La experiencia de un gualeguaychense viviendo en China

Hace casi tres meses que me encuentro viviendo en la ciudad china de Hangzhou, donde vine por motivos de estudio a cursar una maestría durante un año. Una experiencia realmente muy enriquecedora, que espero compartir brevemente a la distancia en este artículo. Patricio Giusto Hangzhou es una impresionante urbe de más 9 millones de habitantes, capital de la provincia de Zhejiang. Es una de las regiones más prósperas de China, situada a tan sólo 50 minutos en tren bala (barato y parte en horario) de la también imponente Shanghai.La ciudad de Hangzhou cobró recientemente relevancia mundial porque fue sede el pasado mes de septiembre de la última cumbre del G20, a la cual asistió Mauricio Macri. Pudimos ver en aquellos días tanto al Presidente como a la primera dama Juliana Awada recorriendo en bicicleta las bellas calles de Hangzhou. Algo por cierto muy distintivo de esta ciudad, que se considera tiene la mejor red de ciclovías de China.La elección de Hangzhou para albergar la cumbre del G20 no fue casual. La ciudad se ha convertido en todo un símbolo de la potencia asiática, que apuesta a la innovación y al desarrollo sustentable en una nueva fase económica denominada de "nueva normalidad".Hangzhou es sede de la mayores empresas de telefonía y comercio online del planeta. Entre otras, aquí tienen sus oficinas centrales Huawei y Alibaba. Y alrededor de ellas hay una verdadera ebullición de pequeñas y medianas start-ups, la mayoría propiedad de menores de 30 años.Este boom innovador motorizado por los jóvenes es, sin dudas, el resultado de la combinación del característico instinto de los chinos para los negocios y uno de los mejores niveles educativos del mundo.Desde el punto de vista de los atractivos naturales e históricos, una vieja expresión china pasada de generación en generación define a Hangzhou como "el cielo en la tierra", debido a su belleza paisajística inigualable en torno al famoso Lago del Oeste. A finales del Siglo XIII, uno de los extranjeros más famosos en visitar China, el explorador veneciano Marco Polo, definió a Hangzhou como "la ciudad más suntuosa y elegante del mundo".Tras haberla recorrido, dichas expresiones no me suenan para nada exageradas. Los hermosos paisajes están rodeados de templos milenarios y plantaciones del mundialmente reconocido té Longjing. Esos atractivos hoy exhiben una llamativa complementariedad con los rascacielos y modernos edificios que florecen por toda la ciudad. Muchos de ellos, con menos de dos años de antigüedad.Hangzhou es actualmente el destino turístico más elegido por los chinos y, cada vez más, por extranjeros de todas partes del mundo. De hecho, en las zonas céntricas siempre resulta difícil transitar debido al constante flujo de visitantes. Pero eso la hace también una ciudad más amigable y receptiva para el extranjero.Un capítulo aparte merece la comida, muy variada y también parte esencial de la cultura china. Aunque a muchos extranjeros les resulta uno de los mayores desafíos adaptarse, afortunadamente no ha sido mi caso. Lo único que me ha costado en ese sentido es acostumbrarme a cenar muy temprano, ya que alrededor de las 21hs la mayoría de los restaurantes ya están cerrados.Lo otro difícil es, lógicamente, el idioma. Pero habiendo emprendido el enorme desafío de comenzar a aprenderlo, considero que vale la pena el esfuerzo. La caligrafía china no sólo es un lenguaje, sino también la expresión artística más antigua vigente en la actualidad.Es por todo ello que me siento un privilegiado viviendo aquí, en este gigantesco país-continente de 1.300 millones de habitantes que se ha vuelto cada vez más relevante en términos políticos y económicos para la Argentina. He tenido a su vez la oportunidad de recorrer otras ciudades y regiones de China, siempre con las mismas sensaciones: todo bello y todo por aprender de una cultura muy diferente a la nuestra y con más de 5.000 años de historia.Finalmente, si tuviese que destacar un aspecto negativo de la vida en China es la contaminación ambiental. Las principales ciudades chinas -y Hangzhou no es la excepción- tienen un grave problema de deterioro en la calidad del aire por las elevadísimas emisiones de CO2, principalmente del sector industrial.Aquí todas las mañanas no sólo se mira el pronóstico del clima al comenzar la jornada, sino también se chequea la calidad del aire a través de diversas aplicaciones que proveen esa información. Por ello es común tener que usar máscaras y filtros de aire en ciertas épocas del año.En ese sentido, el Gobierno chino ha lanzado en su último plan quinquenal un ambicioso programa de inversiones para transformar la matriz energética del país y revertir la situación, aunque los resultados recién comenzarían a observarse a partir de 2020. Como todo lo que se han propuesto los chinos a lo largo de su historia, no tengo dudas que lo lograrán.
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