VIOLENCIA DE GÉNERO
En lo que va del 2021, en Gualeguaychú se realizó una denuncia penal cada nueve horas
Las estadísticas de la Fiscalía ponen en cifras una realidad muy preocupante y creciente. Durante los primeros cinco meses del año, se registraron 405 denuncias relacionadas a delitos contra la integridad sexual y cometidos en contexto de violencia de género. Esto representa un 1,1% más que el año anterior, y un 2,6% más que en 2019. Además, en el sexto aniversario de la primera movilización de Ni Una Menos, se presentó públicamente "Libertas", la primera organización jurídica feminista de la ciudad.
Por Luciano Peralta Hace seis años cubrí la primera marcha de #NiUnaMenos en Gualeguaychú. Hasta ese momento, eran algunas pocas periodistas las que abordaban las temáticas de género. El “periodismo serio”, siempre ocupado de la macroeconomía, la deuda externa, las disputas políticas de ocasión y ese tipo de cosas, le otorgaba un lugar marginal a la agenda de las mujeres, bien lejos de las “cosas importantes”. Esa primera movilización, desatada tras el femicidio de la adolescente Chiara Páez a manos de su novio en Santa Fe, en las ciudades más grandes del país reunió a cientos de miles de mujeres y fue la bisagra que todo lo cambió. En Argentina y en buena parte del mundo. El escenario público por excelencia, la calle, hizo retumbar el grito de las desamparadas, las violentadas y las asesinadas, que se hicieron cuerpo en consignas, en carteles y en el llanto colectivo que evidenció un hartazgo incontenible frente a tanta injusticia. Hoy, seis años después de aquel hito histórico, la realidad sigue siendo igual o peor que entonces. Eso es real. Pero también es cierto que el velo se corrió para siempre. Hoy, sabemos que la violencia hacia las mujeres no es la excepción, sino la regla de un sistema androcéntrico que excluye e institucionaliza esa exclusión. Sabemos que los femicidas no son “locos sueltos” que nos hacen quedar mal al resto de los varones: son la expresión más extrema y brutal de los valores culturales con que nacimos y crecimos. Y también sabemos, porque lo aprendimos, que nadie se salva solo, que repensar esos valores y las prácticas que los materializan es tarea de todos, sin importar géneros o diferencias de cualquier tipo. Esa tremenda movilización colectiva nos dejó, sobre todas las cosas, esa idea bien aprendida: no existe posibilidad de cambio si el liderazgo es individual o si el mérito es personal, las revoluciones son construcciones conjuntas, y esta revolución no tiene vuelta atrás. Entonces, los cambios empezaron a evidenciarse no sólo en el lugar que las cuestiones de género empezaron a tener en las coberturas periodísticas (ya no son algunas pocas periodistas las que abordan el tema) sino en todos los ámbitos, en las instituciones públicas y civiles de nuestra sociedad. La Ley Micaela, a nivel nacional; la Ley de Paridad Integral, en la provincia de Entre Ríos, y la creación de la Casa Alas Desatadas, para víctimas de violencia de género, en el Municipio de Gualeguaychú, son ejemplo de ello. Pero la violencia no se detiene, y aumenta cada vez que una mujer grita una injusticia. La diferencia es que ya no la grita en soledad. Esa es, también, y ante tanta muerte absurda, una conquista que merece ser tenida en cuenta en el balance de este sexto aniversario de la primera #NiUnaMenos. Una denuncia cada 9 horas
Por su propia constitución -es el único poder del Estado que no se somete a elecciones- el Poder Judicial suele tener otra dinámica y otros tiempos que el Ejecutivo y el Legislativo. Las resistencias al cambio suelen ser más fuertes y los avances más lentos. Los reclamos por una reforma judicial feminista y la apertura de fiscalías especializadas en género se hacen oír cada vez más fuerte. Y si bien son cambios que no suceden de la noche a la mañana, estas demandas que más temprano que tarde se harán efectivas. Pero no todo es blanco o negro. Ni todo el Poder Judicial funciona de la misma manera, de hecho, quienes no son parte de la Justicia Federal suelen marcar esa diferencia, ni todas las provincias pueden mostrar el mismo trabajo en este sentido. Desde la Fiscalía de Gualeguaychú, dependiente del Ministerio Público Fiscal de Entre Ríos, se lleva a cabo, desde el 1° de enero de 2019, un nuevo sistema de estadística pormenorizada sobre denuncias relacionadas a la violencia de género y delitos contra la integridad sexual. A ese material accedió ElDía. Los números funcionan como marco para formarnos una idea de lo que sucede todos los días, puertas adentro, en las casas de familias vecinas. Y en nuestras