Inquietud de la Iglesia por presencia de las tragamonedas en el Hipódromo
La instalación de tragamonedas en el Hipódromo de la ciudad generó reuniones entre un sacerdote y dirigentes de ATE. El temor al incremento de la ludopatía llevó a José María Aguilar escribir una carta a los feligreses de Capilla San José Obrero. Rubén Skubij El juego en los casinos, con un fuerte predicamento de las tragamonedas, origina en muchas personas una adicción de la que es difícil salir. Con ella devienen problemas en la familia y sus consecuencias en la economía de la misma.Los obispos argentinos, en el año 2011, publicaron la carta "El juego se torna peligroso", resaltando el valor de la vida humana y su dignidad. Allí advertían: "es importante hablar sin eufemismos. El juego de azar es un negocio que mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres".En Gualeguaychú el avance de las tragamonedas preocupa a varios sectores, entre ellos a la Iglesia. Días pasados, el Padre José María Aguilar, párroco de Parroquia Ntra. Señora de Luján, dialogó con dirigentes de ATE sobre la posible incorporación de maquinitas en el hipódromo local."Hemos charlado sobre la problemática de la ludopatía y lo que significa que muchas familias se queden sin el sustento económico por el vuelco de mucho dinero al juego", reflexionó. El tema fue elevado al Obispo, Monseñor Jorge Lozano, quien le pidió que eleve una carta a los feligreses de la Capilla "San José Obrero", ubicada en Edison y Goldaracena, para que expresen su opinión.Adelantó que dicha carta será entregada hoy, en la Misa de Ramos. "Mi objetivo es que la lean en familia, que hablen sus integrantes sobre el futuro del barrio y que se expresen. Es importante que su opinión sea escuchada por las autoridades". Carta a los vecinos"Estimada familia: estamos transitando la Semana Santa y la mirada se posa en la entrega de Jesús en la cruz para que los hombres podamos vivir más plenamente nuestra propia humanidad. Es un tiempo para rezar, reflexionar sobre nuestra vida personal y social, sobre los problemas que nos afectan como vecinos y también los que vendrán", expresó Aguilar.Informó que "en los medios de comunicación de nuestra ciudad se da a conocer la posibilidad de habilitar una sala de tragamonedas en el vecino predio del Hipódromo. Esta noticia puede dividir las aguas entre los vecinos: unos a favor y otros en contra. A favor, porque se pueden lograr mejoras para la zona y en contra, por toda la gente ajena al barrio que estará llegando todos los días del año con distintas problemáticas, como lo vieron los vecinos del centro de la ciudad cuando se intentó instalarla en la esquina de Urquiza y Rosario"."Cada uno deberá discernir sobre esta situación y tomar su postura personal. Para esta evaluación quiero aportar una dimensión que se padece en la ciudad con la sala de tragamonedas que ya está instalada en el Casino: el avance de la enfermedad de la ludopatía entre nuestros familiares, amigos y vecinos".Recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como: "una conducta de juego mal adaptado y persistente que interrumpe y puede destruir objetivos personales y familiares"."Afecta a la persona, en su emotividad, sin distinción de género, edad, condición social o económica, religión. Se distorsiona la visión de su vida, de su relación familiar y laboral. Arriesgan a perder su casa, sueldos, creando una gran inestabilidad en la familia. Muchos se endeudan y para pagar se disminuye lo disponible para sus hijos por varios años. También se complica con otras enfermedades, no sólo en el ludópata sino también en sus familiares".El Padre Aguilar cuenta en la carta que "hace cuatro años que funciona en el salón parroquial de Luján un grupo para jugadores compulsivos y otro para familiares y amigos. Han pasado por ambos grupos cientos de personas; pocos han perseverado. Los tratamientos psiquiátricos y psicológicos no son aceptados por todas las obras sociales, otras cubren un poco tiempo, y muchos carecen de ellas"."Hay otros aspectos negativos para la instalación de este tipo de "entretenimiento" que tanto mal nos hace. Estén atentos a los medios de comunicación dónde ya se están escuchando estas voces. Sumen todo esto a su evaluación y toma de postura", reflexionó.Pidió que "esta realidad nueva que se quiere introducir en el barrio y lleva a tomar posición a favor o en contra no nos divida ni enfrente como vecinos, dialoguemos, buscando el bien común, especialmente el bien para los pobres, débiles y enfermos"."Que San José Obrero interceda por nuestras familias y trabajos. Que podamos vivir una esperanzadora Pascua de Resurrección. Abierto al diálogo me despido de cada uno de los miembros de la familia", señaló finalmente.
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