CONSUMO PROBLEMÁTICO: MUCHAS VOLUNTADES, POCAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Las adicciones sobre la mesa: referentes de la comunidad compartieron experiencias junto al Padre “Pepe” Di Paola
El miércoles pasado, en el Club Sirio Libanés, se desarrolló un conversatorio sobre adicciones y abordajes comunitarios. Fue en el marco de la peregrinación nacional por los 15 años de la Familia Grande Hogar de Cristo. El cura José María “Pepe” di Paola y Ana Clara Pauletti, jueza de Gualeguaychú, oficiaron de moderadores de la mesa conformada por una docente, un juez, la vicepresidenta del Copnaf y el director de Desarrollo Social de la Municipalidad.
Luciano Peralta
“Ni un pibe menos por la droga” dice la bandera que en agosto empezó a recorrer el país, en el marco de la peregrinación nacional por los 15 años de la Familia Grande Hogar de Cristo y los 10 años del pontificado del Papa Francisco. Durante dos meses la Virgen de Luján llegó, junto a miles de fieles, a diversos puntos de la ciudad y la provincia de Buenos Aires para, a partir de octubre, comenzar a recorrer el resto del país. Ese derrotero comenzó en Gualeguaychú, la semana pasada.
En ese marco, el último miércoles tuvo lugar, en el salón del Sirio Libanés, un conversatorio sobre adicciones y abordajes comunitarios que contó con la presencia del reconocido sacerdote José María “Pepe” di Paola, coordinador de la Comisión Nacional de la Pastoral de Adicciones y Drogadependencia y fundador del Hogar de Cristo, en 2008, desde donde se abordan situaciones de vulnerabilidad social y consumos problemáticos de sustancias.
La mesa de expositores estuvo conformada por la jueza de Gualeguaychú Ana Clara Pauletti, quien ofició de moderadora junto a di Paola; María Alejandra Ramírez, vicepresidenta del Copnaf; Nélida Veronesi, ex rectora de la Escuela Leissa; Juan Ignacio Lazzaneo, juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Concordia, y Hugo Boari, director de Desarrollo Social de la Municipalidad de Gualeguaychú.
“Tenemos que tomar conciencia que este tema es uno de los más importante para la Argentina”, dijo el Padre Pepe sobre las adicciones
“Todos tenemos que trabajar en este objetivo y esta frase intenta llegarle a toda la comunidad argentina”, expresó el Padre Pepe sobre la consigna que militan los Hogares de Cristo hace varios años: “Ni un pibe menos por la droga”.
“La mesa que tenemos hoy está conformada por personas de la educación, de la justicia, de la acción social, que entienden que todos tenemos que hacer algo, desde el lugar que nos toque, para que no haya ni un pibe menos por la droga. Porque en Argentina este tema es importante sólo cuando hay un hecho complicado, como hace poco pasó en una comunidad de otro grupo, donde había una persona conocida como el Teto Medina, se armó una especie de escándalo y todo el mundo hablaba como si supiera, pero de pronto, ¡ya está! el tema desaparece y a otra cosa”, cuestionó el sacerdote que en los últimos años se ha convertido en referente social, traspasando ampliamente su comunidad religiosa.
“Tenemos que tomar conciencia que este tema es uno de los más importante para la Argentina. Y para eso hay que tener los pies en el territorio, como los tiene el Hogar de Cristo, y una mirada integral, porque el problema no solamente es la droga y el pibe o la piba, vienen con un montón de cosas que tienen que ver con sus vidas. Porque ese chico o chica puede tener problemas judiciales o venir de una familia muy pobre, y esos problemas no se van a solucionar sólo dejando la droga”, apuntó, antes de ceder la palabra a Ana Clara Pauletti.

“Es una deuda que tenemos como sociedad y como país el hacer que las cárceles sean dignas y que cumplan su finalidad”, expresó María Clara Pauletti
La jueza de Gualeguaychú, que ofició de moderadora junto a di Paola, es una de las personas que trabajó para la creación del Hogar de Cristo en la ciudad. Y, en este sentido, resaltó “el trabajo y la perseverancia de la gente del hogar, en un lugar difícil, donde hay muchas decepciones, el estar al lado y no soltar la mano tiene un valor superlativo”.
“Como comunidad, tenemos que destacar esto, valorarlo y abrazarlo”, dijo la funcionaria judicial, antes de poner en valor la potencia de “reunirnos a reflexionar y a compartir experiencias en un tema en el que se hacen cosas desde diferentes ópticas y que, seguramente, necesita de muchas más voluntades”.
La ronda de expositores comenzó con la palabra de María Alejandra Ramírez, abogada y vicepresidenta del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf), quien primero describió brevemente la función del organismo entrerriano para luego referirse a la problemática del consumo específicamente.
“Cuando existe una amenaza o una vulneración en cualquiera de los derechos de las infancias y las adolescencias, el Copnaf puede intervenir. Lo principal de esta intervención es acompañar a las familias para que puedan revertir esa situación de vulneración, dentro del contexto familiar y dentro del contexto comunitario. Pero esta intervención sería imposible sin la coordinación con la comunidad, con los distintos organismos del Estado y, sobre todo, con nuestras comunidades organizadas que son, en definitiva, quienes mejor conocen el territorio y quienes tienen más cerca a las infancias y las adolescencias”, dijo. Y, enseguida, explicó que “las nombramos en plural porque no hay un solo modelo de infancia o adolescencia”.
Seguidamente, compartió tres dimensiones claves para entender esas infancias y adolescencias: la desigualdad social, la diversidad y la dimensión de género. “¿Qué les quiero decir con esto? Que, en sí mismo, nunca nos llega un niño, niña o adolescente que presente puramente una situación de consumo problemático. Esto es una parte de un contexto complejo de vulnerabilidades. En general, (el consumo problemático) se presenta en adolescentes y más en varones que en mujeres, quienes son mayormente vulneradas en contextos de explotación sexual”.
“Generalmente, el Copnaf interviene cuando la situación no da para más, cuando la familia está colapsada, por los motivos que sea. Porque se llega en ese momento, por ahí, las respuestas de carácter ambulatorio no son las que está necesitando la persona de manera inmediata, sino que está necesitando una intervención directa donde haya un tratamiento”, explicó Ramírez, sin por ello restarle importancia a los seguimientos que realiza el organismo en estadios posteriores de la persona.
Luego, al igual que el resto de expositores y expositoras, en una segunda instancia -que no voy a considerar por una cuestión de espacio- la dos del Copnaf se refirió a situaciones y casos específicos que deben resolver y acompañar todos los días.
“La escuela no pueda aislarse y mdecir que no puede hacer nada”
Nélida Veronesi es docente y ex rectora de la Escuela Leissa, y en su alocución abordó nada menos que el rol de la escuela en un tema tan complejo como son las adicciones.
“La escuela tiene algo que le es propio, que es la trasmisión de saberes a los niños, adolescentes y jóvenes. Muchas veces los docentes nos preguntamos por qué debemos abordar saberes que van más allá de lo académico institucional, y la respuesta es porque trabajamos con personas y la persona es una totalidad, no la puedo dividir en el ser que aprende asignaturas de la currícula, por un lado, y lo que le pasa, lo que siente y está viviendo, por otro”.
“El problema de las adicciones debe ser abordado desde la escuela de un modo consensuado, formando equipos, porque es la única manera de ayudar. En la escuela, generalmente, se crea un clima de confianza tan grande en el que cada alumno encuentra a su profesor líder, tal vez es el preceptor o un ordenanza esa persona en la que puede confiar sus carencias, sus desvelos y los vacíos que hacen que no le importen la matemática, la física y la química que le estamos dando. Porque sus necesidades pasan porque alguien los escuche, los atienda y los ayude a resolver esa problemática”, expresó la maestra.
En esta línea, recordó que en su colegio “teníamos como lema ‘Vida digna es tarea de todos’. Lo importante era que descubrieran la dignidad de la vida y que descubrieran qué cosas afectaban esa dignidad, esas cosas que hacían que no pudieran crecer y sentirse plenos. En todo esto aparece continuamente la problemática de las adicciones, la problemática de una sexualidad mal vivida y el abandono”.

“Quizá yo no pueda cambiar el mundo, pero si con una acción puedo cambiar el mundo de una persona valió la pena todo lo hecho”, reflexionó Nélida Veronesi
“Lo ideal sería que estos temas se abordaran desde la familia y que la escuela sea sólo un complemento”, reconoció, coherente. Para preguntarse “¿qué pasa cuando esos niños y jóvenes no tienen familia o su familia está muy golpeada o desecha? Ahí aparece la escuela, no para suplir a la familia, sino para acompañar a esa persona. Para ello la escuela debe tener un proyecto”.