casas, aunque no nos animemos a asumirlo, aunque genere miedo (y hasta terror), aunque, de tan naturalizadas que están en nosotros, todavía no identifiquemos ese tipo de situaciones como hechos de violencia. Las estadísticas oficiales marcan que en el 2019 la Fiscalía de Gualeguaychú (vale aclarar que no se tienen en cuenta los casos denunciados en el Juzgado de Familia o en otros juzgados) recibió 44 denuncias por abuso sexual; 95, por abuso sexual infantil; 144, por violencia familiar, y 610 denuncias por violencia de género. Lo que hace un total de 893 denuncias relacionadas a delitos contra la integridad sexual y cometidos en contexto de violencia de género. Cifra que representa un 9,3 % sobre el total de los 9.523 legajos ingresados durante todo ese año. El promedio de tiempo entre que se inició el legajo y se dictó la sentencia, en 2019, fue de 201 días, siete días más que los 94 del año pasado. Estadística que refleja el acortamiento de los tiempos de espera y una mayor eficiencia en la administración de estos casos. En 2020, las denuncias por abuso sexual fueron 30 (14 menos que el año anterior); las denuncias por abuso sexual infantil, 118 (13 más); las denuncias por violencia familiar, 92 (52 menos), y 549 por violencia de género (61 menos). En total fueron 789 denuncias relacionadas a delitos contra la integridad sexual y cometidos en contexto de violencia de género, lo que representa un 10,8 % sobre el total de los 7.310 legajos ingresados durante todo el 2020. Lo que, en términos porcentuales, representa un 1,5% más de denuncias efectivizadas respecto al período anterior. Por último, la estadística de lo que va del 2021 (hasta el 3 de junio, inclusive) consolida este sostenido aumento de las denuncias por violencia de género en el total de casos recibidos en la Fiscalía local. Hasta el momento, las denuncias por abuso sexual son 9; las denuncias por abuso sexual infantil, 30; las denuncias por violencia familiar, 48; y las denuncias por violencia de género, 318. Son 405 denuncias relacionadas a delitos contra la integridad sexual y cometidos en contexto de violencia de género, lo que representa un 11,9 % sobre del total de los 3340 legajos ingresados en los primeros 154 días del año. La ecuación, en promedio, representa una denuncia cada 9 horas. Los trabajos estadísticos son indicadores que, básicamente, sirven de insumo para sacar inferencias, conclusiones y definir acciones. A grosso modo, y lejos de pretender un análisis pormenorizado y profundo de estos indicadores, se puede confirmar que porcentualmente cada vez son más las denuncias penales por violencia de género. Esto se debe, mayormente, a dos realidades incuestionables: por un lado, existe mucha más información accesible sobre el tema, y, por otro, las condiciones de desigualdad y violencia se acentúan durante las crisis, como la que sufre el país hace varios años. Libertas, la información es poder Existe mayor información accesible sobre el tema. De eso no hay dudas. Hoy, todos, más o menos, sabemos qué es la violencia de género y cómo se manifiesta. Hay muchísima desinformación, intencionada o no, al respecto. También eso es cierto. Pero la diferencia con lo que sucedía hace seis años, hace 10 o 20, en términos de acceso al conocimiento, es muchísima. Justamente, informar es el objetivo de Libertas, la primera organización jurídica feminista de Gualeguaychú, que se dio a conocer públicamente el pasado 3 de junio, retomando las banderas de esa fecha histórica. A través de Instagram y Facebook, la naciente agrupación, integrada por abogadas, otras pronto a serlo, mujeres trabajadoras del Poder Judicial y otras que no los son, presentó su primer material en las redes sociales. “Hoy se conmemora la primera movilización con la consigna ‘Ni una menos’, llevada a cabo en el año 2015”, dice las primeras de las placas verdes de IG. “Esta convocatoria se extendió después a otros países de Latinoamérica”, aporta la siguiente. “Esta movilización logró visibilizar la problemática de los femicidios, y su registro por parte de la Corte Suprema”, sostiene la que sigue. Y la otra: “En 2020 se registraron 287 femicidios en total, es decir, una muerte vinculada a la violencia de género, cada 30 horas”. Mientras que la última placa alienta la visibilización del problema: “Hoy y cada día seguimos movilizándonos para que nos falte ninguna”. Eliana Ghiglione y Emilce Rivollier, abogadas que son parte del naciente colectivo, dialogaron con ElDía. “Libertas es una organización de feminismo jurídico que surge de la necesidad de hacer llegar herramientas útiles a la comunidad