LOS MÚLTIPLES BENEFICIOS DE PLANTAR ÁRBOLES NATIVOS
Gualeguaychú necesita unos 15 mil árboles más para tener un medio ambiente saludable
El arbolado urbano de Gualeguaychú sigue siendo deficitario, y no sólo porque faltan ejemplares. Muchos vecinos no son conscientes de la importancia estratégica de la flora nativa. Plantar un árbol en la vereda, así, es una decisión ecológica que suele ser subestimada.
En Gualeguaychú se estima que hay alrededor de 48.500 árboles distribuidos en barrios, calles, avenidas y plazas, según datos de la Dirección de Espacios Verdes municipal.
Pero se trata de una cantidad de ejemplares insuficiente en relación al ideal. “Para el número óptimo, falta un 30% más de ejemplares”, reconoció a Ahora ElDía el ingeniero Emilio Montefinale, director del área mencionada.
Es decir, se necesitaría incorporar unos 15.000 ejemplares más. Al respecto, el funcionario fundamentó su apreciación señalando que, por la longitud de las cuadras de la ciudad, que son de 65 metros aproximadamente, “deberíamos tener al menos entre 7 y 8 árboles de mediano porte por vereda y por cuadra”.
Hay varias razones que explican este déficit. En principio hay vecinos a los que les resulta indiferente la ausencia de elementos naturales en el entorno urbano. O que no asumen la responsabilidad de plantar nuevos ejemplares o reponerlos.
Hay personas que, teniendo espacio suficiente en su vereda, prefieren no plantar árboles para que otros no estacionen vehículos frente a su domicilio, o para que la planta no “estropee” la estética de su vivienda.
Pero muchos de ellos luego estacionan sus autos bajo los árboles de sus vecinos, para aprovechar la sombra que proporcionan. En esencia les molesta la presencia del árbol en su propiedad, aunque no dudan en usufructuar el ajeno.
Y esto no es un problema socioeconómico. Algunas zonas céntricas, donde suelen vivir vecinos acomodados, con recursos monetarios, aparecen despobladas de árboles.
Hay que destacar que la Ordenanza Nº12.447/2020, que es la normativa que rige para el sector, obliga a los frentistas “que no posean árboles en su frente colocar al menos (…) 1 árbol cada 8 metros, respetando las entradas/salidas de agua y cloacas, garajes, ochavas, luminarias y otros elementos de infraestructura urbana”.
La cuestión del arbolado es un reflejo de la cultura de los vecinos. Al igual que la higiene urbana y el tránsito, involucra una construcción colectiva.
Muchas personas no llegan a dimensionar la importancia del arbolado urbano. ¿Pero qué sería de Gualeguaychú sin la presencia de estos seres vivos que nos dan sombra, regulan la temperatura, purifican el aire, protegen el suelo, albergan otros seres, amortiguan la contaminación acústica y embellecen la ciudad?
Es un hecho, por otro lado, que Gualeguaychú no fue diseñada en su origen para tener árboles. El típico modelo de damero español del siglo XVIII, dotado de veredas angostas, no tenía previsto el arbolado.
Con calles de 15 metros de ancho y veredas de 2 metros, la ciudad pone un límite al desarrollo de las especies arbóreas, sobre todo en la zona céntrica, la más antigua de Gualeguaychú.
Como sea, y más allá de las aceras estrechas, no se trata de cubrir sin más el déficit existente en arbolado urbano plantando cualquier tipo de ejemplar. Es decir, no es indistinto el tipo de vegetal que se elija para ese propósito.
Desde hace tiempo la Municipalidad destaca que siempre es preferible y recomendable plantar especies nativas, ya que éstas se adaptan mucho mejor al suelo y al clima de la zona y tendrán una vida más sana que las exóticas.
Apuesta por la flora nativa
La plantación y reposición del arbolado público urbano local con especies nativas se considera “prioritaria” para Gualeguaychú, según reza la Ordenanza.
Se trata de una opción de múltiples beneficios, refiere esa normativa. La flora nativa atrae a una gran variedad de fauna regional como aves, mariposas, abejas y abejorros que las polinizan y dispersan sus semillas; por lo que equilibran el ecosistema local.
