
En su paso por Gualeguaychú para participar de la primera noche del Carnaval, Hernán Lombardi ensayó una encendida defensa de la administración de Mauricio Macri.
Florencia Carbone / Sebastián Carbone
El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la Argentina destacó que el gobierno de Cambiemos tiene metas claras -como las relacionadas con la modernización tecnológica, la inversión en infraestructura pública, una auténtica federalización del país y la mejora en la calidad institucional- y que "sabe a dónde va".
"Los objetivos están claros. Se trata sólo de la instrumentación y la velocidad de cambio", respondió cuando El Día le preguntó por la reiterada estrategia del gobierno nacional a la hora de tomar algunas decisiones y luego dar marcha atrás.
Durante una extensa entrevista con El Día, la tormentosa mañana del domingo pasado, el funcionario habló sobre la hipotética candidatura del ministro del Interior, Rogelio Frigerio a la gobernación de Entre Ríos, dio su apoyo a la postulación de Javier Melchiori como intendente de Gualeguaychú, y dijo que los argentinos debemos modificar nuestra generalizada tendencia a analizar el pasado más que pensar y proyectar el futuro.
A continuación, los principales tramos de la charla.
-Recorrés mucho el país y hablás de una Argentina federal. ¿No ves como dos mundos paralelos, uno en Capital y Conurbano, y otro el resto del país?
-Sí, por supuesto. Pero digo que cada funcionario que está sentado en un despacho -y tengo experiencia porque he ocupado otros cargos en mi vida- debería dedicar más tiempo a cómo construye federalismo en los hechos. Separo el federalismo de las palabras del de los hechos, que es estar, entender, ayudar, difundir en nuestro caso.
Hay un larguísimo trayecto para hacer en términos de federalización del país pero me parece que estamos en el camino correcto y hay que acelerarlo.
-Es habitual que los funcionarios tengan una visión diferente de la realidad de la que tiene el ciudadano promedio. En general creen que las cosas están mejor. Gran parte de los funcionarios del gobierno nacional viene de la actividad privada, algunos hablan de una "ceocracia". Muchos ocuparon lugares de mando en grandes empresas. ¿No creés que les falta contacto con el pequeño empresario, el que tiene que pagar una quincena, o con la realidad que vive la mayoría de los ciudadanos? ¿Cómo se hace para cerrar esa brecha?
-Me parece que se trata de una actitud permanente. Tenés que partir de un diagnóstico por ejemplo que muestra que hay una Argentina que tiene varias velocidades al mismo tiempo, no dos. Si sabés que eso es así, tenés la obligación y la visión estratégica de ir y recorrer todo.
La próxima semana (por la que pasó) voy a estar en Corrientes, La Rioja y Santa Fe. Cada una tiene realidades totalmente distintas económica y social, en cuanto al desarrollo político. La mejor forma es estar en contacto directo, a eso no la reemplaza nada. Hablás con 60, 80 personas. Cada uno te da una visión de los hechos.
-Más allá de lo que los políticos piensan y hacen, hay datos que surgen de los ciudadanos y que llaman la atención. El último fin de semana se publicaron encuestas que muestran que los dos políticos que concentran los mayores índices de imagen positiva y negativa siguen siendo Macri y Cristina Kirchner. Si la elección fuera hoy, todo volvería a definirse entre ellos. ¿Cómo sociedad no nos debemos un replanteo profundo de lo que está pasando con la política? ¿No es por falta de esos debates que surgen fenómenos como los de Bolsonaro en Brasil o Trump en EE.UU.?
-¿Cuánto tiempo tenemos? (comenta sonriendo) Vengo de coordinar el G20. El Presidente Macri me dio esa enorme responsabilidad. Hice muchas tareas en mi vida en el ámbito público y privado, pero como esa no había tenido nunca. Fue un desafío de una misión tremenda, el más importante que he tenido hasta ahora seguramente. En un punto podés prepararte durante un año de trabajo pero te jugás todo en cuatro días.

-Y además ahí estaba concentrado el mundo.
-Y con ese motivo actuás con los máximos líderes. Estuve en la reunión del Presidente Macri con Macron (Francia) o Xi Jinping (China) y además interactuás con todos. Ves el mundo en un cambio acelerado, vertiginoso, hacia lugares que probablemente no conozcamos. Algunas evoluciones de eso podemos buscarlos por el lado del cambio tecnológico, pero también está el cambio climático.
