La proeza de don Ismael Villemur en la querida plaza Belgrano
Como vecina del Barrio Oeste, veo con alegría que se embellezca la tan querida plaza Belgrano, donde se pintará el mástil, que es el más alto de la ciudad y se colocará una bandera de cinco metros.Rosa Villemur de HaddadColaboración Para los que tenemos algunos años, el centro del barrio Oeste era nuestra plaza, allí paseaban las familias, jugaban los niños, se encontraban los amigos, caminaban los novios tomados de la mano y se escuchaba los acordes de las lindas retretas los domingos a la tardecita.Un día, allá por el año 1954, quiso el viento juguetón que la Bandera Nacional que flameaba intrépida, se enredara en lo más alto del mástil. Los colores patrios se observaban allá a 25 metros, con el cielo de fondo pero sin vuelo.Se dijo que funcionarios municipales, bomberos, ejército se reunieron en la plaza para analizar la forma de desenredar la bandera, pero la solución no aparecía.Cerca de allí vivía el vecino Ismael Villemur, mi padre, del que me siento muy orgullosa. Él se mostraba interesado en el tema, escuchó a alguien proponer directamente voltear el mástil, le pareció tan inapropiada la opinión que se acercó y se ofreció subir para solucionar el inconveniente planteado.Se le advirtió que era peligroso y que si algo le ocurría, la responsabilidad sería de la Municipalidad, lo que lo llevó a firmar un compromiso para dejar en claro que la comuna no debía preocuparse porque todos los riesgos eran asumidos por él.Ideó un sistema de escaleras de madera de un metro por treinta centímetros de ancho cada una. Instaló la primera, y a medida que subía la ataba al mástil para asegurarla, y asegurándose él con un arnés, cuando terminó de colocar la primera, pidió la segunda y así sucesivamente hasta que su delgado cuerpo llegó a la cima, cuya oscilación -según mi padre- era de un metro aproximadamente, también aprovechó a sacar fotos con la imagen de toda la ciudad.Allá en lo alto Don Ismael pensó, 'ya que pude subir para esto, la voy a pintar'. Y así fue, a los pocos días el mástil ya con la bandera flameando en un paisaje celeste comenzó a lucir sobre un sobrio color aluminio.El día que mi padre subió fue todo un acontecimiento, las escuelas con sus maestras al frente llegaron con los chicos a ver el voluntarioso y audaz vecino; se cantaron las estrofas de los dos himnos, el argentino y el uruguayo... ¡porque él era uruguayo!Y hoy, después de 59 años de aquella hazaña inolvidable, veremos con gran alegría que nuestro mástil y su bandera lucirá nuevamente tan blanca y celeste como siempre.Y hoy después de 59 años de aquella hazaña inolvidable, vemos con gran alegría que nuestro mástil y su bandera lucirán nuevamente tan blanca y celeste como siempre.-
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