Además, las especies nativas “se encuentran completamente adaptadas a las condiciones climáticas y edáficas de la zona, reduciendo costos y mantenimiento –como el riego– y destacándose por su belleza y singularidad”.
Por otro lado, la flora y fauna nativas forman parte del patrimonio natural y cultural, resaltando nuestro sentido de pertenencia e identidad local.
Al respecto, se menciona que “en Entre Ríos hay 85 especies de plantas exclusivas de esta provincia, convergen 4 corrientes florísticas que la hacen particularmente importante como asiento de diversidad florística y faunística, y en ella viven 2.000 especies de plantas, constituyendo el 21% de la flora argentina”.
¿Qué pasa, entonces, con las especies exóticas como el tamarindo o la acacia negra, el ligustro, la ligustrina y la mora, entre otras? Pues se las considera “invasoras” y generan crecientes problemas al “asilvestrarse”, compitiendo con las especies autóctonas, refiere la norma.
Sobre la salud de los árboles, las especies nativas tienen mayores probabilidades de supervivencia y por ende al ser propias de la zona se reducen los problemas fitosanitarios que pudieran afectar de manera natural; mientras que una especie exótica, probablemente no soporte la temporada de abundante caída de agua de lluvia o sequías propias de la región.
Conviene aclarar que las especies nativas son, en sentido amplio, aquellas plantas que sin bien no pertenecen a la flora entrerriana propiamente dicha, no obstante, se adaptan muy bien a nuestro entorno, como es el caso del lapacho amarillo, que es propio de las provincias del norte.
Lo que se recomienda
A nivel municipal, se considera que “el tamaño del árbol óptimo para vereda deberá tener 2,50 metros de altura total, con copa formada y diámetro en el cuello (unión entre raíz y tallo) de 25 milímetros”.
En función de esto, se recomienda una variada cantidad de especies, entre nativas y exóticas, aunque enfatizando que siempre es preferible optar por las primeras.
Entre las especies nativas sugeridas por la Ordenanza están: Carnaval, Guarán, Ñangapiri, Pezuña de vaca blanca, Canelón, Anacahuita y Jacarandá.
En este grupo figuran también: Lapacho amarillo, Lapacho rosado, Sangre de drago, Azota caballo, Ibirá pitá y Aguaribay.
Con todo, la comuna concede que hay especies exóticas que se pueden plantar, porque se ajustan a las condiciones medio ambientales, entre las cuales figuran: Acacia de Constantinopla, Árbol de Judea, Cerezo de flor, Ciruelo de jardín, Crespón, Manzano japonés, Pezuña de vaca rosada y Chivato.
Se consideran foráneas aptas, además: Fresno americano, Fresno rojo, Jabonero de la china, Ligustro disciplinado, Liquidambar, Parasol de la china, Tilo, Tulipanero y Tulipanero de Gabón.
¿Cuáles son los árboles que no se aconsejan para Gualeguaychú? Las autoridades del sector, además de las indicadas en la ordenanza, mencionan en este grupo a las siguientes especies: Ficus, Acacia blanca, Palmeras, Sauces, Álamos, Ligustro común, Gomero, Paraíso común, Olmos, Frutales.
La Ordenanza Nº12.447 insiste, en suma, que “la eliminación de la flora nativa por motivos antrópicos, constituye una práctica extremadamente perjudicial desde los puntos de vista fitosanitario, socioculturales y económicos”.
Y añade: “La naturaleza se basa en la diversidad para poder adaptarse tanto a cambios climáticos como a cuestiones sanitarias y patógenas”.
Para apuntalar la estrategia de dotar de especies autóctonas al sistema de arbolado urbano, la municipalidad provee de estas plantas desde el Vivero Municipal, ubicado en el Parque Unzué.
Cabe agregar que la mayoría de los expertos a nivel mundial son de la opinión de que plantar árboles nativos es una de las estrategias sostenibles y económicas para mitigar el cambio climático.
Riqueza forestal
Argentina, por la extensión de su territorio y la diversidad de sus climas, posee una importante riqueza forestal. Este patrimonio es un recurso esencial de nuestro país.
Entre Ríos tiene también una gran variedad de especies arbóreas.
En 2020, el aromito, espinillo o churqui (Vachellia caven) fue elegido como el árbol representativo entrerriano entre 28 especies de las distintas eco-regiones de la provincia.