INMINENTE LA ELEVACIÓN A JUICIO
La palabra de una de las denunciantes de los abusos sexuales en Gilbert: “Convirtió mi vida en un infierno”
María Luján Aguirre es una de las tres mujeres que denunciaron en la Justicia al intendente de Gilbert, Ángel Fabián Constantino, actualmente imputado por abuso sexual agravado por acceso carnal. Poder, amenazas, miedo y “practicas mafiosas” en el tranquilo pueblo del departamento Gualeguaychú.
Luciano Peralta
A esta altura la historia es bastante conocida en estas latitudes. El intendente (PJ) de Gilbert, un pueblo de poco más de mil personas, ubicado en el norte del departamento Gualeguaychú, fue acusado de abuso sexual.
Las denuncias en la Fiscalía de Gualeguaychú, a cargo de la doctora Martina Cedrés, fueron realizadas por tres mujeres. El miércoles pasado, el Concejo Deliberante de esa comuna votó una resolución, no vinculante, mediante la cual le pide al intendente que tome licencia de su cargo. El pedido se suma al de los referentes provinciales del Partido Justicialista y el de la propia Vicegobernadora, quienes ya lo hicieron a fines del año pasado, pero sin éxito alguno.
Las pruebas que la fiscal Cedrés ha reunido en poco más de siete meses de investigación son suficientes para realizar el pedido de elevación a juicio al Juzgado de Garantías. Pero lo cierto es que cada semana ocurren diferentes hechos, contra las denunciantes o contra sus familiares, que impiden el cierre de la etapa investigativa.
En este marco, ElDía dialogó con María Luján Aguirre (39), una ex empleada de la Municipalidad de Gilbert que el 9 de agosto del año pasado realizó una denuncia contra Constantino por abuso sexual.
“Cuando empecé a trabajar el ambiente era bueno, pero al poco tiempo eso cambió. Yo trabajaba en el área de Prensa, en una oficina pegada a la del Intendente. Al principio eran sólo palabras, acoso y maltrato verbal, pero después siguió con otras cosas y terminó en lo que terminó”, expresó la denunciante, refiriéndose a los tocamientos expuestos ante la Justicia. “Me amenazaba, me decía que me podía quedar sin trabajo, siempre nombró a mi familia, a mi hijo, a mi marido. Todo el tiempo me decía que nadie era imprescindible y si a alguien no le gustaba algo se tenía que ir. Soy mamá, necesito trabajar, soy el sustento de mi familia y esas cosas me generaban terror de perder el trabajo”, contó, notablemente angustiada.
“Los últimos días de marzo del 2021 empecé con psicólogo y psiquiatra, porque venía muy estresada, sin dormir, con mucha ansiedad. Estaba mal. Me dieron una licencia de 60 a 90 días, pero sólo me tomé 30, porque tenía terror que me dejaran sin trabajo. Lo que más me daba vuelta en la cabeza era eso de que nadie era imprescindible y que me podían dar de baja el contrato en cualquier momento”, compartió María Luján.
“Cuando volví, estuve 30 días más. Sinceramente, yo pensé que podían cambiar las cosas, pero fue todo peor que antes”, lamentó, y siguió: “Nunca debí haber vuelto, las situaciones fueron cada vez peores, empecé con ataques de pánico y me volví a tomar la licencia que me duró hasta diciembre, cuando me despidió”.
-¿Cuándo pudiste hablar de lo que te pasó?
-La terapia fue muy importante para mí, para entender qué había pasado. En el trabajo, le conté a una asistente social de la Municipalidad la situación que estaba viviendo, porque necesitaba que alguien me ayude. También le comenté que no estaba pasando un buen momento y la razón de ello al abogado del Municipio. Pero ese mismo día este monstruo me empezó a mandar mensajes y después se apareció en mi casa, me amenazó, me dijo que lo que había hecho me iba a traer consecuencias y sí que me las trajo. Hizo cosas contra mi marido, contra mi familia, contra mi hijo. Él tiene 13 años, es tremendamente difícil esto, nos cambió la vida a todos. A mí me la arruinó, a mi hijo le hizo perder su casa, sus amigos… todo cambia cuando tenés que dejar tu casa y tenés que irte a otro lugar. Es muy feo, me cuesta poner en palabras lo que se siente y lo que estamos viviendo.
-¿Cuándo se fueron de Gilbert?
-Cuando él (Constantino) siguió a mi hijo, que se asustó muchísimo. Porque ya habíamos vivido muchísimas situaciones…
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