
¿Si las cosas bien hechas quedan bien, por qué no hacerlas bien? Aunque parezca una redundancia o un juego de palabras, no lo es. La pregunta busca una respuesta más que lógica, ante evidencias imposibles de ocultar.Por Guillermo Navarro A menudo se escucha la frase "mejor que decir, es hacer" a la que se le anexa aquello de "pero si se hace, que se haga bien". Y la exigencia de que se cumpla con ese precepto fundamental es mayor cunado se trata de cuestiones vinculadas a la ciudad, la denominada "casa grande".Se deben resaltar aquellas acciones vinculadas con las mejoras de diferentes sectores de Gualeguaychú, principalmente cuando se trata de paseos públicos ya que los destinatarios directos son los propios habitantes de la ciudad. Las gestiones municipales administran los recursos de los vecinos y ponen esos fondos a disposición de los mismos a través de obras nuevas o de mantenimiento de lo existente.Y hacer el trabajo bien, o al menos prolijo, es lo que corresponde sobre todo cuando no hay evento destacado a corto plazo (o comienzo de temporada) que apure la concreción de acciones de embellecimiento de espacios públicos.La municipalidad, a través de las secretarías de Planeamiento y Obras Públicas, encara diferentes trabajos en costanera y parque para mejorar esos sectores. Una de las acciones es el repintado de las luminarias, que pasaron del color amarillo a un tono verdoso.El trabajo se realizó muy rápido, en pocos días y a la vista quedó muy lindo, pintoresco, con muy buen aspecto. Pero no se hizo del todo bien porque a las luminarias se les aplicó el color verde encima del amarillo, sin lijar para remover las capas anteriores de pintura.Basta acercarse a las mismas para observar la desprolijjidad con que se hizo la tarea, con sectores donde se deja ver el color amarillo debajo, o donde el verde ha chorreado dejando gruesas líneas. Incluso hay luminarias a las que ya se les saltó la pintura nueva.Y como si eso fuera poco, se observa una importante falta de compromiso por la seguridad de los demás. Tal como lo muestra la imagen, una luminaria en plena costanera (San Lorenzo y Gervasio Méndez, vereda ribereña) ha recibido una mano de pintura pero no se le tapó un hueco por donde aparecen los cables y que se encuentra apenas a un metro de altura al alcance de cualquier persona.Sí se pintaron dos precintos que la rodean y hasta una parte de la instalación eléctrica, pero por lo que se observa nadie reparó en el peligro potencial que esa luminaria representa en ese estado.Además, en las luminarias que existen carteles (como las que tienen las indicaciones de estacionamiento a 45 grados), los trabajos de repintado se hicieron sin quitar los mismos por lo que estos últimos terminaron todos manchados de verde en el reverso.Deben reconocerse los trabajos que se hacen para embellecer la ciudad, pero no se puede dejar de llamar la atención cuando los mismos se realizan con desprolijidad, apuro innecesario y sin prestar atención a los detalles como los mencionados.