La mujer gana terreno: ya no existen trabajos exclusivos para los hombres
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En el campo, arriba de una camioneta o en un remis. Profesionales, oficios y todos los espacios van siendo ocupados por mujeres con decisión y ganas de trabajar. ElDía reunió distintas historias: Desde el campo, pasando por el manejo de vehículos, hasta la presidencia de un club de fútbol. Ya no hay oficios ni profesiones exclusivas para los hombres. Farabello / Skubij / Riera / Peralta Cristina y Lilian Leichner hacen reparto de huevos. Las hermanas viajan con su camioneta Ford desde Aldea San Antonio y visitan a más de 150 clientes que tienen en Gualeguaychú.Ellas cargan y descargan la camioneta, manejan y controlan las finanzas. De visita por ElDía, Lilian de 35 años, contó que hace 18 años que trabaja en el reparto."Empecé con mi papá. Después seguí con otro hermano y finalmente se sumó Cristina con otro hermano. Ahora estamos nosotras dos solas", contó.Muy simpáticas, se sorprenden ante las preguntas porque ellas toman a su trabajo como una actividad más. Aseguran que cualquier persona puede hacer cualquier cosa: no hay tareas para hombres ni para mujeres.Cristina de 45 años contó que trabajan con el grupo familiar. "Mis hermanos nos traen los huevos a nosotras y después lo distribuimos. Es un emprendimiento completamente familiar", aseguró. "Con las uñas pintadas"Trabajar en el reparto de huevos no imposibilita que Cristina se produzca y sea coqueta. Con el cabello arreglado y las uñas pintadas carga y descarga la mercadería de la camioneta junto a su hermana Lilian que asegura tener un estilo más deportivo."Yo uso botas, jeans y uñas pintadas. Es mi estilo", aseguró Cristina, mientras que Lilian contó que "es un trabajo cómodo porque manejamos nuestros horarios. Tratamos de salir siempre a las 7.30 o a las 8 que es más o menos cuando empieza el comercio. Ah, manejo yo", aclaró.-Sí, sí, yo no me meto. Aclaró Cristina. ¿La gente se sorprende que sean dos mujeres haciendo un trabajo de hombre?-Lilian: No. Hoy por hoy. Inclusive se nos respeta mucho. Además, al ser tantos años todos están acostumbrados. ¿Se imaginan haciendo otro trabajo?Lilian: Yo no. A mí me gusta lo que hago. Es lindo. Me gusta porque es algo que lo puedo manejar yo. Manejás el tiempo. Manejás las horas. Manejás los días.Cristina: El trato con la gente es lindo. Uno va relacionándose con diferentes tipos de personas. Por ahí hasta casi se llega a ser un psicólogo en algunos casos porque terminás interiorizándote en el tema de la gente, lo que está pasando. Aunque tratamos de no engancharnos para no demorarnos con el reparto.Nos ayuda mucho porque nosotros hacemos barrios; desde Cuchilla hasta cualquier zona y vemos diferentes niveles sociales, diferentes modos de vida, necesidades, entonces uno termina valorando lo que tiene. A la hora de manejar ¿te pasa que dicen algo?Lilian: Cuando tengo que estacionar se paran exclusivamente a mirar, a ver si voy a chocar el auto de adelante o el de atrás. Pero hasta ahora nunca choqué. Tengo buena muñeca y estaciono en el lugar más chiquito que encuentro. Dicen que las mujeres somos un desastre. No es así.Cristina: Mi hermana maneja mejor que algunos hombres. Domina bien la camioneta.Las hermanas Leichner son trabajadoras, decididas y simpáticas. Aseguran que no hay trabajos de mujer o de hombre, solo trabajos que deben hacerse con ganas. "Quisieron robarme, lo saqué corriendo"Lilian tiene un carácter fuerte, decidido. Contó que hace pocas semanas quisieron robarle la recaudación. Fue en el barrio La Cuchilla, cuando un hombre la toma de atrás y le dice: "dame todo lo que tenés porque te rajo de un tiro".Lilian contó que "estaba subiendo a la camioneta de espaldas. Aproveché el envión para bajarme y lo empujé y le dije: "¿qué me venís vos acá? Rajá de acá. El hombre se quedó sorprendido y se fue", contó entre risas. MARÍA DEL CARMEN ZOTALISEn el campo la mujer "hace todos los trabajos, al lado del hombre" La mujer en el campo desarrolla un trabajo tan importante como el del hombre. Es el caso de María del Carmen Zotalis, quien junto a su esposo formó una familia, con cuatro hijos.Hoy, alejada de la zona rural por cuestiones de salud, visita a su marido quien sigue con las labores de lunes a viernes.En Pueblo Belgrano, lugar de su residencia, rememoró ante El Día su historia de vida. "Conocí el campo en la ciudad de Lima, zona de Zárate. Estuvimos muchos años trabajando en una estancia grande "Santa Ana". Ahí hice de todo"."Lo primero que concretamos fue un rancho de barro para poder vivir y luego arrancamos con una plantación de sauce muy grande, que era lo único que podía hacer la mujer, y la producción la vendíamos