Florencio Molina Campos, pintor de gauchos
Sin ir a academias, aquel niño nacido en 1891 aprendió solito a dibujar en los campos del Tuyú. Reproducía los gauchos, sus amigos, que conoció más de cerca a los 9 años, cuando una creciente lo retuvo varios meses.
Por Gustavo RivasAsí nació su atracción por el campo y un cariño sincero por el gauchaje, del que fue descubriendo valores, debilidades, habilidades y picardías. De regreso a Bs. As. siguió pintando esos recuerdos. En 1905 celebró la noticia del traslado a E. Ríos, al arrendar su padre Florencio Molina Salas, el campo La Matilde en Concordia. Allí alternó con gauchos entrerrianos; fue una etapa muy feliz que se tronchó en 1907 -tenía 15 años- cuando su padre falleció repentinamente. Su madre, Josefina Campos regresa a Bs. As. donde Florencio y sus hermanos tuvieron que emplearse. La nostalgia lo indujo a pintar y lo hacía sobre cajas de ravioles. Anduvo por Chile y Santiago del Estero, donde se hizo hachero.En 1915 empieza a dar a sus personajes un tono humorístico, aunque no pensaba sacarlos de su casa. También pintaba cuadros con nombres franceses y fechas antiguas para poder venderlos.. y bue... tenía que rebuscarse.En 1926 sus amigos convencen de presentar sus cuadros en la exposición de la Sociedad Rural. Llevó 61, los vendió a todos y su mayor comprador fue el Presidente Marcelo T. de Alvear. Al otro día - su cumpleaños 35- todos los diarios hablaban de él. En 1927 preparaba una exposición en M. del Plata, cuando pasaron unas maestras mendocinas. A una -Elvira Ponce Aguirre- le pidió que lo acompañara para recibir allí a Alvear y su esposa, Regina Pacini. Ella aceptó y nació un amor imposible: él era separado; no podía ser. Cinco años después se encontraron en la Confitería El Molino y no se separaron más. Luego, por las dudas ¡se casaron 3 veces!Ese año hace otra exposición en la Soc. Rural con una innovación. Un gaucho "secretario", repartía invitaciones con este texto: "Mi apresiable señor: Tomo la pluma con el devido rispecto pa saludarlo i diciarle salud i paso a decirle que mi patrón lo emvita pa ver los Motivos Gauchos que espondrá en la Esposeción Rural dende el 27 deste mes. Ací pues que lo saludo con todo rispecto y me le manda memoria mi Patrón ques Don F. Molina Campos - Tiléforo Areco - Disculpe que haiga manchas i no salen y tamien, son del asau que era gordo por demás".En 1929 se inscribe para viajar becado en E. Unidos a estudiar dibujos animados. En 1930 firma un contrato con la Fábrica Argentina de Alpargatas para ilustrar 12 almanaques de 1931. Su aparición conmocionó al país; jamás se había visto un éxito semejante. Los almanaques circulaban por millones; muchos los recuerdan en los boliches de campo por todo el país. Lo sorprendente es que los mismos gauchos caricaturizados, los colgaban en sus ranchos porque -lejos de ofenderse- se sentían representados por alguien que los conocía en profundo y lo hacía con un dejo de cariño: alguno le llamó con acierto "la pinacoteca de los pobres". Aunque con el tiempo, muchos porteños que despreciaban los almanaques, luego pagaban fortunas por sus originales.La serie continuó hasta 1934 y se repitió del 40 al 45; se imprimieron 18 millones. Con la ganancia inicial, viajó a Paris y Londres, donde trabó amistad con Charles Chaplin; finalmente llegó a E. Unidos.De regreso en 1932, participó en una exposición del Centenario de Concordia y además, donó un cuadro al Hospital que sostenía la Sociedad de Beneficencia.En 1934 ilustra para un autor de Gualeguaychú. Ese año, el Dr. Félix E. Etchegoyen, abogado y escritor de fuste, presenta la 2da. edición de su libro de sonetos políticos satíricos Cardos y Abrojos, editado