Guillermo Santa Cruz: De Rebelde way a la China

A los 19 años, Guillermo Santa Cruz decidió cambiar los estudios de televisión en los que grababa las series de Cris Morena por las aulas de la Universidad de Pekín. Luego de 8 años de vivir en China, regresó en 2012 a la Argentina, hizo la Maestría en Agroalimentos de la UBA y hoy es consultor de empresas; cómo es el sistema educativo del gigante asiático; el futuro de la relación bilateral Florencia Carbone En pocos años, pasó de "presentado a presentador"; de utilizar apenas una parte de su nombre (era suficiente con "Guille") a presentarse con el formal Guillermo Santa Cruz. Es que la vida de este joven de 30 años al que muchos recordarán por sus papeles en Chiquitas y Rebelde way cambió mucho.De aquel artista -uno de los preferidos de Cris Morena- que recorrió el mundo gracias a aquellos éxitos argentinos de exportación (fueron furor en mercados lejanos y culturalmente muy disímiles como Israel y Rusia), queda la sonrisa y la facilidad de palabra. De hecho, en la actualidad es Guillermo Santa Cruz quien suele presentar a expertos en seminarios o inaugurar ponencias. ¿Su especialidad? ¡China!A los 19 años, mientras estudiaba teatro, muchos lo reconocían por la calle por sus papeles en la tele y tenía casi decidido ingresar a la facultad para seguir psicología, hubo un cambio abrupto de planes. La empresa para la que trabajaba su padre (Mercedes Benz) lo trasladó a China y él decidió entonces sacar el máximo provecho de la situación: se propuso estudiar una carrera de grado en el país asiático. Hoy exhibe con orgullo el título de licenciado en Economía por la Escuela de Negocios Internacionales, de la Universidad de Lenguas y Cultura de Pekín. Vivió 8 años en China. Volvió a la Argentina en 2012 y cursó la Maestría en Agroalimentos en la UBA.-¿Qué es lo que más impacta a un occidental cuando llega a China?-Primero vivimos en Xiamen, que es una ciudad importante, que está muy cerca de Taiwán. Así que se ven muchos autos de lujo, shoppings, mucha riqueza. De hecho a mis padres los mandaron ahí porque hay un colegio internacional. Buena parte de los expatriados están en esa ciudad porque tiene buena infraestructura, buena oferta gastronómica, es casi como vivir en una burbuja. Esa fue la primera impresión. Pero decidí que quería conocer otra cosa y con mi novia nos mudamos a Foulu, un pueblo al norte de Xiamen, que si bien es la capital de la provincia, es una ciudad tradicional, fabril. De hecho prácticamente no había occidentales. Ahí fue donde di el gran salto para hablar chino porque no había otra manera para comunicarse. ESTUDIAR EN CHINA-¿Cómo se te ocurrió cursar una carrera universitaria en China?-Sí, lo más habitual es hacer algún posgrado... pero tenía ganas de estudiar allá. Ellos no le dan tanta importancia a las carreras humanísticas como nosotros. China está creciendo, es un país que planifican y por lo tanto tienen mucha relevancia las materias más duras. De la oferta que había la que más me gustó era economía y entonces empecé a buscar dónde podía estudiar. No es muy común que un extranjero estudie una licenciatura allá.-¿Cómo te organizaste?-Primero estudié dos años el idioma (chino mandarín) que fue lo que me permitió dar los exámenes de ingreso. Después cursé los cuatro años de la licenciatura en economía.-¿Cuánto tiempo viviste en China?-Ocho años. Después de graduarme trabajé. Durante la carrera estuve becado por el gobierno chino. La beca se renueva cada semestre en base a las calificaciones.-¿Es gratuita la universidad en China?-¡No! nada es gratuito (responde riendo).-¿Cómo funciona?-Los estudiantes chinos tienen que pagar un cargo que tal vez para nosotros pueda parecer poco pero en relación a sus ingresos significa un gran esfuerzo.Hay un examen nacional de ingreso que se rinde cuando terminan de cursar el secundario. Se da en todas las universidades al mismo tiempo. Hay todo un mes de preparación y para que te des una idea de la importancia que le dan a la educación, en ese mes, en todos los edificios, me acuerdo que había carteles advirtiendo: "Haga silencio, los estudiantes están preparando el examen".El día en que deben rendir, toda la familia acompaña al alumno a la universidad que eligió porque el sistema consiste en que la persona seleccione por ejemplo la Universidad de Pekín. Va, rinde su examen, y si no alcanza el puntaje necesario para el ingreso debe esperar al año siguiente y volver a rendir en el mismo sitio. No puede probar suerte en otra. Una vez que se eligió una universidad hay que seguir ahí.Es difícil, pero si entrás a la universidad, te cambia la vida.-¿En qué consiste el examen de ingreso?-Son pruebas de matemática, de idiomas, de cultura general china. Ellos tienen una formación muy fuerte en ciencias duras durante el secundario. Creo que ningún estudiante de acá estaría preparado para hacerlo. La exigencia para los extranjeros es menor que para los propios chinos.-¿Cómo te preparaste?-Tomé clases particulares de matemática. El primer año me bocharon. Me acuerdo: cálculo, estadística, álgebra lineal ¡todo! Después, cuando ya había ingresado, el primer y segundo año fueron tremendos. Me busqué un profesor particular que era un alumno de cuarto año de la misma carrera -me lo presentaron los profesores- que venía todos los días a casa y me ayudaba a estudiar. Fue lo que se dice realmente ¡chino básico! (comenta riendo). ECONOMÍA EXITOSA-¿Es palpable y visible el surgimiento de la promocionada nueva clase media global?