Entre el interés común y otros intereses
Ninguna organización; pública o privada; puede ser mejor que los dirigentes que la integran en sus distintos niveles de acción, es decir que su propia gente.Por Dr. Raúl ArellanoEntidades intermedias, ONG, de beneficencia, incluido los partidos políticos; debieran de tener un hilo conductor transversal en todas sus propuestas y ese hilo o misión institucional no puede ser otra que una obsesión por el bien común. De no ser así, ninguna entidad tendría definida su razón de ser.El bien común está orientado a desarrollar la vida de los miembros de una sociedad de manera positiva, transparente y estable. El ser humano de acuerdo con su naturaleza profunda es un ser social y sociable.Las personas son la raíz; principio, fin de toda vida social y no solo por necesidad sino por identidad ontológica.Cuando alguien decide responsablemente pertenecer a una corporación u organización y representarla, el compromiso social asumido, la lealtad y la dignidad resultan requisitos imprescindibles que definen un perfil. De no tener estos conceptos en claro las expectativas se tiñen de intereses oscuros y funcionales a una causa menor y mezquina.Una ambición superadora y bien ganada es saludable; no resulta saludable una ambición mediática e improvisada púes resulta nefasta y contraproducente porque reciente toda capacidad de gestión y el valor agregado en juego resulta irrelevante.Me atrevería afirmar que toda propuesta con esta naturaleza ni siquiera resultaría un error, apenas una acción incongruente.No debieran tomarse decisiones apresuradas y sin consensos nada más que por cumplir con algunos mandatos funcionales a intereses poco sustentables.A ninguna entidad le resulta grato que les impongan sus candidatos, porque sería una falta de respecto a su propia identidad como a su trayectoria. Se puede orientar y sugerir sin violentar ningún pensamiento en decisiones transcendentes.Las instituciones en general, no se resisten al cambio, si se resisten a que las cambien y en esto hay que ser muy cuidadoso.Todo dirigente bien intencionado debiera de ser un modelo a seguir y un ejemplo a imitar teniendo en cuenta el alcance de sus mensajes y la transcendencia de sus palabras.El oportunismo suele hacer mucho daño y aumentar la confusión; no obstante considero que muchas veces la gente tiene una mirada superadora con respecto a sus propios dirigentes.Por últimoMis convicciones personales, mi fe y mi compromiso irrenunciable con el bien común me habilitan estar presente en está circunstancia tan importante como trascendente y llegar hasta el final de pie.Mi corazón me dice que debo seguir en esa línea y así lo haré, porque mi dignidad, mi lealtad y el acompañamiento de algunas instituciones se lo merecen. .-
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