UNA CUESTIÓN DE DERECHOS
Espacio ESI: La propuesta formativa docente que nació hace cuatro meses y encontró una demanda “enorme”
Mariela Piedrabuena y Florencia Milito son las responsables de esta iniciativa de abordaje institucional, autogestiva e independiente, “que viene a acompañar los recursos que están en el sistema educativo”. Una herramienta para garantizar derechos.
Por Luciano Peralta
“En Argentina, la definición de la Educación Sexual Integral (ESI) como un derecho supuso un proceso político cuyos pilares institucionales se encuentran en la sanción de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral del año 2006 y en la aprobación de los lineamientos curriculares básicos en 2008. La ley sentó las bases de la ESI como una política de Estado y un derecho de niños, niñas, adolescentes y jóvenes al establecer que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal”, describe el Proyecto de Abordaje Institucional del Espacio ESI.
“Esta ley defiende la perspectiva de integralidad en el abordaje de la ESI, superando las visiones restringidas a los aspectos biológicos de la sexualidad para integrar perspectivas psicológicas, jurídicas, pedagógicas y éticas”, dice el documento. Y explica que “este enfoque supone superar la perspectiva biomédica como la única posible para abordar la sexualidad y también aquellas aproximaciones que procuran regular los comportamientos sexuales de acuerdo con un canon moral preestablecido”.
Por lo que “la institución escolar y las organizaciones civiles son ámbitos específicos para avanzar hacia la transformación de prácticas culturales fuertemente arraigadas, que profundizan las desigualdades y obstaculizan el desarrollo integral y pleno de niños, niñas, adolescentes y jóvenes”, completa la presentación.
Mariela Piedrabuena es docente de Educación Física y Teatro. Florencia Milito es socióloga y docente a cargo del taller de ESI del ISPED. Si bien hace varios años trabajan juntas, fue en febrero que pusieron en marcha el Espacio ESI, una iniciativa autogestiva e independiente de formación, apuntada a instituciones y responsables de las mismas.
Como prácticamente todas las personas que fueron a la escuela durante el siglo pasado, ninguna de las dos tuvo educación sexual, más allá de alguna charla puntual, siempre desde una concepción biomédica. “Lo que recuerdo es que una vez fueron desde una de esas empresas que venden toallitas femeninas y nos hablaron del ciclo menstrual, pero no más que eso”, dice Milito para esta nota.
Es precisamente la falta de herramientas de quienes están a cargo de escuelas, clubes o cualquier tipo de institución que trabaje en formación la que las trajo a este presente. “Florencia tiene la especialización en ESI y yo aporto más la experticia en el territorio, en metodología y didáctica. Por supuesto que me he formado en ESI, pero somos dos perfiles distintos y complementarios”, aporta Piedrabuena.
“La verdad es que la realidad ha superado a nuestras expectativas”, reconoce. Y aclara que “el eje de Espacio ESI es el acompañamiento institucional, acompañar con estrategias institucionales a directivos, docentes, equipos de gestión, etc. Y si bien este año la idea era generar contenido e investigaciones, y hacernos visibles desde ese lugar, lo cierto es que estamos dando muchas charlas y viajando, no hemos parado, la demanda es enorme”.
Espacio ESI es una iniciativa autogestiva e independiente, “que viene a acompañar los recursos que están en el sistema educativo”, aclaran. Y si bien, está pensado para trabajar en las escuelas, también lo está para hacerlo en instituciones civiles, deportivas o sociales, ya sea de manera presencial o virtual.
Familias, derechos e integralidad
Pocos temas se encuentran tan atravesados por tabúes y prejuicios en nuestra sociedad como la sexualidad. Lo que genera, en la práctica, diferentes tipos de violencias, discriminación y exclusión. Pero los prejuicios son siempre potestad de los adultos. Como docentes, Piedrabuena y Milito saben de eso y de la necesidad de generar herramientas sólidas para afrontar diversas situaciones que involucran a las familias.
“En todas las charlas la necesidad que más aparece tiene que ver con el eje Familia y Comunidad: ¿qué se hace desde la escuela frente a las familias que, por ahí, no tiene información y ponen alguna resistencia a la ESI? Qué hacer con esas familias, cómo trabajar con ellas, es una de las demandas más fuertes”, cuenta Milito. Al tiempo que destaca una de las características más importantes del proyecto: “La experiencia del Espacio ESI es situada, se crea a partir del intercambio que tenemos con las personas. Material para trabajar hay muchísimo, podemos tomar de internet, inclusive el material del Ministerio de Educación de la Nación es fabuloso, pero a veces hay un abismo entre ese material y la docente que está en el aula día a día. Entonces, tener en cuenta la particularidad de cada escuela se vuelva muy importante, el enfoque debe ser contextualizado siempre”.
Su compañera asiente y agrega: “La ESI es una cuestión de derechos”. Entonces, “como responsables de instituciones educativas, sociales, deportivas o como agentes de algún organismo del Estado es nuestra responsabilidad garantizar esos derechos. Y eso requiere que me comprometa y sepa de qué estoy hablando y que deje de lado mis prejuicios, mis dudas y mis miedos. Por eso una de las puertas de entrada a la ESI es empezar a pensar qué me pasa a mí con la sexualidad integral, para después acercarme a la normativa, a la ley, y ponerla en tensión con mi espacio de saber”.
“Nos se trata de si tengo ganas o no, como adulto debo garantizar ese derecho porque si no lo estoy vulnerando. La ley tiene carácter de sistemática en todos los niveles de la escolaridad y es obligatoria”, remarca Piedrabuena.
Por su parte, Milito hace hincapié en la importancia de tener un abordaje integral. “Debe pensarse la sexualidad desde diferentes factores más allá de lo biológico, siempre asociado a las relaciones sexuales o el cuidado del cuerpo. La integralidad tiene que ver con un abordaje que, si bien contempla estos ejes, también considera la diversidad sexual, los derechos y la afectividad, por ejemplo”.
“Y los contenidos son siempre acordes a la edad de los estudiantes. Muchas veces los miedos de los adultos pasan por ese lado: cómo le van a enseñar educación sexual a un niño de 5 años. Y, para darte un ejemplo, a un niño que va al jardín se le enseña a trabajar en igualdad, sin diferenciación en los colores o los juegos, como eran la casita para las nenas y los autos para los nenes”, ejemplifica. Y cierra: “Se les enseña las partes del cuerpo para que puedan reconocer sus partes íntimas: esto ayuda a disminuir los abusos, las violencias y la discriminación, por eso, entre tantas otras virtudes, es importante la ESI”.