REVISIONISMO HISTÓRICO Y RECONOCIMIENTO
La Guerra no fue sólo cosa de hombres: ¿Cuál fue el rol de las mujeres en el conflicto bélico?

Silvia Barrera es una de las enfermeras que estuvo en Malvinas como voluntaria durante la Guerra. Junto a Susana Maza, María Marta Leme, Norma Etel Navarro, María Cecilia Ricchieri y María Angélica Sendes fueron las primeras mujeres reconocidas como veteranas por el Estado argentino en 1983.
Un grupo de mujeres argentinas, enfermeras, instrumentadoras, diplomáticas y técnicas, tanto civiles como militares, entraron en la historia nacional por su participación en la guerra de Malvinas, a pesar de que el machismo vigente en las estructuras jerárquicas y en sus superiores de aquel entonces conspiró para relegarlas al olvido.
Después de la recuperación de las islas Malvinas durante la operación Rosario en la madrugada del 2 de abril de 1982, el Ejército Argentino montó un hospital de campaña en Puerto Argentino cuyos quirófanos no disponían de instrumentadoras, tarea exclusiva de mujeres hasta 1985 cuando se aceptaron los primeros estudiantes varones de esa especialidad en Argentina.
Ninguna autoridad pareció haber reparado en ese faltante hasta el comienzo de las hostilidades con los bombardeos del 1 de mayo de 1982 cuando la falta de instrumentadoras dificultó la atención de los heridos que necesitaban cirugía.
En mayo de 1982 Silvia Barrera era una instrumentadora de 23 años que llevaba dos trabajando en el Hospital Militar Central, estaba de novia con un médico de ese centro de salud, y fue una de las 32 civiles que cumplían esa tarea en esos quirófanos y que fueron convocadas a una reunión por sus superiores.
Barrera contó que "cuando empezó la exposición estábamos 32 chicas en el salón, y en la medida en la que nos iban poniendo al tanto de cómo estaba la situación y cuáles eran los riesgos primero se empezaron a retirar las que tenían hijos, después las casadas o las que tenían a los padres a su cargo, y al final quedamos sólo cinco voluntarias; como éramos menos que las necesarias de hizo una convocatoria similar a las chicas del Hospital de Campo de Mayo y de allá se sumó una más".
"Cuando le avisé a mi novio que me iba a Malvinas me dijo que no podía ser posible que siendo yo instrumentadora, civil y mujer sea desplegada y que a él que era médico, militar y hombre no lo llamen; que yo de ninguna manera podía aceptar. En ese mismo momento y antes de armar el bolso corté la relación", recordó con risas.
Las jóvenes instrumentadoras civiles destinadas por el Ejército al hospital de Puerto Argentino despegaron de Buenos Aires rumbo a Río Gallegos con uniformes de verano y borceguíes de hombre varios talles más grandes, sin comer y sin documentación que acreditase para que viajaban; gracias a un médico militar que encontraron de casualidad pudieron comer unos sánguches en el cordón de la vereda y comunicarse para que las trasladen hasta el helicóptero que las llevó hasta el rompehielos Almirante Irízar, que prestaba servicio de hospital flotante junto al transporte polar Bahía Paraíso.
La instrumentadora señaló que "el primer encuentro con la tripulación del Irízar fue muy tenso, a ellos no le habían dicho que las instrumentadoras eran mujeres y los marineros son muy supersticiosos sobre la presencia femenina en los buques, hacía muy poquito los ingleses habían hundido el crucero General Belgrano y el jefe de cubierta del rompehielos, que era un machista recalcitrante, empezó a gritar que nos iban a hundir porque estábamos nosotras a bordo".
Las seis instrumentadoras trabajaron durante toda la noche de ese 8 de junio en el armado de los quirófanos del rompehielos, tarea que no tenían asignada y les habían pedido como favor porque el plan era que ellas desembarcasen al día siguiente en Puerto Argentino, mientras estaban ahí el buque recibió una inspección de Cruz Roja y Naciones Unidas que registró formalmente su presencia allí, documento que luego les permitió certificar su condición de veteranas. (Fuente: Télam)
EL RECONOCIMIENTO
Barrera junto sus compañeras Susana Maza, María Marta Leme, Norma Etel Navarro, María Cecilia Ricchieri y María Angélica Sendes fueron las primeras mujeres en ser reconocidas como veteranas de Malvinas por el Estado argentino en 1983, más tarde alcanzaron ese reconocimiento de parte del Poder Ejecutivo Mariana Florinda Soneira, Marta Beatriz Giménez, Graciela Liliana Gerónimo, Doris Reneé West, Olga Graciela Cáceres, Marcia Noemí Marchesotti, María Liliana Colino, Maureen Dolan, Silvia Storey y Cristina María Cormack.
En mayo de 2021 la enfermera de la Fuerza Aérea Argentina Alicia Reynoso que había prestado servicio durante la guerra en el hospital reubicable de Comodoro Rivadavia logró su reconocimiento como veterana por la vía judicial, reclamo que hoy también tramitan sus compañeras.