Esta noche la casa de Aedo no duerme

Por Carlos Riera
A partir de las 21.30, con la música de Osvaldo Russel en saxo y de Marcelo Brighenti en guitarra, quedará oficialmente inaugurada la segunda edición de “El Museo No Duerme”. Mas tarde, alrededor de las 22 cuando el lugar haya tenido más convocatoria, Gustavo Rivas y Mario Fischer contarán anécdotas e historias sobre “Aquel carnaval de antaño”, hay que destacar que Rivas es el autor del libro “Calidades dormidas” que relata sobre los orígenes de esta fiesta.
Luego de esta reseña histórica que realizaran estos investigadores del pasado, se inaugurará la exposición sobre el carnaval de antaño con la exposición de documentos que se encuentran en el archivo histórico de la Azotea de Lapalma. Entre estos documentos se encuentra el más antiguo que data del año 1876, además de letras de mugas censuradas, el circuito, el otorgamiento de palcos, y anécdotas como la ocurrida en 1925 cuando la iluminación del circuito que era pedida a Buenos Aires no llegó y se desarrolló todo el carnaval en penumbras.
El grupo del taller de estatuas vivientes que dirige Marcela Moreno, también estará presente esta noche. Sus alumnos Tania Serrés, Juan Domé y Mariangeles Mussi representarán al carnaval de antaño vestidos como una marquesa, un arlequín, una colombina y un traje fantasía.
Noche de misterio en la Azotea
A diferencia del año pasado, el evento no durará toda la noche debido a que la segunda parte de esta muestra se desarrollará en la Azotea de Lapalma el próximo 25, donde se desarrollará un espectáculo artístico – místico, al cumplirse 156 años de la muerte de Isabel Frutos, “la niña que murió de amor”.
Esta puesta en escena estará a cargo de, también tallerista de la Dirección de Cultura, la artista Renata Dallaglio, será un espectáculo de actuación, luz y sonido, “no se va a tomar ningún personaje histórico, ni se va a hacer referencia a ningún hecho histórico o algún acontecimiento que haya sucedido en la Azotea. Sino se tomará la Azotea como escenario, que apropósito es un escenario casi perfecto para una presentación de este tipo”, comentó la museóloga Natalia Derudi.
La organizadora recordó que “la Azotea de Lapalma está cargada de estas historia de misterios y de personajes enigmáticos, todo esto que se ha transmitido de generación en generación y no tienen nada que ver con una verdad histórica, sino con ese misticismo que rodea la casa”.
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