado. Porque si bien en la primera parte de la crónica se habló sobre los precios de las exequias y las pompas fúnebres, esos precios fueron los más básicos.
Desde autos extras para acompañar la caravana fina o servicios gastronómicos extras con frigobares más equipados, todo influye o encarece el precio final. Y es en este punto donde el tipo y calidad del ataúd es donde puede influir en demasía.
Para tener en cuenta, en Gualeguaychú hay entre 15 y 20 modelos de ataúdes para elegir además del básico color cedro. Cada gama superior de cajones incrementa el valor del mismo en alrededor de 150.000 pesos, llegando finalmente al más caro que hay en el mercado: el Ataúd Presidencial.
Este tipo de féretro, que está disponible en nuestra ciudad, tiene un costo de entre 2,5 y 2,7 millones de pesos, y en este tipo de cajones fueron enterrados, por ejemplo, Diego Armando Maradona o, más a nivel local, el empresario Alfredo Yabrán cuando se suicidó en 1998.
Sin dudas, la “industria de la muerte” está más viva que nunca, a menos que se descubra la receta para la inmortalidad. En este último, hipotético e insano escenario, entonces la única certeza que quedaría es que Argentina va a seguir siendo por los tiempos de los tiempos un país imprevisible y la muerte algo del pasado.