por Guillermo Kraft. Molina Campos le regaló la tapa alusiva, con una típica votación rural. Y Toto le dedicó la obra con esta leyenda impresa en su pág. 5: "A Florencio Molina Campos, en la fraternidad de la risa". Eran amigos y alguna vez lo visitó en nuestra ciudad. Para la misma editorial ilustró el Fausto en 1942.En 1935 realiza una serie de audiciones radiales para difundir el criollismo. Ese año visita el país el Presidente brasileño Gettulio Vargas y le ofrecen escoger uno, de 3 cuadros suyos ¡eligió los 3! En 1936 dijo en un homenaje a Ricardo Güiraldes:"Yo le diría a los escritores, a los músicos, a los pintores: vayan a la pampa, a los montes, a las sierras y recojan nuestro inmenso caudal disperso, que aún están a tiempo para salvar el folklore nativo. ¡Triste será que las futuras generaciones nos pidan cuentas! ¡Triste será que no podamos decirles qué fue del gaucho, y qué hemos hecho por mantener la tradición nacional! Cruda verdad: todo aquello se fue perdiendo. Conoció al personaje real de su amigo: Don Segundo Sombra (se llamaba Segundo Ramírez). Cuando terminó de pintarlo a lápiz, le pidió al gaucho que firmara y al hacerlo, se le quebró el lápiz. En el Museo de Moreno se conserva el dibujo con la firma interrupta.En 1937 logra la beca para E. Unidos. Estando él allá, visita nuestro país Walt Disney, que deseaba conocerlo. Elvirita lo recibe en su casa de Pacheco de Melo 1957 y arregla el contrato para su incorporación a Hollywood con una condición: viajar con ella. Allá se vinculó con célebres personajes y en los estudios de la Paramount le enseñó a bailar malambo ¡a Fred Astaire!En 1942 la Minneapolis, compañía de máquinas agrícolas, le encarga tapas para almanaques con escenas campestres. Desde 1944 a 1958 el éxito fue comparable al de Alpargatas y los millones de réplicas lo hicieron tan célebre como acá. Entre sus admiradores estaban Franklin D. Roosvelt, Dwight Eisenhower, John Wayne y Nelson Rockefeller. Éste le ofreció una fuerte suma para pintar una serie de cow boys. Con honestidad le contestó: "Mr. Rockefeller, si le aceptara, le estaría robando la plata, me es imposible: nunca podría penetrar sus almas". Sin embargo, penetró la de los negros y pintó una magnífica serie de ellos.De vuelta al país, en 1955 decide con Elvirita fundar una escuela en Moreno, para niños pobres. Un día, al verla colmada, le dijo a ella: "Míralos, he ahí mi mejor pintura". Otro rasgo suyo era el amor por los animales. En Noviembre de 1959 al morir su caballo "Gaucho", lleno de dolor, él mismo le cavó la tumba. Y la suya propia: ese esfuerzo fue excesivo; cayó enfermo y a los pocos días, el 16, murió. Al recibir la extremaunción le dijo al cura: "Padre: mi único pecado es haber amado tanto a esta mujer".Desde entonces, Elvirita se convirtió en cultora de su memoria. En 1987 publicó su libro "F. Molina Campos en mi vida".Gualeguaychú no lo olvida: en 1992 un curso del Inst. Agrotécnico lo evocó con una memorable carroza. Por aquel entonces, Nora Lago, ceramista de Colón, expuso acá -invitada por Mamita Rivero- su magnífica colección de figuras molinacampescas. En 1993 dí una charla sobre él, auspiciada por Ceycfolk en el I. Magnasco. Después, visitamos a Elvirita con el niño Juan E. Villagra, admirador del artista y su padre, Juan. Le llevamos un video de la charla, que ella retribuyó con un ejemplar autografiado de su libro. Hace 15 años, dos jóvenes artistas Yari Casanova y Adrián Ghiglia pintaron una reproducción gigantesca. Este año, alumnos de Plástica en Villa Malvina orientados por Claudia Acosta, hicieron caballos en madera como los de Molina Campos.Y hoy El Día, por nuestro intermedio, le rinde su homenaje.
