Enfermedad de Meniere: Síntomas y tratamiento

El Meniere es una enfermedad crónica, de origen desconocido, que afecta el oído interno, y se presenta con episodios recurrentes de vértigo, disminución de la audición, acúfenos y sensación de oído lleno.Lic. Federico Peralta*MN: 12024, MP: 1405No en todas las personas que tienen esta enfermedad se presentan todos estos síntomas. Es la tercera causa de vértigo de origen periférico y afecta aproximadamente a 40 por cada 10.000 habitantes por año. Se presenta generalmente entre los 40 y 50 años de edad, pero puede aparecer en cualquier momento de la vida.Si bien el origen de la enfermedad es aún desconocido, se han descripto algunos factores característicos en las personas que la padecen. Se ha visto que quienes tienen Meniere poseen algún tipo de alteración estructural del hueso temporal del cráneo, dentro de este hueso se encuentra el aparato vestibular el cual es el generador de los síntomas descriptos. Por otro lado, se ha visto que las personas que sufren un trauma ya sea físico o acústico tienen mayor probabilidad de padecer esta enfermedad.El diagnóstico de la enfermedad de Meniere es clínico y mediante estudios complementarios. Para ser diagnosticada, la persona debe haber sufrido al menos dos episodios de vértigo de 20 minutos de duración o más, que se acompañan de desequilibrio y síntomas vegetativos, como sudoración fría, náuseas o vómitos. Este tipo de episodios obligan a la persona a recostarse y descansar dada la intensidad de los síntomas.Además, la disminución de la audición y la sensación de oído lleno deben estar presentes para llegar a un diagnóstico de Meniere. Esta enfermedad puede afectar a uno o ambos oídos, presentándose bilateralmente entre un 25 a 40% de los casos.También se ha visto que en las personas en las que la presentación es bilateral, el comienzo de la enfermedad es a una edad más temprana. Por otra parte, quienes comienzan con una alteración unilateral tienen un 14% de probabilidad de que progrese a una enfermedad bilateral afectando ambos oídos.La betahistina es una de las drogas de uso más frecuente para el tratamiento de esta enfermedad. A pesar de que la evidencia científica está lejos de ser concluyente en relación a la efectividad de este fármaco, es la primera línea de tratamiento farmacológico, mostrando resultados aún controversiales. Algo similar sucede con el uso de diuréticos y con la restricción del consumo de sal en la dieta habitual.Por otro lado, la inyección intratimpánica de gentamicina, una droga ototóxica, ha mostrado buenos resultados, pero es fundamental poder determinar que personas se pueden beneficiar de esta estrategia de tratamiento, ya que dependiendo del nivel de alteración podrán tener resultados positivos o negativos.Al ser una enfermedad crónica y debido a que aún no es clara la evidencia sobre cómo reducir el número de crisis, el tratamiento tiene los siguientes objetivos: disminuir la frecuencia, intensidad y duración de las crisis, acelerar la recuperación despues de una de ellas y mejorar el rendimiento en los periodos de intercrisis.Es decir, que si bien por ahora no tenemos la certeza de cómo reducir la cantidad de crisis, lo que se intenta es disminuir el impacto negativo que generan los síntomas. Para esto se ha visto que, además del tratamiento farmacológico, la educación y la terapia física por parte de un profesional formado y avalado para realizarla, son las dos estrategias que mejores resultados han mostrado.*Licenciado en kinesiología y fisiatría UBA orientado a rehabilitación neurológica, trastornos vestibulares y del equilibrio; docente UBA, investigador y responsable de CIRIC Formación Permanente.
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