La cautivante historia de la Difusora Grecco (Capítulo 11)

ElDía presenta la undécima parte de la historia de la Difusora Grecco, un minucioso trabajo de investigación del historiador Gustavo Rivas, que entregamos por parte, cada domingo. El lector puede revivir y descubrir, a través de los testimonios de los protagonistas de este trozo de historia de Gualeguaychú, cómo nació la que fue base del desarrollo radiofónico de esta ciudad y "semillero" de reconocidos profesionales del medio.El impecable trabajo realizado por Gustavo Rivas sumó una importante cantidad de horas de grabación, buscando el testimonio de quienes pasaron por la Difusora Grecco, desde sus inicios con Roberto Carlos Grecco, hasta las épocas de Alfredo Lucardi. TERESITA FERRARI La prodigiosa memoria de Carlitos Godein nos ha permitido rescatar una perla muy valiosa. Nos cuenta que Teresita Ferrari, siendo una niña, hacía un programa semanal de la Sociedad Protectora de Animales Sarmiento. Picados por la curiosidad, le llamamos a esta amiga, quien ratificó el dato y agregó detalles. Con 14 años cursaba el segundo año del secundario.Tenía un perro, Chilo, que llevaba -como corresponde- el apellido Ferrari y quería -como hasta hoy- mucho a los animales. Un día leyó en el diario que para renovar esa entidad, se convocaba a una asamblea en Urquiza y España donde Isabel Chaca de Pintos tenía su escuela de dibujo y pintura. No sólo causó asombro la presencia de una asambleísta tan joven, sino que a la hora de hacer propuestas, ella los impactó con la suya de montar ese programa. Pero nada es casualidad; al año siguiente escribió para sus compañeros una obra de teatro, "Lina", que se representó con éxito muchas veces, bajo la dirección de Pablo Haedo.Pese a la edad, confiaron en ella y la audición, en la que se contaban historias de animales famosos como Babieca, Platero, Rocinante, Laika etc., alcanzó con creces el objetivo de concienciar al oyente en el sentido de que nuestras mascotas integran la familia.Pero sin advertirlo en el momento, tuvo otra consecuencia: fue el primer peldaño de una brillante carrera que luego transcurrió con el programa infantil La Mojarrita en LT41, para llegar ser hoy una figura ampliamente conocida en los medios nacionales.Algo de esto vislumbraron también sus contertulios de entonces como lo recuerda también Carlos Godein : "nosotros le decíamos ¡que voz que tenés para locutora!!" FINAL DE UNA ETAPARoberto Grecco, como visionario que, era había apostado fuerte al proyecto de la radio, que era su sueño aún antes de que las frecuencias se abrieran a concurso. Porque las circunstancias indicaban que en algún momento la adjudicación debía salir y no quería que lo agarrara sin perros.En efecto: para la década del 60 nuestra provincia padecía una injusta situación de retraso en materia de radiodifusión. La demora en la adjudicación de nuevas frecuencias había dejado a ciudades importantes, como la nuestra, sin emisoras de radio, mientras otras las tenían, como Paraná, Concepción del Uruguay y Concordia. El caso de Gualeguaychú era singular: tenía montada una potente estación transmisora de Radio del Estado, pero que por inexplicables razones administrativas, no había sido habilitada como emisora.Durante el gobierno de Arturo Illia (1963-1966) se inició un largo y ajetreado proceso tendiente a la adjudicación de nuevas frecuencias de baja potencia en AM (por entonces la única modulación que se utilizaba) para ciudades que no las tenían: Gualeguaychú, Gualeguay, Colón. Victoria, La Paz y Villaguay.Cuando en 1964 se publicó el primer llamado a concurso, quienes estaban mejor preparados en casi todo el país, y a la vez interesados en la nueva modalidad, eran precisamente los dueños de redes propaladoras o difusoras. En general, ya contaban con una base de equipos técnicos, recursos humanos y clientela publicitaria, que los colocaba en condiciones de competir. Tal era el caso de Roberto Grecco.No sólo se lanzaban al desafío por el entusiasmo que generaba ese avance, sino que la nueva situación les imponía hacerlo para no desaparecer. En otras palabras: nadie podía ignorar que donde empezara a funcionar una radio en manos de otro, su difusora tendría los días contados. Grecco, menos que menos.Pero advirtiendo la importancia y futuro de la radiodifusión como medio masivo de comunicación, muchos dirigentes políticos se aprontaron para esa carrera, que por esa causa, tuvo luego marchas y contramarchas.Roberto Grecco, luego de asesorarse e informarse de los requisitos, buscó dos socios: Guillermo Pombo, su amigo y experto en la faz técnica y Carlos Urbano Germano, de Gualeguay. Se ocupó intensamente en preparar la carpeta para la presentación. En ello tuvo, no