-Sí, una de las cosas que me atrajeron de China es el ambiente vigoroso, positivo. La gente está mejor que ayer y sabe que mañana estará mejor que hoy, y eso se traduce en cosas simples del día a día: ves cómo pasan de la bicicleta al auto, cómo cambian los celulares por el último modelo, cómo adquieren hábitos que hasta hace algún tiempo les resultaban absolutamente ajenos como salir a comer. Es gente muy receptiva de las cosas del exterior. Si te parás en el medio de Pekín y mirás alrededor, ves las marcas del mundo instaladas ahí y está claro que la clase media está creciendo y avanzando. De todas maneras en cierto que aún casi la mitad de la población de China (que en total ronda los 1300 millones) aún es rural, y la diferencia entre unos y otros es muy grande.-¿Qué tipo de relación comercial se puede tener con China? Da la sensación de que estamos destinados a ser proveedores de materias primas y compradores de productos con valor agregado...-Primero hay que ver que están necesitando ellos. Les vendemos materias primas porque es lo que necesitan. Pero si uno quiere vender productos con mayor valor agregado hay dos alternativas: o tener la capacidad de inversión que tienen, por ejemplo, en el caso del aceite de oliva España e Italia, que están invirtiendo sumas siderales para crear la demanda en China -lo cual requiere tiempo, espaldas financieras y coordinación público privada-, o si no tenés la capacidad para generarlo, aprovechar los nichos que generó otro: una vez que España e Italia abrieron el mercado, "colarte" ahí. Lo mismo que Francia con los vinos, por ejemplo.-¿En qué tiene oportunidades la Argentina? De las tres condiciones que mencionaste ninguna aplica mucho en el país: espalda financiera no abunda; tiempo es lo que falta, acá todo se quiere rápido y se mira mucho el corto plazo y la coordinación público-privada tampoco ha sido muy exitosa.-Hay nichos. Estos países ya abrieron el mercado para el aceite de oliva, sólo hay que acoplarse a esa nueva demanda. En general la participación de la Argentina en la producción mundial de alimentos es baja. Sacando algunos commodities como puede ser la fruta -casos de la pera y la manzana-, nuestra participación es baja. Y eso responde a muchas cosas que en China se potencian. En China estamos compitiendo contra los mejores: los vinos de Francia, el aceite de oliva de España; los quesos de Francia y Nueva Zelanda. Tenemos en contra la distancia, pero también una buena relación precio-calidad. Es cierto que hay países que tienen productos más sofisticados y un tratamiento arancelario que es preferencial (como el caso de Chile y Nueva Zelanda que tienen acuerdos de libre comercio), pero muchas de las cosas que no estamos vendiendo a China no se las estamos vendiendo tampoco al mundo. No es algo especial con China.-¿Qué falla?-Tengo mucho contacto con empresas y hay muchas firmas que no tienen una mentalidad ni las capacidades para salir a competir con empresas neozelandesa o francesas. Hay muchas empresas que quieren ir a vender pero ni siquiera tienen una página en inglés. Hay que tener en cuenta que para tener acceso a estos mercados tenés que tener presencia, hay que viajar y eso requiere una inversión. A veces el empresario tiene necesidades financieras por las que necesita vender el producto rápido.-¿Es China un mercado que se puede abordar solo como país o tendríamos que hacer una alianza estratégica con Brasil o como Mercosur?-Para lo que son negociaciones internacionales el consenso hay que aliarse con Brasil.-¿Cómo imaginás la relación bilateral en el futuro?-Creo que tendremos más presencia de chinos en la Argentina. Ellos tienen una política salir al mundo, buena parte de las inversiones que están haciendo tienen que ver con su política de expansión en las cadenas de valor. Creo que tenemos que estar preparados para aprovecharlo de la mejor manera.-¿Qué significa preparase para eso?-Primero, eliminar muchos prejuicios.-Si hablamos de cambios culturales, ¿el conocimiento del idioma puede ser un primer paso? ¿Incluir la enseñanza del chino en las escuelas ayudaría?-Tiene mucho que ver la educación. No sé si pondría el chino como segunda lengua en vez del inglés. La verdad es que el chino es bastante difícil hasta que uno llega a un nivel operativo. Pero también se puede conocer más sobre la historia, por ejemplo, en el colegio sobre China no se conoce nada. Uno conoce China por el chino del supermercado de la vuelta al que ni siquiera le habla. Prepararse es hacerse a la idea de que vamos a tenerlos entre nosotros y que tenemos que buscar en ellos a socios, que las empresas tienen que destinar más recursos a conocer su mercado y que al mismo tiempo que ellos vienen, nosotros tenemos que ir. Destinar más recursos significa viajar. La presencia es fundamental, es adaptar tus productos a las necesidades y gustos de ellos. En los agronegocios las cadenas de valor se traccionan a partir de la demanda. Si no conocemos la demanda no vamos a tener manera de venderles lo que quieren. Nos vamos a quedar diciendo solo nos compran. Hay que ir y ver cómo comen el pollo, y hacer las modificaciones necesarias. Eso significa estar preparados.
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