Gabriel Díaz: “Central Entrerriano es mi segunda casa”

El Tucumano es el referente del básquet centralista. A los 43 años sigue dando cátedra en cada partido. Jugó en los principales equipos del básquet nacional y vistió la celeste y blanca. Debutó en primera a los 15 años en Pacífico de Bahía Blanca. Trabaja en las inferiores rojinegras.Con las primeras sombras de la noche, Gabriel Díaz marca el final de la práctica de los más chiquitos en el playón deportivo de Central. Luego, el alero que jugó 20 años en Liga Nacional, recoge los elementos de trabajo y los traslada a la zona de vestuarios. Lo hace en silencio, acompañado de dos pibes que se ofrecen como ayudantes.Una imagen que se repite a diario. Perfil bajo de uno de los mejores jugadores que ha dado el básquet argentino. Un alero que, a los 43 años, levanta a la tribuna con sus jugadas y la garra que pone en cada acción. Es el referente de Central Entrerriano, club al que considera su "segunda casa, aunque mi señora dice que es la primera, porque estoy más acá que en mi domicilio", comenta, entre risas.El tucumano va a cada pelota como si fuera la última. Gana en los dos tableros, ante jugadores de mayor talla, contextura física y menor edad; saltando hasta tres veces en una misma jugada. Tamaño esfuerzo es recompensando con una ovación, que se repite varias veces en un mismo juego. "El cariño de la gente de Central es único y te llega", comenta Gaby.Nació en Tucumán, pero el básquet lo llevó a recorrer buena parte de la geografía nacional. Desde hace un tiempo está radicado en la ciudad. "En Gualeguaychú encontré mi lugar en el mundo", enfatiza. Viene de una familia que respira básquet. Su padre fue uno de los mejores jugadores tucumanos de la historia, inclusive tiene una estatua que lo recuerda en el ingreso a Tucumán BB. "Le decían Tompi, jugaba muy bien y es uno de los históricos en el básquet tucumano", comenta y agrega que una tía, Norma Díaz de Mansilla, jugó en la Selección Argentina."No había chance de que jugara otro deporte, aparte era muy malo jugando al fútbol". Es así que se metió de lleno en el mundo de la naranja. Si bien comenzó a jugar en Tucumán BB, tuvo un paso inicial por Firmat, debido a que su padre fue técnico, cuando él tenía cuatro años.Con solo catorce años, armó las valijas para trasladarse a la Capital Nacional del Básquet, Bahía Blanca. "Me vio el entrenador Daniel Frola, actualmente en Chile, en un argentino de cadetes, y me quiso llevar a Olimpo, jugaba Liga A, pero Frola se fue del Aurinegro y termino en Pacífico, donde se desempeñaba Néstor García en las formativas", relató."Arreglo con el entrenador y juego en cadetes, ganando todo lo que disputamos", agregó. El debut en la Liga Nacional Al poco tiempo sube a primera y hace su presentación en la Liga Nacional. "Tenía solo quince años, tiempo en que la liga se jugaba de marzo a diciembre, iba al banco y en un partido ingresé con la fortuna de marcar un doble y después pude jugar dos partidos más".A los dieciséis, empezó a sumar minutos, en buena parte, porque el club "comenzó a utilizar a los juveniles, debido a algunos problemas económicos, aunque no se armó un mal equipo", rememora. Experiencia europea Con edad de cadete, se embarcó en un vuelo con destino a España. "Fue un mes en el Tau Cerámica, ahora Caja Laboral, pero lamentablemente no arreglaron entre los clubes y tuve que regresar a Tucumán", recuerda el alero. Cañada de Gómez Los caminos del básquet lo llevaron a Sport Club. "Teníamos un muy buen equipo. Jugaban dos americanos de primer nivel, Byron Wilson y Clarence Hanley, además de nacionales destacados: Diego Maggi, Luis Oroño, José Small, Alejandro Montecchia", entre otros.A Sport llegó como reclutado junto al "Puma" Montecchia, histórico base de la Selección, con quien "arribamos a la final, pero nos encontramos con un Atenas (Córdoba), fantástico, que barrió la serie 3-0, en una Liga corta por el tema del mundial", destaca. La Rioja Después de jugar cinco temporadas en Sport, pasó a Andino de La Rioja. "Tengo los mejores recuerdos, mucho cariño de la gente, algo similar a Cañada. Me costó dejar La Rioja, pero la situación económica del club no daba para más", puntualiza. Estudiantes de Olavarría En el equipo cementero ganó todo lo que disputó: Liga Nacional, Panamericano de Clubes y Liga Sudamericana, entre el 2000 y el 2002. Nuevamente golpeó las puertas del básquet europeo, esta vez en Italia, donde alcanzó a jugar algunos partidos como "extranjero en la A1, en la Reggio Calabria", pero no consiguió la ciudadanía y tuvo que pegar la vuelta.De regreso en Argentina, jugó una temporada en Libertad de Sunchales y otra en Atenas, hasta que se cruza en el camino Central Entrerriano. El Rojinegro Integró un equipo formidable en la temporada 2005-2006, que terminó en el sexto puesto. Luego sufrió una lesión, Central perdió la categoría y se fue a Belgrano de San Nicolás a jugar el Torneo Nacional de Ascenso, donde arrancó el torneo a "mitad de temporada por una lesión en la rodilla".Un año en San Nicolás y vuelta a Entre Ríos, aunque en este caso a La Unión de Colón. "Esa temporada en Central había otros dirigentes que no me contrataban y no me quedó otra que irme a San Nicolás y Colón", acota y recuerda que ya "estaba radicado en la ciudad".En el Rojo de Colón, bajo las órdenes de Martín Guastavino, jugó dos años, para luego regresar a Gualeguaychú, a defender los colores de Racing. "Ganamos la Liga Provincial, lo que nos permitió jugar la Liga B", donde fue cortado, en una decisión que todavía no se entiende. Parecía que dejaba el básquet, pero Neptunia le abrió las puertas y jugó una vez más la Liga Provincial. Hasta que Central le ofreció vestir la rojinegra. "Me reincorporé, ganamos la Liga Provincial, ascendimos y estamos disputando, por segundo año consecutivo, el Torneo Federal", relata. Central Entrerriano "El club es muy importante en mi vida. Soy jugador, entrenador de los chicos y ocupa mucho de mi tiempo. Es una entidad a la que le tomé un cariño muy grande, porque me da la oportunidad de seguir jugando, trabajar y aprender. Trabajo, junto a Martín Pascal, con los más chiquitos hasta la U13, y colaboro con Fabricio Rodríguez en U15 y U17", cuenta. La Herencia Sus dos hijos mayores juegan básquet. Alejo en Neptunia y Mateo en Racing. Al respecto, Díaz destacó que lo importante es "disfrutar del deporte, que no tengan presión, porque es muy difícil ser el hijo de un jugador conocido; es algo que puede transformarse en una carga".Durante el Argentino U13, que ganó Racing, Gabriel siguió a Mateo desde lo alto de la tribuna en Juventud Unida, como un espectador más. "Trato de tomarlo con calma. Tiene su entrenador, está en su club y debe hacer su vida. Si quiere ayuda, la va a tener en lo que necesite; veo que muchos padres se equivocan en querer estar arriba de los hijos". La Selección Considera que su paso por la Selección fue corto y que le hubiese gustado jugar más, aunque tuvo "oportunidades que no se dieron por una u otra cosa, Sudamericanos que no pude jugar, porque los equipos no terminaban a tiempo, como pasó en mi etapa de cadete. Me encontraba en España y no llegué a tiempo para jugar con la celeste y blanca". El Dato Gabriel Díaz, jugó 822 partidos y anotó 10.528 puntos en 20 años de competencia en la máxima categoría del básquet argentino. Además, enfrentó a jugadores de la talla de Oscar en una liga sudamericana
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