¿ESTAMOS PREPARADOS?
Olas de calor extremo y otros fenómenos: los desafíos que deberá enfrentar la ciudad ante el cambio climático
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A una década del Acuerdo de París, especialistas locales advierten sobre el aumento sostenido de las temperaturas, la intensificación de eventos extremos y las limitaciones de la infraestructura urbana para responder a un escenario climático cada vez más exigente.
A diez años de la firma del Acuerdo de París, el principal pacto internacional para frenar el calentamiento global, la distancia entre los compromisos asumidos por los países y la realidad del clima se vuelve cada vez más grande. Si bien estas medidas permitieron bajar el avance descontrolado de las temperaturas, el mundo sigue lejos de cumplir el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 °C. Los últimos años fueron los más calurosos desde que existen registros y los fenómenos extremos (olas de calor, tormentas intensas, sequías e inundaciones) se repiten con mayor frecuencia e impacto.
En ese escenario, la política climática argentina atraviesa un momento de tensiones. La actual gestión nacional redujo su presencia en las cumbres internacionales sobre clima y presentó una nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) con cambios metodológicos que habilitan mayores niveles de emisiones futuras, una decisión que despertó cuestionamientos de especialistas y organizaciones ambientales. Mientras el debate político se intensifica, los efectos del cambio climático ya se sienten con claridad en los territorios.
En Entre Ríos, las señales del cambio climático se observan en la experiencia cotidiana. Así lo señaló en diálogo con Ahora ElDía Leandro Lódolo, observador meteorológico, quien realiza junto a su equipo mediciones de manera permanente. “Se nota un aumento de temperatura. Los fenómenos son un poco más intensos que antes, pero más cortos”, afirmó, y detalló que “El invierno está siendo cada vez más escueto, más corto, pero muy intenso. El verano está siendo mucho más largo y con más olas de calor que antes”. Lódolo recordó además que se han superado marcas históricas de temperatura: “Parámetros que venían aproximadamente desde 1960 se rompieron ahora, no solo en Entre Ríos, sino en general”.
Complementariamente, el experto climatológico Daniel Hernández explicó que el cambio es real, aunque también interviene la percepción social. “El clima de nuestra región inexorablemente está cambiando, arrastrado por el cambio climático global. No ha habido quiebres abruptos, pero la tendencia es al aumento de las temperaturas promedio”, sostuvo. A su vez, remarcó que la vida urbana amplifica la sensación térmica: ciudades con más cemento, menos árboles y ambientes refrigerados que generan fuertes contrastes al salir al exterior.
Las olas de calor se volvieron un fenómeno recurrente. Según Lódolo, “son un poco más prolongadas, intensas, y en nuestra región se suma el factor de la humedad”. Incluso recordó episodios de hasta nueve días consecutivos bajo condiciones extremas. “Eso antes no existía”, afirmó. Hernández coincidió en la definición técnica: una ola de calor ocurre cuando durante al menos tres días seguidos las temperaturas máximas y mínimas superan los valores medios de la región. Advirtió que el riesgo aumenta cuando las mínimas no bajan de los 23 °C, lo que eleva considerablemente la probabilidad de golpes de calor, sobre todo en personas mayores, niños y quienes trabajan al aire libre.
Otro cambio evidente que señalaron los profesionales es el comportamiento de las lluvias. “Las tormentas existieron siempre y van a existir”, aclaró Lódolo, “pero ahora son más intensas, de corta duración y muy localizadas”.
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Hernández profundizó este análisis y explicó que el calentamiento global está desplazando las ‘fronteras de comportamiento climático’: “Lo que antes era típico del clima subtropical de Misiones ahora se vuelve recurrente en nuestra región”. Además, coincidió con Lódolo: “Son menos frecuentes las tormentas a nivel regional (generalizadas), y mucho más comunes las sectorizadas, con precipitaciones generadas por celdas de tormenta que se activan y desactivan con una dispersión diferente y más fraccionada, de tal manera que es frecuente observar lluvias en algunas zonas de la misma ciudad y en otras no”.
Daniel aclaró lo que esto trae aparejado: “Esta variación en la intensidad puntual de las precipitaciones hace que muchas de las ciudades no estén preparadas para recibir una intensidad superior a los 60 milímetros por hora, lo que produce inundaciones urbanas. Aquí toman un rol de mucha importancia las obras y la infraestructura de redes de desagües pluviales”.
En Gualeguaychú, la red de desagües pluviales está organizada por cuencas, pero no toda la ciudad cuenta con infraestructura sistematizada. “El aumento de la intensidad de las precipitaciones hace que, por algún tiempo, muchas calles impidan la circulación, aunque en general la evacuación es rápida cuando cesa la lluvia”, explicó Hernández.
Ambos especialistas coincidieron en la necesidad de políticas preventivas. Lódolo destacó la importancia de usar la información oficial del Servicio Meteorológico Nacional y de los sistemas de alerta temprana. Hernández, por otro lado, resaltó el rol de las campañas de forestación, adecuadamente planificada y controlada.
De cara al futuro, Daniel expresó que, “sabiendo que la tendencia de cambio climático es inexorable, cabe a los gobiernos tomar medidas efectivas y preventivas para paliar la llegada de estos cambios. Esto implica la elaboración de planes en los que se simulan diversas situaciones, y generar acciones para evitar o minimizar sus consecuencias”.
El experto no excluyó el rol de la educación dentro de estas medidas: “Desde el uso racional de las energías, combatir el derroche de recursos escasos, o ejemplos más cercanos de comportamiento, como exigir la separación de residuos sólidos urbanos en casa, y una larga lista de deberes que deben cumplir los gobiernos”.
“Podremos ser protagonistas y hacedores de una ciudad mejor para ser vivida, no para el turismo, no para las fotos, sino para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo de Gualeguaychú”, concluyó.

