CRÓNICA A LA INTIMIDAD DE UNA FIGURA POLÍTICA LATINOAMERICANA
Felipe Martínez Garbino con Pepe Mujica: un viaje a la intimidad del ex Presidente de Uruguay
En junio pasado, el dirigente de Gualeguaychú tuvo la oportunidad de visitar al ex presidente de Uruguay José “Pepe” Mujica. Las gestiones para conseguir una invitación a la mítica casa, los periplos del viaje, los tesoros que el ex mandatario conserva con cariño y el cariño que siente por los entrerrianos fueron algunos tópicos que se abordaron para conocer un poco más a uno de los referentes políticos más importantes de Latinoamérica.
Por Amilcar Nani
El ex presidente uruguayo Pepe Mujica recibió en su casa de Montevideo a los jóvenes dirigentes entrerrianos Felipe Martínez Garbino (de Gualeguaychú) y Victoria Bozzolo (de Concepción del Uruguay), quienes estuvieron acompañados por el docente de la UADER, Federico Brugaleta.
Un viaje que comenzó a planearse en 2019, antes de la pandemia, y que fue precisamente el covid-19 el que lo dilató en el tiempo. Sin certezas y jugando una especie de carrera contra el tiempo, el tan ansiado peregrinaje comenzó a transitar por la incertidumbre, pero finalmente, un día, un llamado los puso de nuevo en el camino.
“El Pepe es una referencia no sólo política sino también ética y moral para muchos jóvenes que participamos en política, y para colmo lo tenemos acá al lado. Pepe es una persona grande. Empezamos a hacer los enganches a través de un periodista amigo uruguayo y le puso lo mejor a la gestión, pero vino la pandemia y quedó pendiente. Pero de pronto, este año nos llega el aviso de que en cinco días nos iba a recibir”, comenzó su relato Martínez Garbino en dialogo con Ahora Radio Cero.
¿Qué sintieron cuando supieron que todo se iba a poder realizar?
Imaginate: caminamos por las paredes hasta que llegamos a verlo. Pensábamos que nos iba a dar 20 minutos y que iba a ser un monólogo del Pepe, pero llegamos –vive en una chacrita que se llega por un camino de tierra, a cinco minutos de Montevideo camino a Colonia– y terminamos conversando varias horas.
Según el relato del gualguaychuense, en la esquina de la casa de Mujica hay una escuela rural, que luego supieron que se construyó con el 15% del sueldo que cobró como Presidente. El otro 80% lo donó siempre a instituciones de Uruguay y al 5% restante lo usó para vivir. “Es una escuela de agricultura y que quedó para el Estado y que es pública y que en su momento tuvo una función social muy interesante”, amplió.
Sin embargo, la primera sorpresa para la comitiva llegó cuando se encontraron con el personal de seguridad: “Pasando la escuela está la garita de seguridad, que tal y cual uno puede imaginar que es la seguridad de un presidente, rígida y complicada, en este caso nada que ver: son los mismos seguridad que tiene desde hace años y viven igual que el Pepe: están con harapos igual que él y les ha pegado una lavada de cabeza tremenda. Nos pusimos a charlar con los de seguridad porque Pepe en ese momento estaba en un tractor cosechando ajo”.
“Teníamos la premisa de un invadirlo, y si era necesario no darle pelota no se la dábamos. Entonces, cuando termina se baja del tractor y se sube a una especie de carrito de golf que usa para moverse dentro de la chacra, y sobre que llegó y nos ve nos cuenta que está cosechando ajo porque China está monopolizando la producción de ajo en el mundo y pudo voltear las cadenas de producción de ajo en Estados Unidos y que ahora lo están modificando genéticamente y que nosotros no podíamos quedarnos de brazos cruzados”, relató con todos los pormenores de la situación.
“Entonces empezó una charla de más de dos horas y media en la cual le tuvimos que pedir que corte porque lo estaban llamando para que vaya a comer. Los de seguridad nos habían pedido que, si se pasaba de tal horario, que lo cortemos nosotros, y lo intentamos tres veces, pero él siempre sacaba otro tema. Hasta que finalmente nos invitó a pasar a su casa”, afirmó Martínez Garbino.
La casa de Mujica también está cargada de un halo de misticismo y leyenda: se sabe que sigue firme con un estilo de vida humilde y que los lujos no lo desvelan. Cuando ingresó la comitiva entrerriana a la vivienda, vieron que Lucía Topolansky, ex vicepresidenta de Uruguay y compañera del Pepe de toda la vida, estaba haciendo un puchero. “No nos sentamos a almorzar porque sentíamos que ya estábamos abusando de su hospitalidad”.
Entonces, una vez dentro, comenzó a hablar de su relación con los entrerrianos: “El Pepe es un tipo de carácter muy fuerte, hasta huraño, pero quiere mucho a los entrerrianos, por eso creo que encajamos muy bien. Dice que somos más uruguayos que porteños, y algo de razón tiene porque tenemos costumbres muy similares y ellos nos ven como hermanos. También es parte de la historia, y que por diferentes razones Misiones, Corrientes y Entre Ríos han quedado de un lado de la frontera, pero seguimos siendo parte de la misma familia”.
“Lucía también quiere mucho a las entrerrianas. Nos contó una historia de cuando estuvo presa y en la celda de al lado había dos mujeres de Paraná que cuando les dijeron que las iban a trasladar se pusieron a cantar juntas la Marcha Peronista y se pusieron a llorar. Después nunca volvió a saber nada sobre ellas, hasta que se hizo la Cumbre del Mercosur en Paraná, en 2014, y fue para allá a acompañar al Pepe y se reencontró con estas mujeres. Fue algo muy emotivo”, relató.
¿Qué más encontraste dentro de la casa del Pepe?
Siempre me dijeron que para conocer a una persona tenés que ver qué libros tiene en su biblioteca. En la del Pepe me encontré mucho material sobre el Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez, el Papa Francisco –con quien tiene muy buena relación– y algo de Eva Perón. Después, nos mostró ese objeto preciado que todos tenemos guardado bajo siete llaves (en mi caso es la camiseta firmada por Diego Maradona). Nos dice: ‘No se pueden ir sin ver esto’ y trate un morral verde, que dentro había otro morralito y dentro dos cuadernitos. Eran los diarios que tenía Ernesto Che Guevara cuando lo asesinaron en Bolivia. Todos los escritos en puño y letra del Che. Creo que es lo único limpio que vi en la casa.
¿Desentonaba eso con el resto?
Es que la lado podías tener una palangana en el medio del comedor para las goteras del techo, y en la mesa vinos un frasco cubierto de polvo, y cuando le preguntamos que había dentro nos dice que es un huevo de oro que le regaló algún príncipe de medio oriente que fue en persona a llevárselo a la casa y él lo dejó ahí en el medio de la mesa y que ahora está todo cubierto de tierra.
¿Te sorprendió ese cuadro?
Por fanático he visto todo tipo de documental sobre el Pepe, así que me imaginaba que podíamos encontrar cosas como esas. Medio en broma nos decíamos a nosotros en la previa del encuentro cosas como: ‘Mirá si llegamos y nos dice que estuvo andando en lancha en Punta del Este’ (risas) Se nos hubiera caído un ídolo. Es consecuente a lo que siempre mostró. Inclusive en su personalidad: te pregunta cosas, quiere saber tu opinión, te escucha y te responde, pero nunca desde un pedestal.