a Papel Prensa", contó y recordó que la segunda tarea fue podar plantas, ganaba por fila".María del Carmen también cosechó nuez pecán. "Aprendí a manejar el tractor y lo hacía para que mi esposo descansara un rato. Hasta ahora conduzco, acá en Pueblo Belgrano se ríen porque a veces voy al almacén a comprar cosas, es algo normal para mí", relató. -¿Alambrar para usted no debe ser difícil?Para nada aunque la primera vez que lo ayudé a mi marido no me voy a olvidar nunca. Me dijo 'tené el rollo que lo voy llevando', veía que se me iba y se me dio por meterme adentro del rollo pensando que lo iba a manejar mejor, se hizo una galleta y me agarró adentro, me pegó una paliza tuve que ir al doctor.Hace varios años la familia de María del Carmen se radicó en la zona dado que su esposo trabaja en un campo ubicado sobre la Ruta 136, "allí también alambramos, empatillar las varillas y hasta le manejaba el tractor para sacar los palos viejos". -¿El campo le enseño muchas cosas?Sí, hice muchas cosas y mi esposo me fue guiando. Ordeñábamos, hacíamos queso y dulce de leche. Venía a la ciudad con la leche, con los huevos, con el queso. Después teníamos unas cabras y empecé a hacer queso de cabra. Debe decir que salía muy poco a vender a la ciudad, teníamos muchos animales que mantener y la gente iba a comprarnos.Su familia permaneció 11 años en Zárate y los últimos 17 en el campo cercano a Gualeguaychú. Aclaró que hace 7 años dejó el campo con sus hijos y se radicó en Pueblo Belgrano por una enfermedad. "No puede vivir más en el campo pero siempre vuelvo a estar un rato con mi esposo, junto mandarinas, le doy de comer a las gallinas y a otros animales". "Se puede hacer"María del Carmen Zotalis afirma que la mujer puede hacer el trabajo del hombre en el campo, como el tambo. "Eso era complicado, arrancábamos a las 2.30 de la mañana, yo estaba adentro y mi esposo traía las vacas, siempre con el agua hasta el tobillo. No había francos, domingos o Navidad. A la vaca hay que sacarle la leche y si estábamos enfermos, igual había que ir. Todo se puede hacer, solo se requiere voluntad y ganas".Contó que las mujeres en el campo atienden a sus hijos "con todo el amor como lo hacen las que viven en las ciudades. Las condiciones para lavar ropa, por ejemplo, son diferentes y sin embargo lo hacen.Tengo una vecina que crió cinco hijos en Ceibas, en el campo sin luz y sin agua; yo no llegué a lavar en los arroyos pero ella sí. Eso era sacrificio".-¿Extraña en campo?.Sí, estaría viviendo en el campo, no me gusta la ciudad. La persona que ha estado tantos años en el campo no desea salir de allí, mi marido está ya para jubilarse pero me dijo que quiere quedarse allí haciendo algo.Tengo miras de conseguir una chacra donde no haya muchas plantaciones porque me hacen mal los agroquímicos. Me gustan mucho los caballos, en el campo tenía de todo. Me gustaría morirme en el campo. "La mujer siempre tiene que demostrar el doble"El día de Mariela Latorre comienza muy temprano. Primero con la logística hogareña y posteriormente con el inicio de sus actividades como funcionaria, profesional y docente de la Escuela Técnica N° 2. Junto a su marido dirigen una empresa de construcción que inició su padre que a pesar de su género no dudó en incursionar.No la avergüenza para nada decir que cumplió 43 años y que desde los 18 está metida muy de cerca en este rubro varonil, como lo es la construcción. Su profesión: Maestra Mayor de Obras y desde hace cinco años la responsable de Obras Públicas de la ciudad de Larroque.Nacida y criada en Gualeguaychú en el seno de una familia de trabajadores vinculados al rubro de la construcción, que ella no dudó en seguir, metiéndose desde pequeña e incorporando conocimientos que posteriormente le sirvieron para su desarrollo profesional.El tiempo pasó y con su marido hoy dirigen la empresa que principalmente realiza trabajos de la instalación de gas natural y aclaró que esas obras las han llevado a cabo en lugares grandes como edificios, hoteles y colegios. Pero las tareas de Mariela no se restringen a un escritorio, aseguró que ella es de ir a cada una de sus obras y trabajar con los obreros, "me ha tocado plantar medidores yo misma, controlo el material, todo lo que haría cualquier otra persona".A pesar de ser un rubro mayoritariamente integrado por hombres, Mariela confió que nunca debió padecer ningún tipo de discriminación por ser mujer pero confesó que por su género debe estar más preparada que un hombre porque se le exige más. "En los comienzos fue bastante complicado porque la mujer tienes que demostrar siempre el doble, es como que esa desconfianza de que por ser mujer no podés desempeñar distintas actividades pero te van conociendo de a poco y como que te