CRUCES DE UN LADO Y OTRO DE LA FRONTERA
Farmacéuticos locales descartan que la diferencia cambiaria esté llevando a la ruina a sus colegas uruguayos
La Asociación de Farmacias del Interior de Uruguay denunció un mercado de venta ilegal de medicamentos argentinos. Además afirmó que “hay uruguayos que traen el tratamiento para un año” de nuestro país, y que esta situación se acentúa en las ciudades fronterizas como Gualeguaychú. Por esto mismo, farmacéuticos locales explicaron las razones por las cuales esa acusación es muy difícil de llevar adelante. “Pareciera que los particulares encontraron un negocio comprando medicamentos en Argentina y vendiéndolo en Uruguay. Y estamos lejos de eso”, sostuvieron.
Amílcar Nani
La diferencia cambiaria entre Argentina y Uruguay sigue creando sensaciones encontradas al otro lado de la frontera: mientras que muchos uruguayos aprovechan el cambio a favor para darse una panzada consumista, el comercio en el vecino país siente que vive una sangría eterna.
Acá, en Gualeguaychú, ya son miembros habituales en el paisaje urbano los autos con patentes extranjeras, y ciertos puntos como el centro de la ciudad y la Costanera viven en un constante movimiento comercial, sobre todo los fines de semana. Y siendo más específico, al punto tal de que llamó la atención a medios de comunicación de nivel nacional, se describe como uno de los puntos de consumo más frenéticos sucede en las farmacias.
Lo cierto es que a comienzo de la semana pasada, la Asociación de Farmacias del Interior de Uruguay informó que denunciará ante los ministerios de Salud Pública (MSP) y de Economía, y la Dirección Nacional de Aduanas, una venta ilegal de medicamentos argentinos en territorios fantasmas. Según el comunicado presentado en los medios orientales, la gremial empresarial identificó a varios “viajeros fantasmas” que compran en nuestro país para ofrecer a farmacias del interior en Uruguay.
“Hay usuarios que traen el tratamiento para un año con el dinero que acá pueden comprar uno o dos meses de tratamiento. Contra eso es imposible competir. Es un usuario que desaparece de nuestras farmacias durante un año”, denunció el presidente del Centro de Farmacias del Uruguay, Enrique Padial.
En este sentido, también afirmaron que esta situación es más compleja para las farmacias del litoral uruguayo –las fronterizas con Gualeguaychú, Colón y Concordia–, donde los viajes hacia Argentina son a diario.
Sin embargo, a la hora de meterse en esta realidad, estas afirmaciones encuentran ciertas inconsistencias y exageraciones en el comunicado de la Asociación de Farmacias del Interior de Uruguay a la hora de afirmar que los farmacéuticos locales están fundiendo a sus colegas uruguayos.
La respuesta de las farmacias locales
“Para empezar, es muy difícil poder comprar un año de tratamiento de cualquier medicina en una farmacia de la ciudad”, afirmó el farmacéutico local e integrante del Colegio de Farmacéuticos de Gualeguaychú Nelson Gómez.
“La nota del Centro de Farmacias de Uruguay pareciera indicar que el uruguayo encontró una manera de hacer negocio comprando medicamentos en Argentina y revenderlos en Uruguay. Y estamos lejos de eso”, amplió Gómez.
Para entender los obstáculos a la hora de que alguien del otro lado de la frontera compre un medicamento acá, hay que aclarar varios puntos:
- Las únicas recetas que son válidas en Entre Ríos son las prescriptas por un médico matriculado en Argentina. En este sentido, las leyes que regulan las farmacias y los medicamentos son autónomas de cada provincia, y en el caso de Entre Ríos dice en uno de sus puntos que son válidas las recetas confeccionadas por un médico matriculado en la provincia.
- En caso de que alguien de Uruguay se venga a atender a Argentina por cualquier dolencia, tampoco puede pedir que le receten una cantidad excesiva de medicamento para tener un stock en el tiempo y ningún médico cedería ante semejante pedido; sin contar que una cifra tan exagerada haría desconfiar a cualquier farmacéutico.
“Es muy difícil que un uruguayo venga, se haga atender por un médico argentino y que este le haga una receta –de psicofármacos o analgésicos– para todo un año. Primero porque si alguien viene con una receta para un año de Rivotril, por ejemplo, soy yo el que elijo no vendérselo por más que tenga una receta hecha por una eminencia. Jamás he visto a ningún médico hacer algo así, y en caso de que exista una receta de ese tipo, lo más seguro es que sea apócrifa, y yo no la dispenso”, referenció el profesional farmacéutico local.
El último caso citado se trata, precisamente, de un psicofármaco, que por ser medicamentos de este tipo solamente se venden bajo “receta archivada”, y esto significa que ese paciente tiene que venir con una prescripción que completa con sus datos y está hecha por un médico matriculado en Argentina. Y lo más importante: esas recetas quedan archivadas en la farmacia y asentadas en un libro foliado, que sirve para que Salud Pública nos controle lo que compramos y lo que vendemos. Por lo tanto, otro obstáculo más a la hora de comprar en enormes cantidades este tipo de fármacos.
¿Pero qué pasa con los medicamentos de “venta libre” o de “venta bajo receta”?
“Es ahí cuando el farmacéutico tiene que usar su criterio para vender o no una cantidad razonable. Si viene alguien y me pide una Actrón 600, se la vendo; pero si me pide 500 cajas, no se lo vendo”, afirmó Gómez.
Entonces, en el caso de los medicamentos que no tienen un control estricto, prima más que nada una cuestión de criterio y sentido común.
En este sentido, desde la Cámara Argentina de Farmacia se informó que la denuncia de contrabando de grandes cantidades de medicamentos se maneja más en la esfera de los distribuidores y mayoristas que en el ámbito de las farmacias locales o de barrio. La logística para pasar esa enorme cantidad de fármacos para abastecer el mercado farmacéutico uruguayo no está al alcance de un particular que simplemente cruza la frontera, va a una farmacia de Gualeguaychú y pide una exageración.
Sin embargo, según los registros locales, si hay ciertos productos que los uruguayos tratan de llevarse en gran cantidad: medicamentos que hay en cualquier botiquín como Ibuprofeno o Paracetamol; y sobre todo productos de perfumería, como pasta de dientes, jabón de tocador, shampoo y crema enjuague, por ejemplo, que en Uruguay son de tres a ocho veces más caros.
“Pero de nuevo, es muy difícil que esas compras realizadas por particulares terminen siendo ingresadas luego en el circuito comercial uruguayo”, concluyó Gómez.