“Gualeguaychú es un semillero de buenos artistas; no hay que buscar nada afuera”

Claudia Vaispapir se define como profesora de danzas, pero su trayectoria tiene una amplitud como pocas en el mundo del arte. Junto a Elisa Zonis se animaron a adaptar a la danza a "Drácula" y tuvieron un gran éxito. Ahora, disfruta su presente y asegura que no tiene grandes sueños. "Sólo quiero disfrutar lo que tengo", confiesa. Mónica Farabello Relajada y en "su lugarcito" como define Claudia a su salón de ensayos, nos recibe para hablar de arte, de danza, de los jóvenes de ahora y de los de antes. Cómo se acercó a la danza y además cómo la vive ahora. ¿Hace cuántos años que te dedicás a la danza?-Muchos. Con Elisa Zonis estoy hace 30 años. Me acerqué a ella para seguir con las clases y nada más y terminamos formando una amistad muy fuerte, con ella, con los hijos también, y así fue que empecé a ayudarla y ahí me quedé."Es como un matrimonio no tradicional", dice y se ríe con ganas. ¿Es terapéutico el arte?-He tenido muchos problemas a nivel salud en mi entorno familiar. Y esto me ayudó un montón a salir, yo lo disfruto mucho. No soy ni socia, ni empleada de Elisa; somos amigas y a mí me hace bien trabajar con ella porque a través de los años la amistad fue cada vez más fuerte y somos como hermanas a esta altura. ¿Cuáles han sido los logros y tus primeros pasos?-Yo en un momento puse mi instituto. Tenía bastante gente; yo iba a Buenos Aires me contacté con ella empecé con las clases. La profesora nuestra que nos formó estaba a cargo de la dirección. Y bueno, me contacté con ella yo puse un instituto y ahí empezamos cierta amistad con Elisa. Y después a mí se me complicó con un tema de salud muy fuerte en el tema familiar y yo cerré. Pero seguía. Iba y tomaba clases y me ayudaba. Estaba haciendo un ballet. Hicimos cursos con Elisa en el Teatro Colón, por todos lados. Nos metíamos por ahí en alguna academia que veíamos íbamos, probábamos. ¿Cuál es la rama de la danza con la que te sentís más cómoda?-A mí me gusta dar clases de clásico. Pero damos español también. Un poco de jazz. La base es clásica, porque el clásico te da para que puedas dar cualquier cosa. Es lo primero. La madre de la danza es el clásico. ¿Y con qué tipo de alumnos te encontrás en Gualeguaychú?-Yo trabajo con los adolescentes y los adultos. Son dispuestos. Creo que si uno les hace querer lo que hacen, ellos también lo van a querer, pero la verdad es que van con ganas, van con pilas. No hay problemas de decir que alguien esté obligado. Y en mi alumnado hay de todo, cada una tiene una condición diferente. ¿Hay talento en Gualeguaychú?-Hay mucho talento. ¡Sí, claro que sí, hay mucho talento en Gualeguaychú! Hay talento en todas las áreas del arte. Siempre digo que Gualeguaychú es un semillero de buenos artistas y que por eso no hay que buscar nada afuera, pero no solo en danza, sino también en teatro, en música, en pintura. Está llena de artistas esta ciudad. ¿A qué crees que se debe esa categoría de artistas?-Creo que cuando los de mi generación éramos chicos, nos mandaban a danza, a guitarra, a piano. No había mucho porque era muy poca la gente que daba clases. Había dos en guitarra, uno en piano, dos en danza. Creo que la generación nuestra hizo que a la gente después le guste. Entonces, esa generación nuestra hizo que reflote todo eso porque cada uno en su área dio su aporte. ¿Los adultos se acercan a la danza como un escape de las obligaciones?-¡Totalmente! El arte es sanador; es el ratito de uno. Viste cuando te dicen "tomate un tiempo para vos". Bueno, eso es un tiempo para vos sola; si bien es grupal, cada uno individualmente lo disfruta sin nadie de la familia, nadie que te esté mirando. Además ningún adulto pretende ser bailarín ni mucho menos. Van para disfrutarlo. Y hay gente de teatro que les sirve para largarse, para soltar la expresión y también te sirve en la vida para desenvolverte porque te da esa soltura y te desinhibe. ¿Te resulta fácil comunicarte con los adolescentes a la hora de dar clases?-Tengo buena conexión con ellos. Ellos pueden decirme lo que quieran, me respetan un montón, jamás me he encontrado con una situación engorrosa, con una falta de respeto de alguien. Y tengo cierto lenguaje adolescente que hace que fluya la relación.Van predispuestos, porque nadie va obligado, y nunca he tenido un problema. Drácula: un gran desafíoPara celebrar los 30 años del Instituto, Elisa Zonis y Claudia Vaispapir se lanzaron a hacer una obra compleja, difícil, sin dudas un gran desafío.Claudia recuerda que "lo propuso Elisa con la hija. Logramos algo mezclado; no fue puramente ballet sino mezcla de teatro con la danza. Fue un trabajo bastante arduo; muchas horas.El primer día que llego, ya estaban los personajes de "Lucy, Nina y la mesera" por ejemplo. Y de ahí en más, hicimos una convocatoria; fue todo un tema porque las canciones tenían que coincidir mucho la imagen del actor, con la voz".Otro de los desafíos que Claudia resalta es que "tenían que acompañar la canción, la letra con los movimientos. Había que hablar y la música te habla; a mi la música me va hablando y me va diciendo para dónde tengo que ir."Y salió, y se llenó el Teatro. No volaba ni una mosca. Cuando hay silencio es porque funciona", dice Claudia con una sonrisa. ¿Cuál es tu nueva meta, luego de este éxito?-He tenido oportunidades que están pendientes en Buenos Aires para trabajar como coreógrafa. Pero la familia y los hijos son lo más importante para mí. Así que yo no tengo un sueño o algo para más adelante, porque voy en el trayecto con los proyectos que vamos teniendo; quiero que eso salga bien y quiero disfrutarlo. Yo disfruto mucho con los alumnos, con los adolescentes.Uno nunca sabe que se le puede presentar en la vida. Y eso se ve en el momento que llega y si llega...
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios