HISTORIAS DE CARNAVAL
Juan Boari: “Me gusta que el público sea parte del espectáculo”
Dueño de un estilo único, desde la carroza de los músicos de la comparsa de Central Entrerriano es el encargado de ponerle “pasión de cancha” al paso de Marí Marí por el Corsódromo. Su irrupción en 2007 obligó a inventar un nuevo rol en el Carnaval del País: el de arengador.
Desde hace más de 15 años, su voz hace bailar, alentar y cantar a todos los que llenan las tribunas del Carnaval del País. Es parte de la banda estable de Marí Marí, pero su rol es único e incomparable: algunos lo llaman “animador”, otro “arengador” y otros más “agitador”. Es el que te mira desde la carroza de los músicos y te hace sentir que sos parte de lo que pasa en la pasarela. Su nombre es Juan Boari, y con los años terminó siendo sinónimo de Carnaval.
“Hace años que estoy en esto, desde 2007, y aun así sigo sintiendo los mismo nervios y ansiedades cada vez que arranca una temporada nueva del Carnaval del País. Este año, el sábado de la primera noche, a las 2 de la tarde estaba con diarrea y ganas de vomitar y la noche anterior no pude dormir. Hace 17 años que lo hago, pero siempre me pasa lo mismo. No sé si será por la exposición, por el riesgo, por el miedo a meter la pata y equivocarme. Pero cuando agarro el micrófono, entonces ahí se me calma todo. Una vez que arrancás sale todo natural y sé que las cosas no dependen de mí. Es como cuando te subí un avión: pase lo que tenga que pasar, todo está en manos del piloto”, afirmó Boari en una conversación con Ahora ElDía.
Además de ser uno de los personajes más pintorescos e icónicos del Carnaval del País, Juan Boari es médico de profesión y durante los últimos cuatro años fue parte de la bancada del piaggismo en el Concejo Deliberante, a donde entró ocupando el primer lugar en la lista del segundo período de Martín Piaggio al frente del Municipio. Sin embargo, luego de cumplir su mandato, volvió a su vida.
“Ahora estoy más relajado que antes, cuando era funcionario público. Sigo siendo una persona pública, pero sigo siendo un trabajador del hospital”, explicó sobre su presente y enseguida volvió a referirse a su vida como carnavalero: “Lo lindo es que en el carnaval somos todos iguales. Dos días antes de salir a la pasarela estuve con el estrés al mango al tener que operar a un paciente, y 48 horas después estaba relajado y disfrutando con Marí Marí, compartiendo con mis compañeros. Y a nadie le importa si estás con un médico o con alguien que no terminó la secundaria. Somos todos iguales. El carnaval Iguala: puede haber un médico haciendo de linyera y un albañil haciendo el papel de un rey”.
Según su punto de vista, el Carnaval del País es un espectáculo maravilloso, y este verano, el cual está atravesado por un contexto económico tan complicado, muchas veces actúa como válvula de escape de esa realidad tóxica. “Yo lo creo así. En este sentido, recuerdo lo que fue el estallido de diciembre de 2001. Y sin embargo, en enero de 2002 el carnaval batió récord de espectadores. Sé que uno de los motivos fue que muchos no se pudieron ir a Brasil o a Punta del Este y tuvieron que hacer turismo por la zona. Pero que hayan elegido venir al Corsódromo también demuestra que la gran mayoría necesitaba olvidar por un minuto los problemas que estaba viviendo. Ojalá que al final de este verano veamos un gran movimiento de turistas, porque hay mucha inversión y se gastó mucha guita para generar trabajo en Gualeguaychú y que de esta manera se genere un movimiento económico y que nos permita tratar de mantener la cabeza arriba del agua el resto del año”, reflexionó.
También en la época de 2001 y 2002 fue cuando comenzó a empaparse por la cultura carnavalera, donde hacían todos sus propios trajes en la cancha de básquet del club Central Entrerriano. “Teníamos que coser los trajes. En las telas decía ‘bordar de amarillo’ o ‘bordar de rojo’ y nosotros lo hacíamos”, recordó.
Finalmente, se refirió al espectáculo a cielo abierto más grande de la Argentina y fantaseó sobre la posibilidad de que en el futuro las tribunas sean partes más activas del espectáculo, como cuando se desató la polémica de la noche esa en la que aparecieron por sorpresa los integrantes de “Vientos de Gualeguaychú” entre el público para unirse a la banda de Marí Marí.
“Lo de los vientos estuvo espectacular y le permitió a la gente participar ya que tenían a los músicos al lado. Me gusta que el público sea parte del espectáculo. Aquello fue una locura y mágico al mismo tiempo, pero se penalizó a la comparsa por intentar innovar. Yo no critico a la Comisión del Carnaval porque no tengo ni idea de lo que debe ser eso, imagino que un mundo muy complejo. Pero también, hay que decir que existe un conservadurismo que no deja a nadie arriesgarse. Al mismo tiempo, sé que no tengo sé qué es lo que hay que hacer para que la gente pueda intervenir o qué podemos hacer para dar una vuelta de rosca en algún momento para que los integrantes puedan innovar”, afirmó.