Entre Ríos y la economía en el escenario nacional
Concluye una semana en la que las distintas variables de la economía aparecen en los titulares de las noticias sometidas a una presión extra a la habitual: un dólar paralelo movedizo; suba de las tasas de interés dispuesta por el Banco Central; saldos del proceso exportador e importador favorables pero en baja; Brasil devaluando, y la lista sigue. Con el proceso electoral en marcha y la mirada puesta en las PASO del próximo 9 de agosto, la primera estación de un viaje que irá aumentando el vértigo rumbo a octubre, no resulta extraño el comportamiento de algunos sectores concentrados que, en un contexto ciertamente complejo de la economía pero a escala regional y global, tratan de "marcarle la cancha" al gobierno que asuma en diciembre, cuando concluyan 12 años de gobierno kirchnerista. Estos comportamientos, clásicos en las vísperas electorales, se podrían graficar con la clásica expresión: lograr que el árbol vuelva a tapar el bosque una vez más. Aunque a la luz de los resultados se puede intuir que cada vez resulta más difícil lograr el objetivo, lo que no impide insistir tras el objetivo. En ese sentido es válido recordar la crisis internacional 2008/09, que alteró profundamente el desempeño de la economía del mundo y muy especialmente de América latina. Luego de la abrupta caída de la producción en 2009 y más allá de la efímera recuperación posterior, lo cierto es que la tasa de crecimiento anual del último trienio (2012/14) en este subcontinente alcanzó apenas el 2,3%, muy lejos del 4,9% logrado en el lapso 2003-2007 anterior a la crisis (datos del FMI). Según la CEPAL, los términos de intercambio de América latina se han deteriorado desde 2012, lo cual tiende a complicar el resultado comercial de nuestros países. En ese marco económico, la reducción de la pobreza se ha estancado en América latina (CEPAL, 2015). De allí los problemas en Venezuela, Ecuador y muy particularmente Brasil y Chile, que no son casualidad. Dilma Rousseff enfrenta dificultades de gobernabilidad y el tan laudado "modelo chileno" se encuentra en serios inconvenientes. Incluso Michelle Bachelet debió reformar su gabinete a pocos meses de asumir. Esta problemática externa afecta de manera directa e inmediata el desempeño de la Argentina en general y de Entre Ríos en particular. Las exportaciones argentinas, que explicaban el 20% del PBI en 2007, alcanzaron menos del 15% en 2014 (datos del INDEC). El valor exportado en dólares, que se duplicó en el período 2003-2007, solo creció un 3% en el lapso 2008-2014, con una caída 2011-2014 (datos del INDEC). En rigor, la economía nacional ha logrado sostenerse merced a un Estado activo que solventa la demanda agregada, administra el comercio exterior (DJAI), regula el mercado cambiario e interviene en el control de precios. En este escenario, la coyuntura económica de Entre Ríos no es ni puede ser ajena a un contexto de crisis mundial. El estancamiento del comercio internacional y de los precios externos impacta en una provincia cuyo motor del crecimiento son las actividades agroindustriales, que exportan entre el 15 y el 25% de su producción por lo que es hasta lógico que producciones como la avicultura, la agricultura extensiva, la citricultura y otras economías regionales atraviesen tensiones coyunturales. Ahora, en ese contexto complejo que se describe no se puede dejar de subrayar que el crecimiento provincial de los últimos siete años, basado en una política fiscal expansiva pero administrada con racionalidad, han generado las condiciones macro para que el impacto de la crisis en Entre Ríos sea significativamente menor al promedio nacional. Para esto valen los indicadores económicos objetivos, los que nos permiten observar el bosque detrás del primer árbol: -En el primer semestre del año (enero-junio) el consumo total de energía eléctrica creció un 8,2% respecto de igual lapso de 2014, lo que supera en un 50% el aumento del conjunto nacional (datos de la Asociación Distribuidores de Energía Eléctrica República Argentina). -El incremento del consumo de energía eléctrica para industria y comercio fue un 100% superior en nuestra provincia respecto del total nacional (datos de ADEERA, primeros seis meses de cada año). A su vez, el consumo de gas para industria cayó casi un 2% en Argentina (y un 14% en Santa Fe) -enero/abril de 2015 respecto de igual lapso de 2014-, pero en Entre Ríos se incrementó un 1,1% (datos de ENARGAS). -También creció más en Entre Ríos el consumo de naftas (primeros 5 meses de 2015 respecto de igual lapso 2014). Las transferencias de automotores en el primer semestre del presente año en relación al primer semestre de 2014 crecieron un 11% en la provincia de Entre Ríos, en tanto en el promedio nacional aumentaron sólo el 5% y en Córdoba o Santa Fe crecieron apenas el 4% (DNRPA). -El consumo residencial de gas natural creció un 64% en nuestra provincia en el período 2007-2014, mientras que a nivel nacional aumentó un 12% en igual lapso (ENARGAS). -El consumo de cemento en los primeros cinco meses (enero-mayo) de 2015 alcanzó las 184.752 toneladas en Entre Ríos, lo que representa un 10% más que igual período de 2014, crecimiento superior al promedio nacional (datos del IERIC). -El empleo en la construcción ha logrado sostenerse en 2015, con una leve mejora respecto de 2014. Finalmente, en relación al Estado provincial, el resultado económico continúa siendo positivo (primer trimestre de 2015) y los recursos fiscales han crecido a tasas importantes. En términos sociales, un dato para nada menor es que la clase media en Entre Ríos se expandió un 60% por encima del promedio nacional en el período 2007-2012, aspecto que se consolidó en 2013-14 (datos de la EPH y la EAHU). La descripción de las diferentes variables no implica que la situación de la economía entrerriana sea sencilla. Pero sí revelan un Estado y un gobierno ciertamente activos para enfrentar las perturbaciones externas. Se podría sintetizar que la gestión del gobernador Sergio Urribarri descartó desde el primer día el botón del "piloto automático" y buscó siempre las alternativas que sostienen la dinámica económica en los diferentes contextos.Justamente, y como ejemplo de esto, cuando el Estado busca fuentes de financiamiento alternativas para evitar incrementar la presión tributaria y a su vez sostener el gasto público, está enfrentando el escenario recesivo. Aunque es una verdad de Perogrullo, del estado provincial dependen alrededor de 85 mil personas en forma directa y no puede olvidarse el peso de las erogaciones estatales sobre el PBG provincial -alcanza el 25,5%-, lo cual transforma al Estado en un actor clave en la dinámica comercial y del consumo en la provincia.
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