Por Gustavo RivasAsí nació su atracción por el campo y un cariño sincero por el gauchaje, del que fue descubriendo valores, debilidades, habilidades y picardías. De regreso a Bs. As. siguió pintando esos recuerdos. En 1905 celebró la noticia del traslado a E. Ríos, al arrendar su padre Florencio Molina Salas, el campo La Matilde en Concordia. Allí alternó con gauchos entrerrianos; fue una etapa muy feliz que se tronchó en 1907 -tenía 15 años- cuando su padre falleció repentinamente. Su madre, Josefina Campos regresa a Bs. As. donde Florencio y sus hermanos tuvieron que emplearse. La nostalgia lo indujo a pintar y lo hacía sobre cajas de ravioles. Anduvo por Chile y Santiago del Estero, donde se hizo hachero.En 1915 empieza a dar a sus personajes un tono humorístico, aunque no pensaba sacarlos de su casa. También pintaba cuadros con nombres franceses y fechas antiguas para poder venderlos.. y bue... tenía que rebuscarse.En 1926 sus amigos convencen de presentar sus cuadros en la exposición de la Sociedad Rural. Llevó 61, los vendió a todos y su mayor comprador fue el Presidente Marcelo T. de Alvear. Al otro día - su cumpleaños 35- todos los diarios hablaban de él. En 1927 preparaba una exposición en M. del Plata, cuando pasaron unas maestras mendocinas. A una -Elvira Ponce Aguirre- le pidió que lo acompañara para recibir allí a Alvear y su esposa, Regina Pacini. Ella aceptó y nació un amor imposible: él era separado; no podía ser. Cinco años después se encontraron en la Confitería El Molino y no se separaron más. Luego, por las dudas ¡se casaron 3 veces!Ese año hace otra exposición en la Soc. Rural con una innovación. Un gaucho "secretario", repartía invitaciones con este texto: "Mi apresiable señor: Tomo la pluma con el devido rispecto pa saludarlo i diciarle salud i paso a decirle que mi patrón lo emvita pa ver los Motivos Gauchos que espondrá en la Esposeción Rural dende el 27 deste mes. Ací pues que lo saludo con todo rispecto y me le manda memoria mi Patrón ques Don F. Molina Campos - Tiléforo Areco - Disculpe que haiga manchas i no salen y tamien, son del asau que era gordo por demás".En 1929 se inscribe para viajar becado en E. Unidos a estudiar dibujos animados. En 1930 firma un contrato con la Fábrica Argentina de Alpargatas para ilustrar 12 almanaques de 1931. Su aparición conmocionó al país; jamás se había visto un éxito semejante. Los almanaques circulaban por millones; muchos los recuerdan en los boliches de campo por todo el país. Lo sorprendente es que los mismos gauchos caricaturizados, los colgaban en sus ranchos porque -lejos de ofenderse- se sentían representados por alguien que los conocía en profundo y lo hacía con un dejo de cariño: alguno le llamó con acierto "la pinacoteca de los pobres". Aunque con el tiempo, muchos porteños que despreciaban los almanaques, luego pagaban fortunas por sus originales.La serie continuó hasta 1934 y se repitió del 40 al 45; se imprimieron 18 millones. Con la ganancia inicial, viajó a Paris y Londres, donde trabó amistad con Charles Chaplin; finalmente llegó a E. Unidos.De regreso en 1932, participó en una exposición del Centenario de Concordia y además, donó un cuadro al Hospital que sostenía la Sociedad de Beneficencia.En 1934 ilustra para un autor de Gualeguaychú. Ese año, el Dr. Félix E. Etchegoyen, abogado y escritor de fuste, presenta la 2da. edición de su libro de sonetos políticos satíricos Cardos y Abrojos, editado por Guillermo Kraft. Molina Campos le regaló la tapa alusiva, con una típica votación rural. Y Toto le dedicó la obra con esta leyenda impresa en su