TRADICIÓN, MALTRATO Y DESACUERDOS
Jineteadas: Los cambios normativos de los últimos 20 años, dos posturas irreconciliables y el nuevo papel del Hipódromo

Este domingo volverán a tener lugar las jineteadas dentro del ejido de Gualeguaychú. En el predio del Hipódromo, donde planean construir un campo específico para estas prácticas. La habilitación del Municipio, el enojo de las organizaciones proteccionistas y la postura de las tradicionalistas.
Luciano Peralta
El tema es más complejo de lo que parece. ¿La razón? Se ponen en juego dos paradigmas diferentes, antagónicos. Simplificando posiciones, por un lado, está la postura sostenida por las agrupaciones tradicionalistas del departamento Gualeguaychú, que dicen que no hay maltrato animal en las jineteadas y argumentan el arraigo cultural que este tipo de prácticas tiene, sobre todo, en las poblaciones rurales. Por el otro lado, la postura de las agrupaciones proteccionistas y animalistas, desde donde se sostiene que la jineteada es, en sí, una costumbre que tiene como finalidad infringir violencia sobre los caballos para garantizar un espectáculo del que las personas obtienen un rédito económico.
Podríamos partir de evidenciar esas dos posturas. Las cuales tensan las posiciones a un extremo y otro del tema. En el medio, me da la impresión que, quienes no tienen contacto directo ni con los pro ni con los anti, oscilan entre posiciones vagas o faltas de información. Está claro que el tema no gravita para nada en la agenda pública, muestra de ello son los 20 años que pasaron desde aquella ordenanza municipal, la N° 10.659/03 (hoy vigente), que reconoce a las jineteadas como práctica deportiva y regula su funcionamiento. Una década después, tras el pedido de la Asociación Protectora de Animales Patitas, la misma fue suspendida por 90 días a través del Decreto 833/14, firmado por el exintendente Juan José Bahillo, y fue convocada una comisión especial para resolver si este tipo de prácticas implica maltrato animal. Los 90 días no sirvieron de nada, claramente. Y, hasta noviembre del 2021, cuando la actual gestión resolvió volver a convocar a dicha comisión, se continuaron realizando este tipo de eventos en Gualeguaychú.
Este nuevo proceso, iniciado hace casi dos años, implicó -igual que la primera convocatoria- la participación de quienes defienden las jineteadas y de quienes están en contra. Se llevaron a cabo algunas reuniones con funcionarios y concejales y, además, este año se habilitó una consulta popular abierta no vinculante, donde la ciudadanía pudo votar por el sí o por el no a las jineteadas en la página web del Municipio. Fueron poco más de mil los votos y el “no” se impuso por el 57%. Al igual que la primera experiencia, la comisión no sirvió para el fin creado: nunca emitió un dictamen, nunca se definió si hay o no hay maltrato.

Actualmente, el único proyecto de ordenanza que establece la prohibición está estancado en la comisión de conjuntas del Concejo Deliberante (de la que participa la totalidad del cuerpo legislativo). Desde la oposición sostienen la postura de que no votarán el despacho de ese proyecto hasta que el oficialismo no acceda a tratar la prohibición de la tracción a sangre (presentada hace más de cinco años), que implicaría la prohibición de carros tirados por caballos. En el oficialismo, en tanto, son contadas con los dedos las concejalas que se han expresado a favor de la prohibición, la mayoría no la apoya o sostiene posturas vacilantes. Los números no dan ni siquiera para que el expediente administrativo se trate en el recinto.
Ahora, la novedad es la realización, este domingo en el Hipódromo Gualeguaychú, de una jineteada de la que participarán 44 caballos: 22 montas en clina y 22 montas en basto. Los organizadores informaron a Ahora ElDía que ya habían presentado la documentación requerida para la habilitación municipal (certificado de anemia de cada animal, libreta de sanidad, ocho adicionales de policías, etc.) y que esperan entre 500 y 1000 espectadores. En este sentido, la lluvia puede dejar con las ganas a muchas personas de las zonas rurales, ya que los caminos pueden volverse un inconveniente si cae más agua que la tolerable.
“Nos generó una gran sorpresa este anuncio, no están dadas las condiciones, está todavía abierto un proceso institucional de evaluación, del que venimos participando de forma muy activa. Ese proceso no está concluido. Entonces, el hecho de que esto se dé de forma inconsulta y abrupta nos cayó como un valde de agua fría”, expresó Mauro García Rodríguez, integrante de la agrupación Guaba.
“Nos parece oportunista en términos electorales, en este momento de campaña aparece esta habilitación, es algo que nos llama mucho la atención”, agregó quien, además de participar en la comisión abierta convocada por el Ejecutivo, hizo uso de la Banca Abierta del Concejo Deliberante, comúnmente llamada banca 14. Desde allí, sostuvo que “la jineteadas se tratan de una práctica en la que se somete a un animal a través de la violencia física y sus efectos sociales son indeseados, porque se legitima el sometimiento y la violencia”.
Para esta nota, el psicólogo activista por los derechos de los animales ahondó en esta idea: “Una jineteada consiste en agarrar un caballo potro, que es un caballo que no ha sido domado y, por la fuerza, a través de elementos para infringir dolor, montarlo. A través de espuelas, que se les clavan en el abdomen y a través de un rebenque con el que laceran su cuerpo, son violentados. Eso es lo que sucede en forma fehaciente. El caballo es un mamífero desarrollado y, por ende, tiene capacidad de sintiencia. Tiene conciencia y sintiencia. Sabemos entonces que el animal sufre. Y eso está tipificado en la Ley de Maltrato Animal N°14.346”.