Estamos viendo el climático. La noticia es que se inundó la playa. El cambio climático y tecnológico son una realidad para el mundo. La revolución en las comunicaciones. La limitación en las relaciones entre el poder financiero mundial y los estados nacionales, que son de una complejidad enorme y donde el poder financiero...
-A veces tiene más poder que un Estado nacional.
-A veces no, muchas veces. Pero no que el Estado argentino. No vamos a evaluar a Trump, pero el presidente de EE.UU se pelea con el presidente de la Reserva Federal porque dice que subió las tasas de interés, de referencia, más rápido que sus instrucciones, y él no le puede dar instrucciones, pero estás en un mundo tremendamente cambiante.
Y no es una frase hecha, pensémoslo desde el lado de las relaciones sociales, de las comunicaciones y del mundo del trabajo.
Estaba releyendo a Oppenheimer: el 47% de los trabajos que conocimos y tenemos hoy, no estarán en 10 años.
-Así como 75% de los chicos que están en la escuela primaria hoy tendrá trabajos que aún no se inventaron...
-Ese es un debate. ¿Qué hacemos con el mundo del trabajo? El lema del G20 fue Buscando consensos para un desarrollo equitativo y sustentable.
Otra dimensión es esta (señalando el celular chino que tiene sobre la mesa). ¿Cuánta gente hoy lee en profundidad cualquier noticia? Eso es parte de la realidad y lo que no podemos hacer es pelearnos con la realidad, pero tiene que ser un complemento. ¿Dónde está la profundidad del pensamiento donde vos como periodista lo que vas a buscar es poner un título que tenga muchos clicks, y para eso tenés que poner algo enigmático o que te llame a hacer click. Y de cualquier manera la gente se queda con el título, no se mete.
No es una crítica a la gente, es un fenómeno social que lo ha permitido o producido el cambio tecnológico. Y eso también tiene otro costado que es la democratización del acceso a la información. Cada vez más gente tiene más acceso a la información, lo que no significa que sea más profunda.
La gente toma decisiones a partir de la información de la que dispone. Estamos frente a una sociedad que al mismo tiempo está hipercomunicada y profundamente incomunicada.
-¿O desinformada?
-Las dos cosas. En las grandes ciudades pasa mucho. Con el vecino de la misma cuadra, ¿te comunicás más o menos que hace 40 años? Pero al mismo tiempo estás en 42 grupos de WhatsApp. ¿Eso implica más comunicación? Pareciera que no.
Parte de la situación es analizar, y parte de los errores que cometen algunos analistas de las vida pública y política es analizar con parámetros de hace 20 años una realidad que te cambió frente a los ojos. Es como querer medir con un metro de madera fenómenos cuánticos. Así es como se llega a esos análisis de quién se alía con quien, cuál es la rosca política con tal tipo, ¿se unirá el peronismo? Lo que importa y lo más trascendente e importante es lo que le está pasando a 45 millones de individuos que se comunican por acá (por el celular).
-¿Y Cambiemos es el que mejor entendió eso?
-Creo que Cambiemos hace un esfuerzo en esa dirección y hay una cuestión de comprensión, pero todo el mundo lo va a entender. Cambiemos tampoco se puede quedar dormido, lo que tiene también de muy bueno es que puede entender ese fenómeno pero también tiene una dinámica que le permite que si el fenómeno cambia, lo hace cuando lo hace el fenómeno.
No te podés quedar estático en esta interpretación rígida de la realidad porque es muy zonzo hacer interpretaciones rígidas de realidades cambiantes.
No tenemos las recetas, porque eso sería creer que hay un laboratorio donde están esas recetas, y lo único que hacemos es entender el cambio y liderarlo.
-¿Eso implica perder el miedo a que si tomaste una decisión que después te das cuenta de que no era la mejor, la cambiás? ¿Ser distinto también a aprobar un programa para construir 525 viviendas en un municipio que no es del mismo color político...
-Pero también vine a poyar fuertemente la candidatura de Javier (por Melchiori, que comparte la mesa en la que se hace la entrevista) y de todos los candidatos de Cambiemos en la provincia. Pero además podemos tener una amable convivencia y apoyar a un gobierno justicialista -en algunos casos con matices kirchneristas- y eso no importa, hay que trabajar juntos. Son dos cosas distintas. Una es tener una pugna de ideas en lo político y otra que no puedas construir cosas juntos.
-¿Y con qué te encontraste acá?
-Con una amable recepción. Tengo una buena relación con el gobernador en particular, y ayer estaba la secretaria de Turismo (Carolina Gaillard) con quien hemos hecho cosas en el pasado y seguiremos haciendo en el futuro.
