UNA FOTOGRAFÍA DE SU MOMENTO ACTUAL
La crisis económica y los cambios culturales repercuten en el Cementerio Norte
Fundado en 1877, este camposanto no sólo es un espacio de descanso eterno, sino también un reflejo de los cambios sociales y culturales de la ciudad. Desde el auge de la cremación hasta la conservación de históricos panteones, hoy vive una transformación silenciosa que se extiende incluso al turismo, con visitas guiadas que recorren tumbas emblemáticas y próximas experiencias nocturnas. Un lugar donde pasado y presente se entrelazan, y revelan historias humanas, tradiciones funerarias y nuevas formas de homenaje.
Contrario a la imagen de lugares atemporales e inamovibles, a menudo los cementerios atraviesan su propia y silenciosa transformación a la par de los cambios y devenires de la sociedad. Tal es el caso del Cementerio Norte de Gualeguaychú, el principal sitio en el que reposan los restos de nuestros difuntos desde hace casi un siglo y medio.
Desde su inauguración en 1877, incontables familias de la ciudad han despedido a sus seres queridos en sus eclécticos panteones, galerías de nichos y parcelas. Con el paso del tiempo, y según la coyuntura de cada época, las necesidades concretas, creencias y preferencias de las personas han moldeado las prácticas funerarias y los usos de los camposantos.
Para conocer el funcionamiento y la situación que atraviesa en la actualidad el cementerio local, Ahora ElDía conversó con Juan Galli, la persona que está al frente de su administración: “El cementerio es un neto reflejo de la sociedad de Gualeguaychú. Lo que pasa afuera, también se ve reflejado dentro. A modo de ejemplo histórico, los inmigrantes franceses, italianos, españoles y uruguayos tienen sus propios panteones de las épocas en que muchos llegaron al país”.
En lo relativo a los cambios actuales, indicó que la práctica de la cremación aumentó considerablemente en los últimos años, un hecho que modifica el uso convencional del lugar: “Nuestro cementerio tiende a un uso mucho más controlado por la aparición del crematorio, lo cual supone un cambio cultural. En ciudades vecinas es distinto: hace un mes hicimos un intercambio entre con el cementerio de Concepción del Uruguay y supimos que el de ellos es mucho más utilizado que el nuestro, ya que recién comenzaron a contar con servicio de crematorio después de la pandemia, por lo que no es una práctica a la que están tan acostumbrados. El crematorio local tiene 20 años, aproximadamente, lo que lleva a que al día de hoy entre el 40 y el 45 por ciento de las personas que mueren en Gualeguaychú vayan al crematorio, mientras que el resto termina en el cementerio público. Es muy habitual que las personas guarden las cenizas de sus difuntos en sus casas o en iglesias y lugares en los que está permitido, como la iglesia Cristo Rey o la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, que ya tiene su cinerario completo”.
Aunque la opción por la cremación pareciera ir en aumento en Gualeguaychú, el administrador del Cementerio Norte aclaró que esta tiene un costo elevado, por lo que muchas personas optan por que sus seres queridos descansen en tierra, dado que las instalaciones cuentan con parcelas que pueden utilizarse sin costo durante los dos primeros años y con una sala velatoria gratuita. Según detalló, la disponibilidad de lugares no es un problema en estos momentos, ya que el proceso de sepultura supone que en el lapso de pocos años los restos pasen a un proceso de reducción y el espacio quede liberado.
En cuanto al uso de la sala velatoria gratuita, comentó que trabajan junto a asistentes sociales “para evaluar la posibilidad de pago de las personas a la hora de solicitarla”.
“Nuestras estadísticas muestran que, en épocas de crisis, la demanda de los sectores más económicos -como los de tierra- claramente va en aumento. Esto es lo que sucedió en los últimos años. Hay que tener en cuenta que un servicio velatorio privado puede costar 600 mil pesos o más, una cifra importante para muchos”, observó.
