Gualeguaychú peregrinó por la paz, pan y trabajo

Los fieles caminaron desde la parroquia Cristo Rey hasta la capilla San Cayetano. Fue en pedido de paz, pan y trabajo para toda la comunidad. Todos los 7 de agosto se realiza una de las celebraciones religiosas y populares más importantes de la iglesia católica. El trabajo dignifica, construye y hace que cada uno desde su lugar se sienta útil. El trabajo es uno de los bienes más preciados para cualquier comunidad, por lo que ayer, se celebró el Día del Patrono del Trabajo, San Cayetano.Como es tradicional en Gualeguaychú, los fieles se reunieron en la parroquia Cristo Rey y comenzaron la caminata hasta la capilla San Cayetano.Familias, hombres, mujeres, abuelos, niños, todos bajo una misma consigna: Por la paz, el pan y el trabajo.Los que lo tienen quieren agradecer y conservarlo. Los que están en búsqueda de un trabajo, hacen promesas con gran devoción al santo que bendice el pan de nuestras mesas.El colorido habitual: estampitas, velas, rosarios, estatuitas, todo para rendirle culto a San Cayetano y además decirle gracias por los favores recibidos. El mensaje de FranciscoA la medianoche y como ya es tradicional en cada 7 de agosto, se escuchó la bendición del Papa Francisco, quien como cardenal Jorge Bergoglio solía concurrir y oficiar misa en la iglesia en Buenos Aires.Francisco dijo: "Como todos los años, después de recorrer la cola hablo con ustedes. Tal vez la cola la recorrí con el corazón. Estoy un poquito lejos. No puedo compartir con ustedes este momento tan lindo, en el que están caminando hacia la imagen de San Cayetano".Y continuó: El lema elegido por ustedes habla de otro encuentro, dice: 'Con Jesús y San Cayetano vayamos al encuentro de los más necesitados', subrayó en la imagen transmitida por Canal 21, del arzobispado de Buenos Aires, a través de una pantalla instalada frente al templo.Francisco destacó que el lema de esta fiesta religiosa "habla del encuentro de las personas que necesitan más, de aquéllos que necesitan que les demos una mano, que los miremos con cariño, que compartamos su dolor o sus ansiedades, sus problemas".Tras las palabras del Papa, la primera en ingresar a la iglesia en Buenos Aires, fue Delia Noris Lencina, una peluquera de 70 años que desde hace más de dos décadas recorre de rodillas el trayecto desde el pórtico del templo hasta el lugar donde está emplazada la imagen el santo.La mujer, cubierta por una bandera argentina, fue seguida por un grupo de personas con discapacidad en sillas de ruedas.Una intensa pirotecnia coronó la festividad, y una leyenda en fuegos artificiales que rezaba: "San Cayetano 2013". Los devotos esperaron desde hace semanas en los alrededores del templo para participar de esta expresión de fe popular. ¿Quién fue San Cayetano?El santo nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia. Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba muchas amistades.Después se fue a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede.A los 33 años fue ordenado sacerdote y a partir de ahí inició una vida dedicada a la ayuda de los pobres y a los enfermos.Pero su máxima preocupación fue la corrupción reinante en la Roma de esos años, razón por la cual formó una congregación para socorrer a personas carenciadas y desprotegidas.Fundó los Padres Teatinos (nombre que les viene a Teati, la ciudad de la cual era obispo el superior de la comunidad, monseñor Caraffa, que después llegó a ser el Papa Pablo IV)"Me siento sano del cuerpo pero enfermo del alma, al ver cómo Cristo espera la conversión de todos, y son tan poquitos los que se mueven a convertirse" escribía San Cayetano a un amigo.San Cayetano era de familia muy rica, sin embargo se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres.Fundó asociaciones llamadas "Montes de piedad" (Montepíos) que se dedicaban a prestar dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses.Murió a los 67 años y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1671. En Argentina se lo venera como santo que ayuda a proveer de pan y trabajo pero en el resto del mundo es común invocarlo para auxilio a pobres y desprotegidos.
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