NADIE ESCUCHA LOS RECLAMOS
Entre el olvido, la desidia y los accidentes evitables, la Ruta Provincial 20 sigue esperando soluciones

Es una de las rutas más transitadas de la provincia y, sin dudas, una de las más deterioradas en una red provincial que deja bastante que desear. Presenta varias ondulaciones realmente peligrosas y, pese a los reclamos de varios municipios, nadie ofrece soluciones.
Por Fabián Miró
Transitar por la Ruta 20, desde hace bastante tiempo es una tarea riesgosa para todos los que van al volante o a bordo de un vehículo, sin importar el porte del mismo. Los baches, que se han convertido en cráteres, deformaciones en el asfalto que terminan con el mismo levantado, banquinas que no existen y acumulan pastizales, ni qué hablar del inexistente marcado de la cinta asfáltica y la ausencia casi total de señalética se han convertido en una constante y, lamentablemente, en varias ocasiones el mal estado de la ruta ha derivado en siniestros viales con saldos fatales.
El tramo que comprende entre Gualeguaychú con Urdinarrain presenta un estado calamitoso con zonas que pasan de “Roja” a “Granate” como la del cruce con la Autopista Mesopotámica, en donde hay que reducir drásticamente la velocidad para no romper el auto. Desde ese puente, que ha ocasionado serios problemas a las construcciones que se encuentran en la cercanía hasta Gualeguaychú hasta la entrada a la ciudad, conocida como Acceso Norte, aunque de acceso no tiene nada.

Los mencionados kilómetros hasta el ingreso a Gualeguaychú son muy transitados. Por allí viene el transporte internacional que luego toma la también detonada ruta internacional 136 en dirección al Uruguay. El mencionado tramo no tiene la más mínima iluminación, tampoco el marcado correspondiente en el medio de la ruta que cuando llueve quien transita por la misma lo hace a tientas casi, solo orientado por las luces del vehículo en cuestión, nada es seguro en una ruta que se ha devorado varias vidas.
Y si bien se ha bacheado, dicho arreglo es un parche que dura lo mismo que un suspiro. A la primera lluvia fuerte desaparecen los arreglos que verdaderamente son transitorios. Ni hablar del desastre en que se ha transformado la ruta 20 luego de cruzar el Gualeyán hasta el acceso mismo a Gualeguaychú. Una calamidad por donde se lo mire.
Lo único bueno que se ha hecho en la zona es el nuevo puente que cruza el lecho del Arroyo Gualeyán, una obra de arte que tiene aproximadamente 30 años y que sustituyó al viejo puente que dejaran maltrecho las sucesivas inundaciones. Para el que conoce la zona es sumamente peligroso circular porque no se sabe con qué se va a encontrar. Ni hablar los que la toman por primera vez. El tramo está totalmente ahuellado, seguramente por el paso de los transportes, la falta de una balanza para controlar el peso máximo de los mismos, y por si fuera poco, el asfalto se ha levantado a los costados quedando como puntas que se transforman en arietes mortales para cualquier vehículo si no se circula con precaución y con los cinco sentidos enfocados en evitar un accidente.

Las banquinas prácticamente no existen y si alguien pretende estacionar en la zona debe hacerlo en una o dos bajadas existentes a un costado de la ruta que parece haber sido bombardeada. Llegando a la ciudad empiezan los lomos de burro que no están marcados. Ni una tiza le han pasado en lo que es una verdadera vergüenza. Se trata de un acceso a la ciudad que aparte tiene muy poca cartelería.
Los lomos de burro, unos cuatro, sumado a las ondulaciones que presenta el asfalto que se ha hundido y continúa haciéndolo constituyen un peligro. Hay que bajar la velocidad a cero y si no se circula en una camioneta o camión, los vehículos tienen que hacer maniobras para no quedar colgados. Esto es literal, los coches se las ven en figurillas para pasar por una zona que cada día que pasa se transforma en más peligrosa. En las últimas lluvias con una visibilidad casi nula, más de un vehículo se tragó los lomos de burro que no se veían, aparte de tener que aferrarse al volante para controlar los vehículos en un acceso que se había transformado en un arroyo cubierto de agua de costado a costado, dejando sin punto de referencia a los conductores.
Por la Ruta 20 transitan a diario vecinos de Urdinarrain, Aldeas y zonas rurales para llegar a Gualeguaychú. La mayoría de las veces por razones comerciales, paseo y en otras por cuestiones sanitarias. La pregunta es ¿cómo hace una ambulancia con un paciente delicado para transitar en esas condiciones? La respuesta es una misión casi imposible en días de lluvia. El tramo desde Urdinarrain hasta Basavilbaso también tiene sus complicaciones, inclusive en zonas que no hace mucho tiempo fueron mejoradas. Y si continuamos la Ruta 20 hasta Villaguay, nos encontramos con un sinnúmero de pozos, cráteres y asfalto levantado en un tramo que fue construido hace poco más de diez años.
Cubiertas rotas, daños varios en el auto, amortiguadores y dirección que se rompen por transitar por una ruta que desde hace años espera arreglos que nunca llegan para poder solucionar problemas.