La hija de Susana Villarruel contó detalles que complicaron a Ortiz
Micaela Gómez, hija del primer matrimonio de Susana Villarruel, contó dos aspectos hasta aquí desconocidos mediáticamente y que sin dudas deberán ser tomados en cuenta por el Tribunal. Más familiares declararon en el segundo día de juicio y hoy lo hacen testigos que escucharon los gritos de auxilio.La segunda audiencia por el crimen de Susana Villarruel comenzó poco más tarde que la primera. Alrededor de las 9.30 dio inicio el debate que tuvo como primer testigo a Guillermo Daniel Gómez, un hombre de 38 que fue el primer marido de la víctima y con quien tuvo tres hijos en común.Apenas ingresó al recinto, Gómez clavó su mirada en el imputado y Ortiz le respondió sin bajar la vista. Duró sólo un segundo, pero fue un momento donde sin palabras se dijeron de todo. Gómez vivía en Escobar cuando ocurrió todo y apenas se enteró de la desaparición de Villarruel viajó a Gualeguaychú para estar con sus hijos.En su declaración, Gómez relató lo que vivió el 10 y 11 de julio y se lo interrogó sobre el comportamiento que tuvo Ortiz, que a pesar de estar separado de Villarruel, fue la primera persona mayor en llegar a la casa del barrio Totó Irigoyen a cuidar a los menores que preguntaban por su madre.Luego fue el turno de Micaela Gómez, la hija mayor de Susana. Para que la adolescente de 17 años declarara sin que la presencia de Ortiz interfiriera, el juez Mauricio Derudi dispuso que el acusado escuchara la palabra de la menor en la oficina aledaña al recinto, a pesar de le negativa del defensor.Sin Ortiz en la Sala y ella sentada de espaldas al lugar donde estaba el acusado, brindó una clara declaración, sin dudas y con muchas precisiones. Por cuestiones relacionadas al juicio, los medios están imposibilitados de traslucir los testimonios para que no interfieran en los dichos de futuros testigos, pero sí se puede decir que su declaración ha sido hasta el momento la más contundente de todas.Después vino el turno de Victoria Alcoba, cuñada de Susana y dueña de la casa donde vivió Ortiz tras su separación. Esta mujer fue quien encontró en el baño de su precaria vivienda -en el asentamiento de Troisse y Tropas - el teléfono que posteriormente se determinó que pertenecía a la víctima.Más tarde ingresó Sebastián Fernández, el hombre que desarmó la casilla donde vivió Ortiz con Alcoba y Maximiliano Villarruel, hermano de Susana. Este hombre, ajeno a toda la historia, fue quien encontró en el sector donde estaba ubicado el baño, la tarjeta de cobo de la Asignación Universal por Hijo de Susana Villarruel.Último fue el turno de Eva Villarruel, otra hermana de la víctima, que fue quien se comunicó con la Policía para denunciar la aparición del teléfono y de la tarjeta de cobro en el rancho donde vivió Ortiz. Para ayer se esperaba la declaración de Beatriz Espíndola, la madre del imputado, pero no se presentó y el fiscal Martín Gil volverá a solicitar su presencia.Para hoy está previsto que declaren cinco mujeres que habrían escuchado los gritos del Villarruel en la mañana del 10 de julio. Estas testigos son vecinas de la zona del arroyo El Cura y otras que estaban en la parada de colectivo a la que nunca llegó Villarruel. Además, para hoy está prevista la declaración de un operador de una agencia de remis que certificaría o no la coartada de Ortiz.
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