UNA AMENAZA SILENCIOSA EN ALZA
En los últimos años, aumentó la cantidad de personas que sufren hipertensión arterial en la ciudad

El 40% de la población adulta argentina padece esta una patología cardiovascular, pero un tercio desconoce su condición. En Gualeguaychú, la situación refleja la tendencia nacional. Su incremento se debe, según los expertos, a los malos hábitos, como por ejemplo el sedentarismo, el consumo de tabaco, el uso excesivo de sal y la mala alimentación.
La hipertensión arterial continúa siendo una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares en el mundo y, al mismo tiempo, una de las menos detectadas a tiempo. Su carácter silencioso, sumado a la falta de controles periódicos y al desconocimiento sobre sus factores de riesgo, la convierten en un problema de salud pública de gran relevancia. En este marco, promover estrategias de prevención y concienciación que alcancen a toda la población, desde edades tempranas es fundamental y por eso es que ayer, como todos los años, se conmemoró el Día Mundial de la Hipertensión, y en paralelo se transitó la Semana de la Sensibilización sobre el Consumo de Sal, iniciativas que buscan generar conciencia sobre la necesidad de adoptar hábitos más saludables y realizar controles médicos regulares.
Según datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, en Argentina el 40% de la población adulta tiene presión arterial elevada, de los cuales un tercio desconoce su condición. El cardiólogo Jorge Portela confirmó a Ahora ElDía que “Gualeguaychú no es ajena a esta realidad. Casi mitad de la población mundial de más de 45 años es hipertensa, es una enfermedad muy prevalente. La mayoría de los casos son de la llamada ‘primaria’, que es la que se hereda y en un porcentaje reducido de la ‘secundaria’, asociada a los riñones y a la glándula tiroides, entre otras”.
No obstante, Portela advirtió que “en los últimos años hubo cambios de hábitos que llevaron al incremento del sedentarismo y mayor obesidad, lo que genera que la hipertensión prevalezca cada vez más”. Asimismo, indicó que la mayoría de las personas que concurren al consultorio no tienen síntomas de la enfermedad: “Suele ser un hallazgo”.
En cuanto al tratamiento, manifestó que “son muy pocos los que tienen la disciplina de bajar de peso, cambiar hábitos alimentarios, hacer deporte, reducir el consumo de sodio. Estos hábitos son mucho más efectivos que los medicamentos. Es muy difícil encontrar a alguien que se alimente bien y haga deporte con hipertensión. Incluso, puede ser que nunca aparezca la hipertensión o se retrase el tratamiento.”.
El diagnóstico se logra a través del control de la presión arterial de manera sostenida durante algunas semanas. “Una vez que se verifica la enfermedad, se reduce el consumo de socio, se indica la necesidad de bajar de peso y actividad física sostenida. Si estas tres indicaciones no alcanzan, se inicia un tratamiento con medicamentos. Salvo, que sea una mujer embarazada, una persona con determinadas cifras tensionales o un paciente diabético”, detalló el cardiólogo.
A diferencia de años anteriores, en el último tiempo aumentó notablemente la consulta de parte de mujeres. Esto se debe, explicó Portela, a que “los ginecólogos están derivando los chequeos. Tienen que incrementarse más las consultas de mujeres, sobre todo en la perimenopausia y en la menopausia. Cuando las pacientes menstrúan tienen mayor resguardo, y tienen menos posibilidades que un hombre de padecer por ejemplo un infarto. Pero cuando dejan de hacerlo, nos equiparan en probabilidad, de ahí la importancia de asistir al consultorio”.
La alimentación en las generaciones más jóvenes
Es posible que la prevalencia de la hipertensión aumente en el tiempo debido a la mala alimentación y el sedentarismo, e incluso baje el rango etario de afectación.
Desde la niñez, se observa un gran consumo de carbohidratos, muchas veces por las condiciones sociales y económicas de la población.
“Tanto en el Hospital como en el consultorio, noto tres tipos de niños: los sedentarios de bajos recursos que no tienen acceso a una buena alimentación; los que hacen deporte y son delgados; y los de familias con buen poder adquisitivo, pero que consumen constantemente gaseosas y productos ultraprocesados”, discriminó Portela.
Por otra parte, el acceso a la medicación también repercute en el tratamiento: “Las personas que no pueden adquirir los medicamentos sufren más consecuencias”.
Asimismo, Portela resaltó que “la hipertensión daña todos los órganos del organismo, pero los que son más vitales de cuidar son los riñones, el corazón y el cerebro. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte. Por eso hay que educar e insistir con la necesidad de dejar de fumar e impulsar la actividad física”.
Reducción del consumo de sal
La ingesta diaria recomendada de sal es menos de 5 gramos por día (equivale a 1 cucharadita), mientras que en Argentina el consumo promedio se ubica en los 12 gramos por día. Por este motivo, es importante reducir el consumo de sodio. Algunos consejos prácticos para hacerlo son: priorizar alimentos frescos ( frutas, verduras), evitar colocar saleros en la mesa, añadir sal solo al momento de cocinar o luego de la cocción, utilizar especias en lugar de sal (ajo, cebolla, albahaca, orégano, cúrcuma, pimienta, jugo de limón o vinagre para realzar el sabor de los alimentos), limitar el uso de salsas y aderezos (mayonesa, mostaza y ketchup), limitar alimentos procesados (fiambres, embutidos, snack y comidas rápidas), en caso de comer afuera solicitar que no se agregue sal extra a la comida o pedir aderezos aparte, y disminuir el consumo de ultraprocesados.