pág. 5: "A Florencio Molina Campos, en la fraternidad de la risa". Eran amigos y alguna vez lo visitó en nuestra ciudad. Para la misma editorial ilustró el Fausto en 1942.En 1935 realiza una serie de audiciones radiales para difundir el criollismo. Ese año visita el país el Presidente brasileño Gettulio Vargas y le ofrecen escoger uno, de 3 cuadros suyos ¡eligió los 3! En 1936 dijo en un homenaje a Ricardo Güiraldes:"Yo le diría a los escritores, a los músicos, a los pintores: vayan a la pampa, a los montes, a las sierras y recojan nuestro inmenso caudal disperso, que aún están a tiempo para salvar el folklore nativo. ¡Triste será que las futuras generaciones nos pidan cuentas! ¡Triste será que no podamos decirles qué fue del gaucho, y qué hemos hecho por mantener la tradición nacional! Cruda verdad: todo aquello se fue perdiendo. Conoció al personaje real de su amigo: Don Segundo Sombra (se llamaba Segundo Ramírez). Cuando terminó de pintarlo a lápiz, le pidió al gaucho que firmara y al hacerlo, se le quebró el lápiz. En el Museo de Moreno se conserva el dibujo con la firma interrupta.En 1937 logra la beca para E. Unidos. Estando él allá, visita nuestro país Walt Disney, que deseaba conocerlo. Elvirita lo recibe en su casa de Pacheco de Melo 1957 y arregla el contrato para su incorporación a Hollywood con una condición: viajar con ella. Allá se vinculó con célebres personajes y en los estudios de la Paramount le enseñó a bailar malambo ¡a Fred Astaire!En 1942 la Minneapolis, compañía de máquinas agrícolas, le encarga tapas para almanaques con escenas campestres. Desde 1944 a 1958 el éxito fue comparable al de Alpargatas y los millones de réplicas lo hicieron tan célebre como acá. Entre sus admiradores estaban Franklin D. Roosvelt, Dwight Eisenhower, John Wayne y Nelson Rockefeller. Éste le ofreció una fuerte suma para pintar una serie de cow boys. Con honestidad le contestó: "Mr. Rockefeller, si le aceptara, le estaría robando la plata, me es imposible: nunca podría penetrar sus almas". Sin embargo, penetró la de los negros y pintó una magnífica serie de ellos.De vuelta al país, en 1955 decide con Elvirita fundar una escuela en Moreno, para niños pobres. Un día, al verla colmada, le dijo a ella: "Míralos, he ahí mi mejor pintura". Otro rasgo suyo era el amor por los animales. En Noviembre de 1959 al morir su caballo "Gaucho", lleno de dolor, él mismo le cavó la tumba. Y la suya propia: ese esfuerzo fue excesivo; cayó enfermo y a los pocos días, el 16, murió. Al recibir la extremaunción le dijo al cura: "Padre: mi único pecado es haber amado tanto a esta mujer".Desde entonces, Elvirita se convirtió en cultora de su memoria. En 1987 publicó su libro "F. Molina Campos en mi vida".Gualeguaychú no lo olvida: en 1992 un curso del Inst. Agrotécnico lo evocó con una memorable carroza. Por aquel entonces, Nora Lago, ceramista de Colón, expuso acá -invitada por Mamita Rivero- su magnífica colección de figuras molinacampescas. En 1993 dí una charla sobre él, auspiciada por Ceycfolk en el I. Magnasco. Después, visitamos a Elvirita con el niño Juan E. Villagra, admirador del artista y su padre, Juan. Le llevamos un video de la charla, que ella retribuyó con un ejemplar autografiado de su libro. Hace 15 años, dos jóvenes artistas Yari Casanova y Adrián Ghiglia pintaron una reproducción gigantesca. Este año, alumnos de Plástica en Villa Malvina orientados por Claudia Acosta, hicieron caballos en madera como los de Molina Campos.Y hoy El Día, por nuestro intermedio, le rinde su homenaje.
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