
En la semana en que el ministro Amado Boudou expuso la extravagante teoría de que la inflación no afecta a los pobres sino a los ricos, el asado cada día está más caro, convirtiéndose en algo prohibitivo para las clases populares.De la redacciónMientras los economistas discuten el hallazgo del ministro -es decir la novedad académica de que la inflación es un mecanismo de redistribución a favor de los pobres- los carniceros aseguran que venden un 30% menos de carne, ante el alza que el artículo registra en las últimas semanas de octubre.¿Quién compra menos, los que tienen más ingresos o los que menos tienen? Siguiendo a Boudou, hay que deducir que los sectores medio y altos. Siguiendo al sentido común, la gente más pobre, que suele reemplazar la carne por arroz y fideos.Los expertos del mercado consideran que el precio del producto llegó a un tope y advierten que no bajará. El alza, dicen, se da por una caída en un 20% del stock ganadero, el cual tardará cuatro años en recuperarse.Por ende los consumidores deberán acostumbrarse a los precios de la pizarra actual. Veamos. Por kilo, y asumiendo algunas variaciones, estos son algunos precios: Asado, 32,50 pesos; Cuadril, 32,90 pesos; Lomo, 37 pesos; Carne picada común, 20 pesos; Carne picada especial, 29,70 pesos.En este contexto, se especula que la gente no dejará de consumir carne -un producto que es la base de la dieta de los argentinos-. En todo caso, quienes poseen menos ingresos lo harán en menor cantidad o con menos frecuencia.A todo esto, los estudios privados (no el INDEC) sostienen que en lo que va del año, hasta octubre, los precios de los alimentos subieron más del 27%.Pero si se toman sólo los alimentos de la canasta básica (que se utiliza como referencia para medir la indigencia y la pobreza), la suba trepa al 37%, con la carne vacuna haciendo punta.De hecho, por impacto de la inflación, en octubre cayó la venta de alimentos, según reconocen las empresas alimenticias. ¿La razón? Es porque los sueldos pierden poder adquisitivo frente al alza de los precios. ¿Cambio en la tradición?Esta situación ya la adelantó en el 2008 Alfredo De Ángeli en pleno conflicto campo-Gobierno. El Presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos pronosticaba un alza en los precios de la carne a tal punto que sería un alimento al que podría acceder la clase alta.En una nota publicada ayer en Clarín, el reconocido economista Carlos Melconían afirma que "el precio de los alimentos creció 42% entre octubre de 2009 y octubre de este año". Además señala que "el último pico de subas arrancó en la segunda quincena de setiembre y se consolidó en octubre".Mientras crecen productos congelados y otros que apuntan a las clases de mayor poder adquisitivo, caen los más baratos. "Hay una excepción, arroz y fideos, que siguen siendo el reemplazo de la gente más pobre para la carne, que sigue aumentando", agregó.¿Llegará el momento en que se deberá sustituir el tradicional asado por un plato de fideos? Aunque en muchas familias esta decisión ya es un hecho, muchos otros han optado por cambiar la carne vacuna por la de cerdo, que dicho sea de paso también ha sufrido aumentos en los últimos meses debido a la gran demanda y por el precio actual que tiene la carne vacuna.En una nota publicada en el mes de agosto en La Nación, directivos de empresas dedicadas a la elaboración de pastas afirmaron que para lo que resta del año se espera un aumento en la producción de pastas secas de entre 4 y 5 por ciento, impulsado por la suba de los precios de la carne."El aumento en el consumo de las pastas se fortalece cuando sube el precio de las carnes, algo que ha venido pasando y que llevó a la gente a volcarse, sin dudas, a esta opción más sana y económica. Por cuestiones culturales, la sustitución de la carne es muy difícil en la Argentina, pero sí se da de manera muy puntual ante grandes incrementos en el precio final minorista", dijo Gonzalo Vázquez, director comercial de la consultora Claves."Antes era mayor el consumo de pastas de baja calidad y bajo precio; hoy podemos decir que muchos consumidores optan por las pastas de mejor calidad. Este es un mercado que está en ascenso, mientras que el de las pastas de baja calidad se mantiene", señaló Martín Galilea, presidente de Molinos Tres Arroyos.Fabio Palioff, gerente de Marketing de Molinos Río de la Plata, coincidió en que "se está observando una tendencia a consumir las pastas con mayor valor agregado, por ejemplo: pastas de tres vegetales o saborizadas o al huevo".Frente a esta conducta del público, desde Matarazzo lanzaron la lasagna precocida como una nueva manera de consumir pastas, y desde Lucchetti, se buscó la pasta con salsa de queso para los chicos.