Panteones y nichos
El Cementerio Norte cuenta con 420 panteones de distintas formas, tipos y tamaños que datan de todas las épocas y -a excepción de algunos que se encuentran en manos de la Municipalidad- son privados: “Muchas familias de Gualeguaychú todavía usan sus panteones, en algunos casos por generaciones. Algunos son históricos y se construyeron cuando el cementerio se fundó. Otros son más recientes, como uno nuevo que se terminó este mes, completamente moderno y vidriado, adaptado a la construcción actual, lo cual también es el reflejo del afuera”, comentó Galli.
Luego, habló de los costos de tener un panteón y un nicho y de lo que ocurre cuando los familiares de los difuntos dejan de pagar por su mantenimiento. “El costo de construir un panteón no difiere del de edificar una vivienda. La diferencia está en que no tiene instalación eléctrica ni sanitaria e implica una superficie mucho más reducida en la que trabajar. A diferencia del nicho, los panteones se pagan por unidad y no por cantidad de restos que se depositen dentro. Por esto sigue siendo mucho más caro pagar un nicho, que puede costar alrededor de 35 mil pesos por mes, que pagar un panteón, que cuesta aproximadamente 55 o 60 mil pesos mensuales, pero da espacio a una familia entera. Cuando una familia deja de pagar un nicho, se inicia un proceso judicial acompañado por la Dirección de Asuntos Legales municipal y finalmente se procede al desalojo, que comprende sacar los restos del nicho y depositarlos en un osario común. Están quienes se enteran a través de los edictos que se publican y ahí se acercan a regularizar la situación. También está el caso de muchos difuntos que no tienen ni familia ni nadie más que lo pague y ahí, inevitablemente, terminan en el osario. En el caso de los panteones es un poco más complejo, porque tienen escritura, son propiedades privadas en las que el Estado no tiene intervención en su interior. Cuando las personas dejan de pagar su cuota, se hace todo un proceso judicial para que los panteones pasen a ser municipales. El problema es que los costos de restauración son extremadamente altos, sobre todo de los históricos, por su tipo de construcción, materiales y molduras, que son tarea para una mano de obra altamente calificada. Para la Municipalidad implicaría un costo elevadísimo y siempre hay necesidades más urgentes que atender. Es por eso que en el predio se ven muchos en estado de abandono. De todas formas, trabajamos para buscar líneas de financiamiento para la puesta en valor de ciertos espacios. También estamos planteando la posibilidad de que algunos abandonados puedan ser otorgados a los cinco clubes que tienen comparsas, para que el cementerio tenga esa vinculación con nuestra cultura carnavalera”, adelantó.
Necroturismo, una alternativa para descubrir
Otro aspecto que refleja los cambios que atraviesa el camposanto local tiene que ver con su dimensión turística. Una faceta impensada que, en los últimos años y a medida que la ciudad acumula décadas de historia, comenzó a explotarse para sumar un nuevo uso social a este espacio de recuerdo y homenaje.
“Hacemos visitas guiadas durante todo el año, de lunes a viernes. Los turnos se sacan a través de la aplicación GualeActiva. Los sábados y feriados realizamos los recorridos que permiten visitar todo el predio y tienen una duración de una hora y media. Son muy interesantes y abarcan distintas personalidades que allí descansan, no sólo históricas, sino también carnavaleras, como José Luis Gestro; populares como ‘Coco Auto’ y ‘Matecito’; y representantes de la diversidad, como la ‘Pequeña P’ y ‘Ronnie’”, explicó Galli.
Además, adelantó que a partir de enero van a comenzar a realizarse recorridos nocturnos en los que se podrá visitar la antigua sala de autopsias o morgue judicial: “Por allí pasaron personas importantes, como Alfredo Yabrán o Miriam Alejandra Bianchi, ‘Gilda’, quien después de su accidente fatal fue trasladada a este lugar”.