-Lo de dar marcha atrás con las medidas una vez, dos veces, es valorado y puede aparecer como una señal de diferencia, pero a la tercera, la gente dice: no saben dónde están yendo.
-Es un Gobierno que fue sensible en sus instrumentos pero absolutamente claro en su orientación.
Respecto de los datos de implementación podés aceptar que hiciste cosas bien y otras mal, pero tenés un gobierno que dice vamos a hacer menos trámites, y nadie puede dudar de que eso está siendo así.
Tenemos una deuda con el federalismo y hay que repararla. La restitución de los fallos de la Corte Suprema a los presupuestos provinciales al inicio de nuestro gobierno muestra una visión federal -no quiero decir la palabra generosidad porque es lo que correspondía, pero es muy poco habitual en la política argentina-.
Hoy sobre 24 provincias hay 20 con solvencia fiscal y un gobierno nacional que recién espera llegar al déficit primario en 2.019. ¿Eso fue porque las provincias milagrosamente empezaron a administrarse bien o porque tomaste una decisión con respecto al federalismo en el tema impositivo? Fue una verdadera revolución aunque algunos pueden decir que fuimos unos zonzos por mandarle recursos a gobernadores que después iban a estar en contra. Bueno, hicimos lo que correspondía.
Tenés un objetivo claro en sentido modernizador. Hicimos una tremenda apuesta a la comunicación, al 4G. Claro, como venís del submundo todavía los celulares funcionan con muchas dificultades, pero es un gobierno que está dando mucha fibra óptica. Ya hay más de 3.000 pueblos nuevos conectados, la Argentina Digital que lidera el ministro Ibarra.
Un Gobierno que dice no podemos convivir con una infraestructura destrozada y por eso apuesta a la infraestructura pública.
Es un Gobierno con una impronta claramente federal, que apunta a la comunicaciones porque creemos que ahí no sólo se genera conocimiento sino posibilidades de trabajo futuro, y a la integración con el mundo. Nunca la Argentina tuvo relaciones de tanta intensidad con el mundo como durante la gestión del Presidente Macri.
Todo eso lo veo como testigo directo, en el G20, por el apoyo incondicional que tuvo la Argentina durante la crisis cambiaria de 2.018, y como testigo de otras épocas. La Argentina se termina cayendo en 2.001 por mil millones de dólares. El Fondo no giró US$1.000 millones y nos fuimos al inframundo. Hoy tenés un respaldo de los mismo tipos por US$65.000 millones.
-¿Cuán confiables son "esos tipos", los mismo que en 2.001 te pegan un empujoncito al abismo y hoy dicen ser tus aliados?
-El mundo funciona por conveniencia. La conveniencia y la generosidad son dos aspectos, pero es así. Sin embargo, has podido aplacar razonablemente la tormenta porque tuviste coraje y decisión en el momento adecuado, pese al costo político que estabas pagando.
Es cierto que hoy estamos con una caída importante de la economía del 8% interanual, una caída del consumo, pero los grandes objetivos del gobierno se conocen y evitamos caer en el inframundo.
Y quizá lo más importante es que esta es una administración con una fuerte apuesta a la institucionalidad democrática y a la mejora de la calidad de la democracia de los argentinos. Un Gobierno que no interfiere con la Justicia, donde los corruptos por lo menos están todos procesados.¿Alguien pensó que ibas a tener procesados a toda la banda -y acá la palabra banda tiene un sentido muy específico- de funcionarios y simultáneamente a los empresarios que por acción u omisión fueron cómplices de la década pasada?
-Lo más novedoso tiene que ver con la segunda parte.
-Pero también la primera. ¿Quién fue procesado? La ex Presidenta, el ex vicepresidente, y ¿cuántos ministros? El ministro clave que era De Vido y todo el Ministerio de Planificación, el secretario Jaime...
-Pero faltaba toda esa parte de los empresarios que es lo más novedoso...
-Sí, eso está muy bien. Tenés procesada a buena parte a los referentes de lo que se dio en llamar las empresas contratistas del Estado más importantes. Ese salto en calidad institucional no es sólo con la Justicia, es el federalismo, la amplísima libertad de prensa que se vive.
Todos los sábados -ya lo tengo medio ensayado-, está Hebe de Bonafini en la TV Pública. A las 9.30 me llegan mensajes a las redes sociales diciendo que soy un tarado y cuestionando que deje que esa señora hable. ¡Pero es porque creemos en la libertad! Están todas las opiniones y eso es importante. Es un salto institucional clave respecto de lo que pasaba en otras épocas.