van tomando confianza", contó.Se bromea a si misma diciendo que es el varoncito de la familia aunque advirtió que tiene un hermano pero eligió una carrera muy diferente, quedándose ella con el legado profesional de su padreMariela se hace un lugar en el horario nocturno para dar clases en la Escuela Técnica N° 2. "Me encanta formar nuevas generaciones, los chicos vienen con unas capacidades impresionantes, realmente asombra", relató la mujer, y agregó: "hay hombres de hasta 52 años en el grupo por lo tanto uno tiene que tener una didáctica con los más jóvenes muy diferente a la de la gente de mayor, que intenta utilizar la carrera de Maestra Mayor de Obras como salida laboral".Destacó que siempre ha tenido el apoyo de su familia para encarar cada una de sus actividades. No ha tenido mayores adversidades pero eso se debe a que mucho ha cambiado, "si mirás en la función pública o en la actividad privada hay muchas mujeres al frente de direcciones y demás que antes eso era impensado realmente. Hoy la mujer tiene amplitud para desarrollarse en lo que quiere"."Todo lo que me ha tocado enfrentar creo haberlo enfrentado bien. Por supuesto uno en toda gestión, en todo trabajo a medida que van pasando los años se va afianzando más. Pero nunca mi condición de mujer me dificultó", relató la entrevistada. GRISEL CARDOZO ES PRESIDENTA DE SAN MARTIN DE FORMOSA"Me subestiman por ser mujer, pero me sobra carácter y años de experiencia"El fútbol es, sin lugar a dudas, el deporte más popular de Argentina. Convoca a millones de personas en todos los rincones del territorio. Desde los grandes clubes hasta las categorías más chicas. El fútbol es también un ámbito muy machista, aunque cada vez son más las mujeres que lo practican, las que van a la cancha o las periodistas que se especializan en la materia.ElDía habló con Grisel Cardozo, quien hace ocho años es presidenta de San Martín de Formosa. Es hincha del club en el que trabaja hace mucho tiempo y contó algunas diferencias con las que tiene que lidiar por ser mujer en un lugar que, casi siempre, está ocupado por un hombre. -¿Cómo es esto de ocupar un cargo en el que generalmente hay un hombre?- El club San Martín es una institución que tiene muchas disciplinas deportivas, no solo se dedica al fútbol. Por ahí es más raro que una mujer se haga cargo del fútbol, pero esa rareza no se da en las otras disciplinas. Me cuesta mucho y rindo exámenes todos los días por ser mujer, igualmente ya estoy acostumbrada. Éste es mi tercer mandato como presidenta y ya tuve dos mandatos como tesorera, así que estoy acostumbrada a esta vida y al mundo futbolero que es una pasión que me transmitió mi padre y amo profundamente. -¿Cuáles son los exámenes que debe rendir por ser mujer?-En el trabajo diario concretamente no me pasa, es un trabajo como cualquier otro. Sí me pasa con el trato con las personas, con la gente que es de afuera y no me conoce.A veces los dirigentes de los otros clubes me subestiman porque soy mujer, pero se encuentran con una Grisel muy fuerte, con mucho carácter y con muchos años de experiencia. Así que por ahí se equivocan un poco. En el trabajo diario nada me es indiferente, tengo trato personal con todos los jugadores, hablo con ellos en el vestuario y los acompaño. Yo soy como la segunda mamá de ellos, sé cuándo están bien, cuando están mal, cuando se pelearon con la novia, con la señora, cuando la señora está embarazada: sé todo. En ese sentido tengo mucho más ventajas que el hombre, porque el presidente hombre no sabe muchas cosas de los jugadores, yo sí.Grisel es una persona de carácter y los que la conocen dicen que más de un jugado se ha llevador varias sorpresas, "porque a veces se piensan que por el hecho de ser mujer, vale menos que un hombre o la pueden 'descansar', pero enseguida se dan cuenta que es una mujer con todas las letras y tiene todo lo que tiene que tener para llevar adelante la gestión que conduce hace muchos años acá en el club", contó a ElDía Mauro, uno de los jugadores del plantel de fútbol de San Martín. -¿Cómo es el club que preside?-San Martín es una entidad social, cultural y deportiva. Trabajamos mucho en esos tres aspectos. El club primero empieza a formar a los chicos como personas, los acompañamos en sus estudios y después la formación deportiva. Lo primero y lo principal es el estudio. En este momento tenemos un abogado del club, un médico, un kinesiólogo, un analista en sistemas y varios más que están en camino. Mi deseo como presidenta de San Martín es que, más allá de lo deportivo, el club pueda consolidarse como la herramienta de contención social que es, porque ese es el papel que debe tener un club social y deportivo.
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