Leonardo Rumacho es empleado municipal, hace 16 años que trabaja en Higiene Urbana, es herrero y realiza muchos trabajos en las zonas rurales. Al mundo de las jineteadas entró por sus hijos (hoy tienen 20 y 24 años), cuando en la primera adolescencia dejaron las motos 50 c.c. para empezar a montar caballos.
“Cuando empezó esto del mal llamado maltrato animal creamos una comisión, eso fue antes de la pandemia, y quedé como vicepresidente”, contó. Dicha comisión se llama “En defensa de la tradición” y está conformada por delegados de las agrupaciones tradicionalistas de la ciudad y el departamento, siendo en total 25 aproximadamente. Actualmente están a la espera de los papeles que la declaren asociación civil.
“No digo que no haya maltrato animal, pero nosotros conformamos la comisión con la idea de concientizar a la gente y demostrar cómo se cuida un caballo. Nosotros podemos controlarlo acá, pero si cualquiera tiene un campo y se junta entre tres o cuatro y hacen una pelada de potro, eso sí es maltrato animal, porque a mí no me gustaría ir corriendo y que un tipo me tire un lazo, me caiga y me de cinco vueltas carnero”, dijo.
Sobre las denuncias por maltrato animal sostenida por el activismo animalista, Rumacho aseguró que “los proteccionistas no pueden hablar del maltrato animal porque no entienden, ellos ven maltrato en montar a un animal 8 segundos (en clina) o 14 segundos (en basto) y con un rebenque de floreo. Nuestros caballos cuando termina la fiesta se van al campo y están 15, 20 días o un mes, sueltos, depende de cuándo se haga la siguiente fiesta”.
“La espuela no lastima, se los mostré a los proteccionistas en una reunión que tuvimos en la Municipalidad. Me pasé la espuela por el brazo y ellos vieron que no lastima. Pero, también es cierto que existe la viveza del jinete, que las puede trabar, entonces pincha y se clava en la carne. Justamente, esta comisión está formada con el objetivo de controlar ese tipo de prácticas”, aseguró. Y expuso el argumento del “eslabón más débil”, esgrimido varias veces durante el debate del tema: “¿Por qué no se ocupan del hipódromo? De Gualeguaychú, de San Isidro, de Palermo. Porque ahí hay plata de por medio y sabemos que el IAFAS recibe parte de esa plata”.
“Nosotros estamos en contra de la explotación animal y de todo tipo de maltrato, y creemos que en esto tenemos que ir avanzando en forma progresiva y empezar por lo que es más obvio”, cuestionó, en este sentido, García Rodríguez. “Acá se ejerce violencia y se somete a un animal. Obviamente, en el turf también se tiene que avanzar, pero las jineteadas son lo más parecido que tenemos con la plaza de toros, estamos hablando de animales que después terminan muertos. El caballo que no sirve más para la jineteada después va al matadero”.
“Seguramente tenemos que avanzar sobre un montón de prácticas que implican maltrato, pero hay algunas que son urgentes, y las jineteadas son urgentes. Y si en tantos otros municipios ya están prohibidas, por algo es”, apuntó. Al tiempo que diferenció: “Creo que son dos cosmovisiones, dos formas de relacionarse con la otredad, dos éticas diferentes; ¿estos son los espectáculos que queremos brindarle a las familias? ¿queremos que nuestros guríses crezcan naturalizando que se le pegue a un caballo?”.
Por último, Rumacho, mientras ultimaba detalles en el Hipódromo de la ciudad, diferenció a las jineteadas de otras prácticas como el fútbol, donde la violencia es explícita, verbal, física y está totalmente naturalizada. “En las jineteadas no pasa nada de eso”, dijo.
“La diferencia es que en el fútbol existe una participación voluntaria”, cuestionó el integrante de Guaba. “Ahí el beneficio o el perjuicio es de quienes participan, y el lucro, de última, también llega a los jugadores; en las jineteadas el animal, después de haber sido llevado a estos eventos algunas veces, termina en el matadero y lo venden como carne”, apuntó.
“Tenemos que poder diferenciar entre la práctica de un deporte que conlleva violencia, con una tradición netamente violenta. Debemos entrenar el ojo para poder hacer esa diferenciación”, reclamó García Rodríguez.
Las proyecciones para el Hipódromo Gualeguaychú

Actualmente, la comisión “En defensa de la tradición” y la comisión directiva del Hipódromo vienen trabajando conjuntamente, el evento de este domingo es la primera de otras tantas iniciativas que tienen en carpeta.
Entre los proyectos principales está la donación del Hipódromo de parte de su patrimonio para que se realice un campo de jineteadas en el lugar. Así lo explicó Rumacho: “La idea es centralizar y que no haya diez fiestas diferentes en la ciudad para que podamos controlarlas. Porque nosotros, como comisión, queremos controlar que no haya maltrato animal”.
“Una vez que tengamos habilitado el campo queremos traer la equino terapia. Otro objetivo es empezar a celebrar las fiestas patrias en el Hipódromo, donde hay mucho espacio verde. Nos pasó que en la última fiesta del 25 de Mayo hubo mucho asado en chulengo y eso no queda lindo, como que se pierde un poco la tradición, los asados siempre se hicieron en el piso y para eso el Hipódromo es perfecto”, aseguró.