El Gobierno sabe a dónde va. Después, por supuesto, hay decisiones que tomar y que podés hacerlo a diferentes velocidades, pero sabés a dónde vas.
La candidatura de Frigerio a la gobernación

-En Entre Ríos hay una expectativa fuerte sobre lo que puede hacer el ministro Frigerio respecto de una hipotética candidatura a la gobernación. ¿Qué visión tenés sobre eso?
-Rogelio es un dirigente tremendamente importante para el esquema general del Presidente Macri.
-¿Descartás su candidatura?
-No, pero a veces frente a jugadores de tanta importancia hay que ver cuál es el rol que más necesita el proyecto. Rogelio es un jugador del proyecto del Presidente así que seguramente él decidirá -y lo conversará con Macri- estar en el lugar que más le convenga al proyecto.
Es un jugador de mucha importancia nacional y no se me escapa que también lo sería en la provincia.
-Muchas veces se dice que los funcionarios de corte político como Frigerio tienen menos lugar en el Gobierno, ¿es así?
-Creo que siempre las interpretaciones acerca del manejo del funcionamiento de los gobiernos tiene mucho nivel de simplificación.
Fui ministro 8 años de la gestión de Macri en la Ciudad y hace tres años tengo la responsabilidad de medios y contenidos públicos u otras paralelas como lo del G20 y nunca vi esa cisura entre una supuesta ala política y una ideológica.
Mauricio no gobierna así, él articula todo y todo se define en las mismas mesas. Existen visiones diferentes como todo grupo humano pero eso no se cristaliza en posiciones permanentes. En un punto coincide o difiere más A con B, pero eso no se traslada automáticamente a otro tema. El método consiste en que nadie toma posiciones porque A lo dijo entonces B se pone a favor o en contra.
El paso por el Carnaval

"Estoy muy contento de haber estado la noche inaugural. Cuando ves el espectáculo, se aprecia toda la estética, pero también el esfuerzo de lo que hay atrás: escenógrafos, coreógrafos, vestuaristas, costureras, utileros, carpinteros. La cultura vinculada al turismo es una de las herramientas estratégicas más importantes que tiene la Argentina", dijo Hernán Lombardi.
"Me interesaba mucho colaborar en la difusión: la televisación, Radio Nacional, en la plataforma nueva ContAr donde vamos a ir subiendo todas las noches material. Es muy importante poder difundir lo que se hace acá en momentos en los que el campo y el turismo serán de los primeros sectores de la economía en reactivarse. Me emociona ver la construcción de un país auténticamente federal, donde todo se construya desde las ciudades y las provincias hacia la Nación. Es el modelo posible más atractivo que tenemos al alcance de la mano", agregó.
La relación con los medios de comunicación
-Hablás del salto institucional y de la relación con los medios, ¿con qué te encontraste?
-El Presidente Macri, con quien tengo mucha confianza y amistad desde hace muchos años, dijo que ese era el principal núcleo del aparato de propaganda totalitario de los últimos 10 años y que teníamos que transformarlo en un núcleo de calidad institucional democrática para los argentinos.
Nos encontramos con todos los medios públicos colonizados por un pensamiento único, podría decir
seissieteochismo, aunque en realidad dicho así parecería que fue un programa y en Radio Nacional, todos los conductores desde las 6 hasta las 23 eran periodistas de 6,7, 8. Todos, absolutamente todos, salvo uno que era el director de Tiempo Argentino.
Estaba todo colonizado al estilo de los sistemas autoritarios del mundo.
Telam, la agencia pública de noticias, pasó de 420 personas que trabajaban cuando terminó el gobierno de la Alianza, a 920. A contra mano de lo que pasaba en el mundo donde las agencias de noticias tienen una importancia relativa mucho menor porque está internet, por la revolución de las comunicaciones.
Hoy el intermediario debería ser un garante de control contra las noticias falsas. Ahora si el garante pasa a ser quien las genera, destruís la esencia de lo que querías.
-Si mirás Telam y Radio Nacional, donde la directora acaba de renunciar a raíz de que el Gobierno no cerró la paritaria con los empleados, ¿estás contento con los que han hecho hasta ahora o creés que faltan cosas?
-Siempre falta, pero estoy ampliamente convencido y orgulloso de lo que estamos haciendo.