sólo la colaboración de Pombo, sino la de los antiguos empleados de la difusora como los hermanos Migueles, Alberto Reynoso y especialmente, Luis Alfonso Pais.Dentro de la documentación presentada, había numerosas notas de apoyo y recomendación, es decir, el aval de prestigiosas entidades locales. El alto el nivel de adhesiones que contenía aquella carpeta, nos permite dimensionar el profundo arraigo alcanzado por la difusora -y el propio Roberto-en la comunidad de Gualeguaychú.Todo fue presentado en forma; era la gran apuesta esperanzada de Roberto Grecco; su gran sueño. Como parte de ese proyecto, pensaba comprar la propiedad de Chacabuco y Urquiza para instalar allí la nueva radio. Pero no le resultaría nada fácil.La verdad es que la apetencia por los nuevos medios, que en gran medida se mezclaban con intereses políticos, provocó planteos de nulidades e impugnaciones entre aspirantes y demoras. Éstas a su vez, daban lugar a constantes modificaciones de rumbo por los cambios de gobierno.En junio de 1966, el gobierno constitucional de Arturo Illia fue derrocado por una revolución. En junio de 1970 su sucesor, Juan Carlos Onganía, fue reemplazado por Roberto Marcelo Levingston y en Marzo de 1971 asumió el Gral. Alejando Agustín Lanusse. Cada cambio de gobierno significaba volver a fojas cero los expedientes de las adjudicaciones y los concursos terminaban nulos o desiertos.Estas dilaciones empezaron a minar su entusiasmo. No obstante, prosiguió con su empeño, aunque el proyecto tuvo algunas variantes: a fin de esa década, a Roberto se le adjudicó en la sucesión de sus padres el local de Urquiza 979 (que luego ocupara durante muchos años Arnoldo Kindsvater).Había formado parte de una importante propiedad de su abuelo materno Don Francisco Estrampes, dueño de uno de los grandes almacenes que tuvo nuestra ciudad (Bolívar y actual Borques).Por ello instaló en fondo de ese local una cabina vidriada en tanto que reservaba el resto de la propiedad para salón auditorio y otras dependencias de la futura radio.Pese a toda esa ilusión, terminó la década de los 60 sin que la emisora se adjudicara. Cuatro llamados a concurso habían caído por las razones apuntadas y con cada caída se iba derrumbando el ánimo de Roberto.Sin embargo el "congelamiento radial" había empezado a resquebrajarse: entre 1970 y 1971 se adjudicaron las radios de: Colón, LT 26 Nuevo Mundo; LT 27 "La Voz del Montiel" de Villaguay.Así llegamos a agosto de 1972 en que el Gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse dicta el Decreto-ley 19.798, que modificaba las normas anteriores en materia de radiodifusión y comunicaciones. Se le denominó Ley Nacional de Telecomunicaciones. LLEGA LA RADIO A GUALEGUAYCHÚNo obstante esa modificación legislativa, se adjudicaron por fin las licencias restantes, concursadas antes de su vigencia: LT 38 de Gualeguay, LT 39 de Victoria y por último LT 41 para Gualeguaychú. Le fue adjudicada a Armando Mettler, otro visionario y pionero que sabía mirar por encima del nivel común en el plano de las comunicaciones quien superó a otros cuatro postulantes locales sin antecedentes en la materia. Grecco, completamente desanimado y descreído, ya no estuvo en esa nueva licitación.Para él, no sólo significó perder una posibilidad. Fue una profunda decepción que lo dejó abatido. No pudo recuperarse anímicamente y a partir de aquella frustración, perdió el entusiasmo y la fuerza vital que se requiere para conducir cualquier emprendimiento.Por ello, al enterarse que quedaba definitivamente excluido de la radio, cambió de planes: redujo la difusora a la cabina vidriada del fondo y afectó la parte principal del amplio local a un nuevo negocio: Materiales Eléctricos Grecco, que hoy y desde 1991, explota su hijo Beto en otro punto de calle Urquiza.El 1 de Septiembre de 1973 inician simultáneamente sus transmisiones las radios de Gualeguaychú y Gualeguay, aunque ambas salían al aire en forma experimental desde unos meses antes.Pero no era la primera vez que una emisión radial generada por Armando Mettler, salía al aire desde Gualeguaychú. Cabe recordar entonces un interesante antecedente. Había gestionado una licencia especial para emitir solamente por un día, explicando las razones del pedido. La obtuvo y la transmisión por LT4 - así se denominó la efímera emisora- se realizó el 18 de octubre de 1964 con motivo de conmemorarse los 181 años de la fundación de nuestra ciudad; ese era el fundamento de la solicitud.Precedente que Mettler no desaprovechó: pronto lo incluyó como demostrativo de solvencia técnica en la documentación adjunta para aspirar a la licencia que finalmente obtuvo.FIN DE LA PRIMERA PARTE
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