ENFRENTA SU PEOR SITUACIÓN EN 25 AÑOS
Se inundó el merendero “Los Gurises del Arroyo Gaitán”, y ahora luchan por volver a alimentar al barrio
La creciente del río Gualeguaychú afectó a diferentes barrios de la ciudad y la zona norte no se vio ajena a la situación. Además de perjudicar a familias que debieron ser evacuadas, el agua ingresó en el comedor que da de comer a 350 personas todos los sábados. Los impulsores del espacio se avocaron a su limpieza y aseguraron que ninguna autoridad se acercó a darles una mano.
El comedor/merendero “Los Gurises del Arroyo Gaitán” tuvo por varios días más de medio metro de agua adentro, y cuando se retiró dejó dos heladeras rotas, barro, suciedad y mucho trabajo para quienes sostienen el lugar.
Teresa Bogado, junto a su marido José, hace casi 26 años que sostiene el espacio que en sus inicios comenzó a dar contención a 100 niños del barrio y que en la actualidad alimenta todos los sábados a 350 personas.
Para poder poner operativo el comedor, Teresa y su esposo debieron abrir las puertas del lugar de par en par y comenzar a sacar el agua sucia de adentro del comedor ellos mismo. Como vieron que el trabajo era demasiado y no iban a poder solos, debieron contratar a una mujer para que los ayudara, a quien, por supuesto, le pagaron.
A pesar de que el Municipio de Gualeguaychú informó que comenzaría con un relevamiento de la cantidad de merendaron que hay en la ciudad y que acudieron al principio de la gestión al comedor “Los Gurises del Arroyo Gaitán”, no se apersonaron para asistirlos en esta ocasión.
Debido a esta situación, el sábado anterior y hoy no pudieron brindarles el plato de comida a las familias del barrio y esperan que la próxima semana puedan estar en condiciones para cocinar nuevamente.
La última vez que el “Merendero Los Gurises del Arroyo Gaitán” tuvo el agua dentro de su salón fue en 2019. En ese momento, Teresa Bogado también salió a reclamar en los medios el abandono que sufría el barrio y el comedor en particular. En esa oportunidad, también se debieron suspender los almuerzos del fin de semana y en ese entonces eran 140 los chicos que asistían al lugar.
Sobre la situación actual que están atravesando, Teresa Bogao contó a Ahora ElDía que “se nos metió medio metro de agua adentro, tuve que llamar a una chica a la que le tengo que pagar para que me ayude a limpiar porque a mí no me da más la espalda”.
“Nosotros no estamos recibiendo ninguna ayuda, estuvo el señor intendente (Mauricio Davico) con el tema de la inundación a dos cuadras y no fue capaz de venir al merendero, siendo que me eligieron como mujer destacada, pero no fue capaz de venir a preguntarnos si necesitábamos algo”, relató indignada la referente de comedores.
En la actualidad, el comedor solo recibe un tubo de gas cada 20 días –que a duras penas les alcanza– y la tarjeta Nutrir para la compra de mercadería por un monto cercano a los $22.000, que también es insuficiente para las 1.400 raciones de comida por mes que deben preparar.
El panorama para los merenderos
A lo largo de los años, cada vez más personas comenzaron a necesitar de la asistencia de comedores y merenderos en la ciudad.
Esta situación provocó que estos espacios, que en su mayoría son sostenidos por personas particulares, debieran aumentar la asistencia que brindan y redujeran la cantidad de días cocinan.
Hace casi 26 años, cuando comenzó a funcionar el merendero “Los Gurises del Arroyo Gaitán” fue para darles una taza de leche a los chicos del barrio. Sin embargo, al tiempo, los niños se acercaron con otras demandas: necesitaban comer.
Es así que Teresa Bogado inició sus recorridas a pie, acompañada por su marido, por diferentes zonas de la ciudad para pedir productos para cocinarle a los “gurises”.
Con el tiempo y viendo la labor comunitaria que hacía el matrimonio, les facilitaron los materiales para poder construir un espacio para el merendero. El lugar fue enteramente construido por José, esposo de Teresa, quien también es el encargado de la cocina.
La función principal de Teresa es la de conseguir los elementos para cocinar y dejar todo listo para las elaboraciones de los sábados.
“Ahora las piernas y el cuerpo ya casi no me dan. Salgo a pedir al centro, donde ya tengo gente conocida, y me lleva mi marido en el auto. Pero cuando empezamos lo hacíamos caminando. No te imaginas lo que caminábamos, encima con los bolsos al hombro. Yo ahora tengo tres hernias de disco y las piernas me duermen cada tanto por lo que no me dejan caminar demasiado”, indicó la referente del lugar.
Tiempo atrás, hace poco más de un año, Teresa y José servían comida y merienda más veces en la semana, pero la situación económica provocó que debieran reducir los días a uno.
“Solo funcionamos el sábado, porque los otros días no tengo para darles de comer. Yo les daba la leche y la comida todos los días, pero desde que vino esta situación tan mala, hace como un año solo podemos darles de comer los sábados”, explicó en esta dirección.
“Cada vez es peor porque tenés que andar en la calle todo el día pidiendo, y a la gente le cuesta mucho donar alimentos ahora. A quien tengo que agradecerle toda la vida es a Pargas que lucha junto conmigo para que yo tenga las cosas para cocinar los sábados”, manifestó Bogado.
Lo más difícil de conseguir es la carne, pero últimamente es complejo adquirir hasta los fideos, ya que por comida se utilizan cuatro packs. Cuando comience a funcionar nuevamente el espacio, Teresa deberá empezar de cero porque no tiene nada. Además, con la inundación y el agua que ingresó al lugar, se perdieron dos heladeras.
“Espero que Dios me ayude y podamos seguir paso a paso, pero la situación es muy difícil, cada vez se suman más familias. No sé cómo hacen para comer el resto de los días. Hay otros comedores que ayudan, así que van buscando donde les dan de comer y están ahí”, dijo Teresa sobre cómo se alimentan el resto de los días las personas del barrio.
A diferencia de años anteriores, en los que se comía en el lugar, las familias se acercan al mediodía con sus platos o recipientes de plástico y llevan la comida a sus casas, por lo general son las madres quienes acuden y cada una tiene para alimentar a varios hijos.
Entre las necesidades que atraviesa el lugar, que son muchas, está la de alimentos, productos de limpieza y pañales para niños.
Sin dudas, la inundación de este año y el panorama económico contemporáneo, donde prevalece el ajuste y cada día cuesta más que sobreviva la esperanza, atentan contra estas causas y acciones. Sin embargo, tal y como lo ha demostrado la comunidad de Gualeguaychú en innumerables ocasiones, el espíritu solidario prevalecerá. Y sin importar los contratiempos y obstáculos, Teresa Bogado –y muchos más ciudadanos– seguirán haciendo lo imposible para poder llevar una porción de comida a los más necesitados.