Separemos lo que tenemos: televisión pública, Radio Nacional, Telam, una nueva sociedad que se llama contenidos públicos en donde están Paka-Paka y DeporTV, la nueva platafoma ContAr, donde está el contenido digital, Tecnópolis y el CCK.
Había un sistema de abusos y privilegios que hacía que un periodista de la TV Pública ganara 70% más de lo que ganaba por el mismo trabajo un periodista del sector privado con una planta del doble del tamaño de lo necesario.
Por lo tanto hay un sobredimensionamiento importante.
El año pasado pudimos, con un drástico plan de austeridad, con paritarias 0, Con estas cuestiones con las que los sueldos se achatan, pero estaban llenos de privilegios. Recién hoy estamos nada más que 10% por arriba del sector privado.
Tiene una programación muy federal. Alcanza con mirar los noticieros y programas con locutores y productores de todo el país. Los festivales. Te metiste en lo que el sector privado no se mete.
Transmitimos el mundial con toda calidad. Había salido 18 millones de dólares y a nosotros nos salió US$3 millones. Los que pagaron los US$18 millones están todos procesados.
Pusimos una ficción de éxito como fue El Marginal 2.
Este Gobierno sufre las críticas y muchas veces son muy ácidas porque todavía funciona la grieta. Las cosas que hacemos están mal para algunos y bien para otros, pero nunca escuchaste a alguien que diga que se censuró a una voz en la TV Pública o en Radio Nacional, y eso sería lo más fácil.
El diálogo con los medios privados también es mucho más maduro. En el diálogo no hay un empleado de la señora que te marca con el dedito lo que tenés que hacer.
Es muy importante que sepas que podés prender los medios públicos y vas a escuchar todas las voces. Hay que darle valor a las cuestiones simbólicas de cómo nos comunicamos.
La preferencia argentina por discutir el pasado

-Se dice que para tener éxito como país en la llamada Cuarta Revolución Industrial donde la tecnología cambia todas las relaciones (desde como nos comunicamos hasta como comerciamos y trabajamos), la educación tiene un rol clave.
-Sí, pero tiene que ser innovativa. Uno de los problemas más brutales de la Argentina es que tenemos sistemas rígidos a los que nos aferramos como si fueran una tabla de salvación. En ese contexto actuamos todos con un sistema defensivo en vez de decir busquemos la oportunidad.
Y cuando digo sistemas rígidos puedo pensar en el sistema educativo, pero también en los convenios laborales...
-La Ciudad de Buenos Aires tuvo hace poco una experiencia en ese sentido cuando quiso que la formación de los docentes fuera en universidades y el gremio fue una de las principales oposiciones con las que se encontró.
-Hay que discutirlo una y mil veces. Con los festivales uno de los problemas que estamos discutiendo y que es el motivo por el que estamos subcontratando.
Hoy buena parte de la complejidad televisiva se podría resolver con una liveview, que es una camarita que se lleva al satélite y listo. Con 5 personas se podría tener. La delegación que propone el sindicato es de 37 personas para cada festival.
Después de una ardua negociación logramos reducirla a 26 pero ahora piden dos personas más por el tablerista, que es un tablerista eléctrico que no se usa más eso. Esto no funciona así.
Son 26, ellos piden 28, pero podrían ser 12. Obviamente que el gestor público tiene que entender lograr la transición entre Haití y Finlandia lleva un tiempo, en términos de transparencia, de institucionalidad.
Vos sabés que eso se podría hacer con 10 pero que el mercado laboral es complicado y no podés sacar gente a la calle, entonces vas despacio. Parte de la discusión es la velocidad del cambio.
-Australia decidió hace un par de años dejar de fabricar autos porque era un sector que no resultaba competitivo con los costos de los países asiáticos que tienen en frente. Pero 15 años antes el Estado trazó un programa que ejecutaron los privados para reconvertir al sector. En Argentina parece que nunca hay tiempo para planificar de ese modo porque sistemáticamente nos tenemos que ocupar de lo urgente y no de lo importante.
-Parte de lo trascendente del gobierno de Cambiemos es que hay metas como las que tenemos respecto de la modernización tecnológica, la inversión en infraestructura pública, a la federalización auténtica de la Argentina, a la mejora de la calidad institucional, están claros. Los temas son sólo de instrumentación y velocidad de cambio.
No sólo defiendo, sino que reivindico que el Gobierno sabe a dónde va.
