La Responsabilidad Social
Por José María Blanco
OpiniónLuego del excelente taller (organizado por la Corporación del Desarrollo de Gualeguaychú y el Consejo Empresario de Entre Ríos), que sobre Responsabilidad Social Empresaria brindaran (en el salón de CODEGU) profesionales del Instituto Argentino de Responsabilidad Empresaria y de la movilización interior que produce enfrentarse a conceptos vinculados a una realidad que muchas veces no vemos o no queremos ver, surgen algunas reflexiones (en mi caso, con mucho de revisionismo) que nos plantean interrogantes sobre la vida o más precisamente, sobre qué vida estamos viviendo y cuál es la que queremos vivir.Pensemos en un escenario de "responsabilidad", que trascienda lo meramente empresarial para enfocarse como conducta en lo colectivo. Acaso cabría preguntarse, ¿qué entendemos por responsabilidad social? y ¿qué derecho tenemos de reclamar a las empresas (o a los jueces, o a los dirigentes, o a las instituciones, o a quien sea) si no instalamos el concepto de "responsabilidad" como un valor integrador que atraviese cada una de nuestras acciones?. En la Quinta Disciplina, Senge propone buscar la forma de compatibilizar nuestros valores individuales con las de la organización (de cualquier tipo) de la que somos parte.Sin duda que las condiciones actuales (desde las que construimos nuestras vidas) han variado, han mutado -especialmente en los últimos 30 ó 40 años- a velocidades insospechadas hasta entonces, pero ¿por qué?.Podríamos ensayar innumerables respuestas (que la tecnología, que la información, etc.) y casi todas ellas serían aceptadas como válidas pero, si nos animamos a mirar más allá de lo obvio, quizás aparezcan las "ideas dominantes de una época", para entender esos cambios.Cuando Milton Friedman (padre de la Teoría Monetarista) y sus "Chicago's Boys" (así se los llamaba por ser producto de la Escuela de Economía de Chicago) -adoptado por la mayoría de los gobiernos en América Latina desde mediados de los años 70- fijó su posición en aquello de: "los negocios sólo tienen una responsabilidad social: emplear sus recursos y emprender actividades encaminadas a aumentar sus utilidades, siempre que se mantengan dentro de las reglas del juego, es decir, en competencia libre y abierta sin engaños ni fraudes", estaba preparando las condiciones para el desmantelamiento del Estado de Bienestar (finalmente tuvo éxito) y con él, dejando en manos del "mercado" (y de sus principales actores, las empresas) cualquier posibilidad de construcción social.Lisa y llanamente estaba diciendo que "los ejecutivos corporativos son empleados de los dueños de los negocios. Son directamente responsables ante sus empleadores y esa responsabilidad, consiste en manejar el negocio de acuerdo con los deseos de los dueños, que generalmente serán ganar tanto dinero como sea posible, ciñéndose a las reglas básicas de la sociedad, tanto las que están incorporadas en las leyes como las que están incorporadas en las costumbres sociales...". Leyes y costumbres sociales que curiosamente (o no tanto), "ellos" se encargarían de modificar y pautar (vaya si lo lograron).Esa sociedad disciplinada -bajo la organización científica del trabajo-, como modelo de vigilancia o de control (proceso social percibido por Foucault al que le llama Panóptico) fragmentó al conjunto (NOTA: para entender mejor este proceso, pensemos: en los '70 casi todo - hasta los problemas amorosos - se superaba militando: "vení, vamos a trabajar a tal o cual barrio"; en los '80 comienza la fragmentación: "con quién te psicoanalizás"; en los '90 "ponéte las pilas" -el éxito individual es lo que vale -y en los '00 "¿todo bien"- el hiperindividualismo, donde ya ni siquiera se te ocurra decirme como estás, lo digo yo antes -).
De la lógica de la coerción a la lógica de la seducción
Podemos plantear (Bauman mediante), que estamos pasando de un modelo panóptico (ideal de la sociedad disciplinada), donde un gran ojo mira a todos, a un modelo sinóptico donde todos miran a unos pocos. "Pocos" cuidadosamente seleccionados y propuestos como modelos. Desde allí puede comprenderse mejor el relativamente reciente fenómeno de la estructura social: los excluidos.Y así como Friedman aportó a "su época", nuevas visiones en el campo empresarial irán aportando a una nueva época: Blanchard expresa que "las empresas exitosas a largo plazo tienden a ser empresas éticas", lo que significa que el entorno - donde operan - existe, pero además, hay que cuidarlo.
Por la Responsabilidad Cívica
Así como deberíamos darle la bienvenida a estas nuevas formas de gestionar los negocios, construir una sociedad responsable (en todos los ámbitos) es tarea de todos nosotros y no solo de los otros. Exige además, el ejercicio del compromiso ciudadano para el cumplimiento de las normas que nos contienen -también a todos-, como máxima garantía para que las cosas funcionen por voluntad e iniciativa de la sociedad civil y no por imperativos externos -provengan del poder político o económico-, con autodisciplina y mucho respeto por el interés general.
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