VOLVER A CASA
Gualeguaychuense se casó en Brasil para poder volver con su pareja y su hija a la ciudad

La historia de Nahuel Chacón es una de las miles que se cuentan en el mundo desde que se declaró la pandemia por el coronavirus. Cansado de la vida de San Pablo, él y su compañera dejaron sus empleos para venirse a vivir a Gualeguaychú. En el medio, el gobierno argentino clausuró las fronteras. Ahora, practicaron una "unión estable" en Uruguayana para volver al país.
Por Luciano Peralta “Mi mamá es la dueña de la lanera que está en Andrade y Gualeguay”. La referencia basta y sobra para saber que el que está del otro lado del teléfono es de Gualeguaychú. Nahuel Chacón tiene 29 años y en el 2017 se fue a vivir a San Pablo, el estado de Brasil con mayor cantidad de habitantes (45,9 millones, según el último censo, prácticamente la misma cantidad de personas que en toda Argentina). ¿Por qué volver a su tierra? ¿justo ahora? Las respuestas son más lógicas de lo que se puede pensar en un primer momento, y fue el mismo Nahuel el que las dio, en una conversación con ElDía. “En 2017 trabaja en Concordia. En un viaje que hice solo a Colombia, en la isla San Andrés conocí a Juliana, mi esposa”, contó el entrerriano, aunque, al menos hasta hoy martes 28 de abril, no había ningún tipo de vinculación formal con su pareja brasileña. La mayoría de los que me rodeaban, familia y amigos, me decían que estaba loco, que cómo me iba a ir a vivir a un lugar como San Pablo, sin siquiera saber portugués Se siguieron viendo por algunos meses, ella conoció Gualeguaychú y su carnaval, y él viajó algunas veces a visitarla a Brasil. Cuando Juliana quedó embarazada, él no lo dudó: “Dejo todo y me voy a vivir a San Pablo”, avisó. “La mayoría de los que me rodeaban, familia y amigos, me decían que estaba loco, que cómo me iba a ir a vivir a un lugar como San Pablo, sin siquiera saber portugués. Yo agaché la cabeza, vendí el auto que tenía, me tomé un colectivo el 9 de octubre y el 12 llegué a San Pablo”, relató.
En tierras paulistas comenzó a trabajar en un call center, donde justo se había liberado un cupo que demandaba de alguien que hable español. “Me dedicaba a temas de relaciones internacionales, hablaba con Venezuela, Perú, Chile, Uruguay”, recordó. Tras esa primera experiencia y todavía con un portugués algo precario, logró ingresar a Wizard, una de las mayores empresas de enseñanza de idiomas del mundo, con 1500 sucursales. Llegó a estar a cargo de tres sucursales. Pero un día se cansó. “Estaba cansado, no de trabajar sino de no poder disfrutar a mi hija. Tenía una hora y media de viaje todos los días, salía de mañana y volvía a la noche. Prácticamente nos criaban a la nena en la escuela, porque mi mujer también trabajaba. Y no es nuestra idea tener una hija así, entonces lo pensamos y resolvimos irnos a vivir a Gualeguaychú, donde yo me crié”. En enero comenzaron con los trámites para salir de sus empleos, desocupar el departamento que alquilaban y poner en venta el auto y algunos muebles que tenían. Los primeros días de marzo ya estaba todo resulto, pero “justo ahí nos agarró la cuarentena y todas las restricciones”. Primero, Nahuel se comunicó con los consulados argentinos de San Pablo, Curitiba y Uruguayana. Pero ninguno pudo resolverle el problema. Juliana no tiene residencia en Argentina (aunque comenzó los trámites antes de la emergencia sanitaria) y ellos no están casados. Ese era el problema. “Primero nos dijeron que, al ser familiar primario, tenemos una hija en común, no iba a haber problemas. Entonces nos despedimos y arrancamos para Argentina”, contó. El sábado pasado a las 21 salieron de la monstruosa San Pablo y llegaron el lunes a las 13 a Uruguayana. “Muy contentos porque ya estábamos cerca de Argentina. Mi mamá ya había llamado a las autoridades de Salud de Gualeguaychú para avisar que íbamos a llegar, para realizar bien la cuarentena y todo eso. De hecho, mi tío me vino a buscar a Pasos de Los Libres (Corrientes, frontera con Uruguayana) en su auto, al que mi papá le había hecho una separación con plástico para dividir la parte de adelante y la de atrás (como hacen los remises)”, expresó Nahuel. Nos dijeron que necesitaban un vínculo entre nosotros, que ellos podían pedir una autorización a la Cancillería argentina, pero que eso podía tardar tres semanas Pero las noticias en la frontera no fueron buenas. En Migraciones les dijeron que “no”, que en esas condiciones no podían pasar. Todo lo contrario a lo que les habían informado en el consulado de San Pablo. “Nos dijeron que necesitaban un vínculo entre nosotros, que ellos podían pedir una autorización a la Cancillería argentina, pero que eso podía tardar tres semanas”, informó el joven a ElDía el lunes por la noche. Pensar en tanto tiempo en la frontera, con poca plata y con su hija, que tuvo internada por neumonía, pulmonía y otitis, no era una buena idea. Por eso, siguieron insistiendo. En la Cancillería, a donde se comunicó por teléfono, en tanto, le dijeron que ese problema lo tenían que resolver los consulados de Brasil. “Me sugirieron que pase yo con mi hija, y que esperemos a mi mujer del otro lado. Pero es una locura, porque además mi nena toma el pecho, y necesita a la madre”, explicó, afligido. La solución parece haber llegado hoy mismo. “Acabamos de practicar una unión estable en Uruguayana -aunque no es un matrimonio, el documento deja constancia de la relación entre ambas personas- para volver al país. Es para tener un documento que compruebe que somos pareja y que tengo residencia en Gualeguaychú”, contó Nahuel. “Nosotros que nos queríamos casar con la fiesta y todo eso, pero no nos queda otra. Ya estamos acá y no podemos volver", indicó. Y, un rato después, el mensaje de audio de WhatsApp anunció la buena nueva: "Acá estamos pudimos pasar, estamos con mi tío, que nos va a llevar hasta Gualeguaychú. Nunca estuve tan feliz de volver a Argentina", manifestó, eufórico, Nahuel. ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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