Hoy nuestro motor sigue siendo el campo. No sé si es bueno que sea así, pero reconocemos esa realidad. Junto con el turismo serán los dos sectores que primero salgan (de la crisis) como en el 2.001. Pero eso no significa que no tengas que ir a la revolución del conocimiento, donde cada chico puede y está lleno de oportunidades. Puede entrar y crear contenidos desde una cosa que vale US$300. Pero tenemos que salir de todas las rigideces que nos traban, que son tremendas.
Y es un injusto atribuir todas las rigideces al gobierno de la década pasada. La década pasada cristalizó buena parte de esas rigideces, las profundizó y nos desabrochó del mundo. Pero la crisis de dirigencia que tenemos en la Argentina trasciende largamente la década pasada y la política. Hay un problema de cómo nos repensamos todos. Cómo todos somos menos demagógicos y populistas en nuestras cabezas.
¿Cómo eliminamos el populista que todos tenemos adentro? Como padres, ¿nunca sintieron a la noche que debieron decirle que no a sus hijos cuando les dijeron que sí?
-Un montón de veces.
-Tenemos que cambiar, pero despacito. Así como todos tenemos pequeños enanos autoritarios dentro. No es solamente la señora Cristina Fernández que tiene muy crecida esa variante. Todos tenemos eso de que queremos imponer al resto nuestra visión.
La teoría del no lugar, que son aquellos lugares que no tienen identidad por sí mismos, no tienen raigambre. Un local de comida rápida es un no lugar. Muestra como los no lugares fueron avanzando en la sociedad de masas creando una red de poca profundidad en comunicación.
Dentro de las cuestiones que tenemos que cambiar en nuestras cabezas es que nos resulta difícil concebir el futuro. Tendemos a hablar con mucha más vehemencia de hablar del pasado que del futuro.
¿Cuánto tiempo le dedicamos a la aventura que al mismo tiempo es liberar las energías individuales pero también una aventura colectiva de construir la Argentina? Tenemos un problema como sociedad.
-¿Cómo hacemos para salir de eso, para dejar de pensar la Argentina a 2 años y pensarla a 30 cuando hay elecciones cada dos años?
-Pero eso es parte de una regla democrática que nos define como sociedad.
-Los expertos aseguran que mantener el actual statu quo a la Argentina no le sirve si quiere aprovechar las oportunidades que brinda la denominada Cuarta Revolución Industrial. Plantean algunos ejes como la necesidad de una reforma impositiva y laboral en la condiciones de contratación pero también en la relación con los gremios. Si no lo pudo hacer un gobierno peronista que se supone tiene mejor relación con los sindicatos, ¿cómo podrá hacerlo el actual?
-No lo quiso hacer. Bueno Néstor y Cristina ni siquiera lo llamo peronismo. Se etiqueta con la palabra peronismo a fenómenos diversos. En la Argentina existe un partido del poder instalado hace muchísimas décadas.
Lo que expresa ese partido del poder -que muchas veces es el peronismo- es que es profundamente conservador. Son siempre los mismos, los dirigentes sindicales están hace 30/35 años y nadie se pone colorado, y una buena parte de la dirigencia empresarial, también.
Son conservadores en el peor de los sentidos porque conservan una visión del statu quo que ya no le sirve.
Es un partido que no toca privilegios.
La reforma impositiva, este gobierno ya mandó la reforma impositiva pero hasta que no tengas amplias mayorías en el Congreso no pasa.
-O hasta que no sepas rosquear como corresponde.
-Sí, pero eso termina siendo restricciones que hacen que las reformas sean menos profundas. Si querés una reforma profunda tenés que tener el poder suficiente para lograr que esos acuerdos políticos sean lo menos lesivos para el proyecto general, porque si por hacer un acuerdo político la reforma no tiene profundidad para qué la hacemos.
-El Gobierno habló mucho de una reforma laboral y tampoco lo lograron...
-Mandamos los proyectos y rebotan como si fuera una pared de acero. La gran reforma educativa, no pudiste hacer una reforma educativa central. Entiendo mucho el destrato salarial a los docentes, pero desde el Congreso Pedagógico que hizo Alfonsín en 1987, cuando hablamos del sistema educativo de lo único que se habla es de cuestiones salariales.
Pongamos creatividad para ver qué pasa con nuestro sistema educativo, qué pasa en el aula, cómo educamos con los celulares. No ponemos el foco a eso.
El Gobierno intenta ir por ahí. Tiene un programa de revolución de la enseñanza de las matemáticas pero eso no entra en la agenda pública.
Reivindico esta fuerte vocación del Presidente y de Cambiemos de ir una y otra vez por el cambio porque este statu quo no sirve más.