UNA VIDA DE AMORES Y LEYES
Juan Manuel Chesini: “Mi apellido es mi historia, y el futuro de la familia”
Algo tan simple como el nombre y el apellido de una persona, puede ser un sinfín de idas y vueltas para quienes buscan su verdadera identidad. Juan Manuel se refugia en el apellido de su mamá y asegura que alcanzar su DNI es uno de los sueños que más trabajo le ha costado. Leyes, trabas y desconocimiento en el Registro Civil de Gualeguaychú.
Por Mónica Farabello
Cuando Juan Manuel nació su apellido era Chesini, el de su mamá. Años más tarde, cuando él tenía entre 3 y 5 años, su papá decidió reconocerlo y con esa decisión llegó el cambio de apellido y comenzó a llamarse legalmente Juan Manuel Trocello.
Pero ¿es el apellido el que define nuestra identidad, o es un sentimiento interno que va más allá de los papeles? Juan nunca se sintió Trocello, será porque su padre nunca ejerció el rol como se espera; porque el sentimiento no surgió o porque el verdadero amor de crianza siempre se llamó Chesini, tanto por su mamá, como por sus abuelos maternos.
Ahora ElDía conversó con Juan para conocer su historia, que no es una más. Muchas veces el trámite de cambio de apellido se da en la infancia; se cambia o se agrega un apellido, pero ¿qué pasa cuando un adulto decide elegir el apellido de su madre o su padre? Las trabas comienzan a colmar el camino, y también la desinformación de quienes deben allanar el camino.
“Mi mamá siempre quiso que yo tenga relación con mi papá, pero lo vi antes de empezar la secundaria y nunca más. Un día antes de mis 18 años lo fui a ver y no me conoció…se dio cuenta después porque soy parecido a sus hijos con otra señora. Después de ese día no lo vi más. A veces nos cruzamos, pero no me saluda, no sé si no me reconoce o se hace el tonto”, contó Juan Manuel.
En ese encuentro de los 18 años, Juan sólo buscaba saber si su padre biológico “se acordaba que tenía un hijo. Ese día no me llevé nada; no saqué nada interesante porque era un desconocido, como un vecino”.
“La decisión de cambiarme el apellido no es por rencor hacia mi papá, sino por amor hacia mi mamá, mi abuelo y todos los que me criaron. Yo sabía que a los 18 lo iba a hacer, pero cuando fui al Registro Civil me dijeron que no se podía hacer el cambio; que se podía anexar y llamarme Trocello Chesini, pero yo no quería, porque mi deseo es ser Chesini sólo”, relató el joven que finalmente obtuvo respuestas a través de una abogada que lo asesoró.
Juan Manuel relató que fue al Juzgado de Familia en la ciudad, hizo de todo y no pudo. “Mi abogada insistía en que sí se podía, y así fue. Logramos el trámite en Buenos Aires; buscaron si tenía antecedentes penales, fuimos al Juzgado de Tigre, me citó una psicóloga; le conté que no me reconozco con ese apellido, y ahí pudimos avanzar. Después de mucho, conseguí el fallo judicial que reconoce mi derecho a tener el apellido de mi madre y mi abuelo”.
Ahora, podrá tramitar su nuevo DNI en la ciudad, contando con el fallo judicial obtenido en Tigre. Juan Manuel quiso compartir su historia, allanar el camino a las muchas personas que le preguntaron por sus trámites, por el camino realizado.
La identidad es un derecho, y Juan, así lo hizo saber.