UN LUGAR, UN BARRIO Y UN PROYECTO DE FUTURO
La parroquia Sagrado Corazón de Jesús dio el primer paso para construir su templo
La bendición de la piedra fundamental marcó el primer paso de una iniciativa comunitaria que busca acompañar el crecimiento urbano, fortalecer la vida barrial y dar respuesta a necesidades pastorales y sociales en una amplia zona de la ciudad.
Con un acto cargado de emotividad y simbolismo, la comunidad de la recientemente creada parroquia Sagrado Corazón de Jesús dio un primer paso concreto hacia la construcción de su futuro templo parroquial. La bendición de la piedra fundamental, realizada días atrás, marcó el inicio de un proyecto largamente soñado que busca dar respuesta al crecimiento demográfico y a las necesidades pastorales y sociales de una amplia zona de la ciudad.
“Fue como arrancar un proyecto de vida”, describió el párroco Ariel Crettaz, en diálogo con Ahora ElDía al recordar el acto. “No es solamente el cura el que hace esto, sino toda una comunidad. Es como cuando una familia decide comprar un terreno para hacer su casa: primero se sueña y después se empieza a caminar”.
La génesis del proyecto no es reciente. Según explicó el sacerdote, desde hace varios años la Iglesia local viene observando cómo el crecimiento de Gualeguaychú exige una reorganización de la atención pastoral. “Las distancias, la cantidad de gente y la ubicación de algunas parroquias hacían necesario repensar cómo acompañar mejor a los fieles”, señaló.
La jurisdicción parroquial abarca un extenso sector del oeste y sur de la ciudad. Sin embargo, el espacio físico donde hoy funciona la capilla, en Boulevard de Daneri 401, resulta cada vez más insuficiente. “El terreno es chico y no responde a lo que hoy necesita la comunidad. Para las primeras comuniones tuvimos que hacer siete tandas porque no entra la gente”, ejemplificó Crettaz.
Tras una búsqueda prolongada, finalmente se logró acceder a un terreno de grandes dimensiones ubicado en la intersección de Alicia Moreau de Justo y Juan Larrea. Se trata de un predio de aproximadamente 5.800 metros cuadrados, obtenido mediante una permuta entre el Obispado y el Municipio, operación que fue aprobada por unanimidad en el Concejo Deliberante.
“Allí no queremos solo un templo para rezar”, remarcó el párroco. El proyecto contempla la construcción de la iglesia, salones de catequesis, una sede de Cáritas, espacios para grupos parroquiales, una casa parroquial, un playón deportivo, sectores recreativos y hasta un espacio tipo plaza abierto al barrio. “La idea es pensar todo desde el inicio, de manera ordenada y funcional, para que sirva a la comunidad durante muchos años”, explicó.
Actualmente, mientras avanzan los trámites de agrimensura y escrituración, un equipo de profesionales trabaja en el diseño del proyecto general.
En cuanto a los plazos, el sacerdote fue cauto. No obstante, expresó su deseo de que en 2026 pueda concretarse al menos la construcción de la casa parroquial. “Sería muy importante que el párroco viva en el lugar, para estar cerca de la comunidad”, sostuvo. Las prioridades se definen en conjunto con el Consejo Pastoral Parroquial, integrado por representantes de los distintos grupos.
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El financiamiento será otro de los grandes desafíos. “El proyecto es enorme”, reconoció. Por eso, la estrategia será “abrir la cancha”, sumar voluntades, donaciones y gestionar recursos tanto privados como públicos. “Esto no es una parroquia para el cura, es una infraestructura pensada para el beneficio de todo el barrio”, afirmó.
Crettaz no ocultó que el camino hasta aquí fue arduo. “Hubo puertas que se cerraron, alternativas que no se dieron y momentos de cansancio”, admitió. Sin embargo, destacó que el proceso se sostuvo gracias a la perseverancia y al trabajo conjunto de muchas personas.
Para el sacerdote, que lleva 24 años de ministerio, este proyecto representa un desafío inédito. “Es la primera vez que me toca armar algo así, prácticamente desde cero. Ahora lo que queremos es continuar dándole forma a esta comunidad, la del Sagrado Corazón de Jesús”, dijo.
Finalmente, dejó un mensaje abierto a los vecinos: “La comunidad parroquial nació el 8 de marzo de 2025. Hay mucho por hacer y hay lugar para todos. El que quiera sumarse, involucrarse o poner su granito de arena, tiene las puertas abiertas”.
Una parroquia pensada también como respuesta social
Más allá de lo estrictamente religioso, el padre Ariel Crettaz remarcó que el nuevo espacio parroquial está pensado como un ámbito de acompañamiento integral a la comunidad. “No es solamente una cuestión de rezar o tener un lugar para el culto. La parroquia también es catequesis, Cáritas, educación, acción social y presencia en la vida cotidiana de la gente”, explicó.
En ese sentido, el sacerdote subrayó que muchas de las acciones que se desarrollan desde la Iglesia no se limitan a lo confesional. “Para que el hombre sea religioso, primero tiene que ser hombre. Nosotros tratamos de acompañar al ser humano en su integralidad”, afirmó. Como ejemplo, mencionó el apoyo escolar que se viene realizando con chicos del barrio, impulsado junto a integrantes de la comunidad.
Uno de los temas que más preocupa hoy a quienes trabajan en el territorio es el avance del consumo problemático de sustancias. Crettaz fue claro al describir el escenario: “Estamos ante una situación muy dramática. El consumo creció y hoy atraviesa todos los estratos sociales, no distingue entre personas con estudios, profesionales o quienes están más vulnerables”.
Desde su mirada pastoral y humana, sostuvo que el consumo debe entenderse muchas veces como una enfermedad y no solo como una elección personal. “La actitud es la de Jesús: estar cerca del que sufre, acompañar, tener empatía”, señaló. Sin embargo, advirtió que la respuesta no puede recaer en un solo actor. “Esto no es solo cuestión del Estado, ni de la Iglesia, ni de una institución aislada. Es una responsabilidad de todos. Si no traccionamos juntos, no va a salir”.
También se refirió a la situación económica y al trabajo que se realiza desde Cáritas. Si bien reconoció que el último año había sido muy duro, observó cierta estabilización reciente. “Cuando hay menos altibajos, se puede responder mejor. Permite proyectar, ayudar de otra manera”, explicó.
Finalmente, Crettaz expresó otra preocupación creciente: el aislamiento y el vacío existencial. “Veo mucha soledad, mucha tristeza y personas viviendo muy aceleradas, buscando satisfacciones emotivas constantes. Cuando eso no alcanza, aparecen las crisis profundas: quién soy, qué quiero, para qué vivo”, reflexionó. Frente a ese panorama, sostuvo que la Iglesia busca ser un espacio de contención y sentido. “Dios sale al encuentro del hombre para que sea feliz, no para que sea un desgraciado”, resumió.