toda, y especialmente a las mujeres. Herramientas que colaboren con la prevención y la eliminación de la violencia contra la mujer”, presentaron. “Partimos de la premisa de que la información es poder, y para que una sociedad cuente con mujeres empoderadas necesitamos mujeres informadas. Esta realidad nos tensiona, a nosotras que tenemos el privilegio de acceder a cierta información, a querer llevar esa información a las personas que no la tienen. No brindamos asesoramiento particular, buscamos democratizar información que es pública”, diferenció Ghiglione. Libertas es un proyecto que tiene bases y objetivos claros. Sus ejes principales tienen que ver con la democratización de la información y la generación de herramientas de capacitación interna. Ya es bien sabido que en los planes de estudio de las carreras de Derecho todavía no aparece la materia Género. A la difusión de información en las redes sociales, le sumarán otras actividades a medida que las restricciones sanitarias, por la pandemia, lo vayan permitiendo. Planean llevar a cabo talleres en barrios y en escuelas de la ciudad, y articular líneas de trabajo con otras organizaciones feministas y colectivos de mujeres, porque “creemos que esta lucha es colectiva, que se necesita la sumatoria de voluntades y, fundamentalmente, de acciones que generen cambios”. “Sobre abuso sexual y violencia de género, varias de nosotras se han capacitado gracias a los cursos del Ministerio Público Fiscal de la Nación y de la Corte Suprema. Sobre todo, las más jovencitas, que, además, nos aportan esa mirada más amplia y deconstruida que tanta falta nos hace”, indicó Ghiglione. Por otro lado, Rivollier contó que muchas veces “la persona no sabe si tiene que denunciar en la Fiscalía, en la Comisaría o en el Juzgado de Familia, por ejemplo. Entonces, hace la denuncia y después le dicen que tiene que ir para aquella o esta dependencia, y empieza el camino de la revictimización cuando tiene que contar a lo que fue sometida en varias oportunidades”. Los delitos cometidos en contexto de violencia de género más denunciados en la ciudad tienen que ver con “lesiones leves” y “amenazas” “También pasa que, cuando una mujer se presenta a hacer una denuncia, no sabe qué es lo importante y qué no. Obviamente, la mujer va a hacer esa denuncia en una situación de desesperación, nervios y ansiedad, pero es importante que se sepa a dónde se debe acudir, qué pasa si está lesionada o que pasa si la amenazaron. Esa información, generalmente, no se tiene hasta que se hace una denuncia”, marcó. Los delitos cometidos en contexto de violencia de género más denunciados en la ciudad tienen que ver con “lesiones leves” y “amenazas”. Y existe un alto grado de desobediencia judicial por parte de las personas a la que se le imponen medidas de restricción de acercamiento a las víctimas. “Falta mucha información”, aseguró Ghiglione. “Hay que saber, por ejemplo, que no todas las conductas ejercidas con violencia de género constituyen un delito, por lo que la Fiscalía a estos casos los deriva al Fuero de Familia. Esta es una gran diferencia entre lo penal y el Juzgado de Familia. En el primer caso se persigue la sanción de quien cometió un delito y en el segundo se busca, mediante los equipos profesionales interdisciplinarios con los que cuentan, resolver esa situación determinada”, diferenció. “Más allá de esto, lo que tratamos de difundir es que la víctima haga la denuncia, no importa si la hace en la Fiscalía o en la Policía (para el caso, es lo mismo). Ella no tiene por qué saber eso. Después, es la autoridad a cargo la que debe evaluar si corresponde que se inicie una investigación penal o si corresponde darle intervención a otro organismo”, explicaron las abogadas. Por último, enfatizaron sobre la importancia de visibilizar realidades, decir, cuestionar y debatir. “El 31 de mayo último, la Corte Suprema de Justicia de la Nación publicó las estadísticas de los femicidios durante el año 2020. En total, fueron 287 las víctimas letales de la violencia de género, de las cuales 251 fueron femicidios directos y 36 femicidios vinculados, que es una figura legal para visibilizar las muertes que asociadas a la violencia de género. Por ejemplo, el caso de un femicida que mata a los hijos de la mujer”. “Fue a partir de la movilización masiva de Ni Una Menos, de 2015, que la Corte Suprema anunció este registro. Ese fue un importante logro colectivo, pero el camino es muy largo y hace falta mucho trabajo al respecto”, coincidieron. ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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