Seguidamente, la docente puso el acento en las maneras que se ha introducido la temática de adicciones en las aulas. Recordó que, en una primera etapa, cuando se empezó a hablar de la droga en las escuelas, se apuntó a dar información: qué es, qué produce, etc. “Pero, al tiempo, nos dimos cuenta que tener el conocimiento no alcanzaba para cambiar la actitud de la sociedad ante esta realidad tan grave. En una segunda etapa se puso el eje en la necesidad de que los jóvenes reflexionaran sobre la problemática, entonces se crearon espacios de reflexión para tal fin, pero tampoco esto alcanzaba. Entonces, en una tercera etapa se llegó a la conclusión de que la información y la reflexión eran necesarias, pero necesitaban del acompañamiento del adulto que escuche y guíe al adolescente. En esta combinación es que, en 2009, empezamos a trabajar en modo sistemático el tema de las adicciones, aunque ya lo veníamos trabajando desde antes”, aclaró. Y, por último, la docente consideró que “todo esto sirve de poco si no es acompañado por el resto de las instituciones que componen la sociedad, y acá tenemos las parroquias, los clubes, las organizaciones de distinto tipo y también la Municipalidad”.
“Debemos trabajar en comunión con el mismo espíritu de Ni un pibe menos por la droga y creemos que es posible, porque nos está pasando que, muchas veces, bajamos los brazos porque no vemos resultados. Pero, como sostiene una conocida frase, quizá yo no pueda cambiar el mundo, pero si con una acción puedo cambiar el mundo de una persona valió la pena todo lo hecho. Por eso la escuela no pueda aislarse y decir que no puede hacer nada con las drogas”, sintetizó.
La cárcel y la paradoja del Estado evaluador
Seguidamente, la moderadora presentó al juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Concordia Juan Ignacio Lazzaneo, quien habló del consumo problemático en el marco de las cárceles de Entre Ríos. Antes, Pauletti asumió que “es una deuda que tenemos como sociedad y como país el hacer que las cárceles sean dignas y que cumplan su finalidad. Hemos estado hablando previamente de la necesidad de poner estos temas en la agenda política. ¿Qué piensan hacer con este tema? ¿Qué equipos tienen trabajando los políticos que van a participar el año que viene de la agenda electoral?”, se preguntó.
Juan Ignacio Lazzaneo fue Defensor Público en Gualeguaychú antes de llegar a Concordia
Lazzaneo, quien antes de asumir en Concordia ocupó el cargo de Defensor Oficial en Gualeguaychú, hizo un recorrido sobre las funciones del Poder Judicial en la administración de justicia y particularmente apuntó a la gran paradoja que esconden los juzgados de Ejecución de Penas.
“Quienes se encuentran privados de su libertad en un 85%, cifra que no es oficial pero que me permito presentar desde mi experiencia, y me hago cargo de lo que digo, son personas que no han tenido acceso a educación y que han sido víctimas de la falta de mecanismos de protección por parte del Estado”, expuso, poniendo sobre la mesa una realidad tan lamentable como conocida: las cárceles están llenas de gente pobre y vulnerable.
“El juez de ejecución de penas debe evaluar qué hace la persona en el medio carcelario para dictar, por ejemplo, una salida transitoria. Y muchas veces uno piensa y cae en la cuenta que a esa persona se le está reclamando todo lo que afuera no tuvo: educación, el aprendizaje de un oficio y, en alguna medida, el poder expresar el conflicto que lo llevó a estar privado de la libertad. Esta es la gran paradoja”, cuestionó el funcionario.
Seguidamente, y a modo de cierre de la primera de las etapas que conformaron el conversatorio, Hugo Boari, director de Desarrollo Social de la Municipalidad de Gualeguaychú, puso el acento en las experiencias llevadas a cabo en los últimos años y en la necesidad de territorialización de las políticas públicas.
El funcionario habló del Plan Multiplicar, “que tiene que ver con la Atención Primeria de la Salud (APS), porque la problemática del consumo es un problema de salud”, herramienta con la que se trabaja desde el Municipio. Y dijo que “hay dos cosas que se vienen sosteniendo hace tiempo: una es que las políticas públicas tienen que ser descentralizadas, que deben estar cerca de la gente, y la otra es la participación comunitaria”.
En esta línea, Boari contó que la ciudad está dividida en nueve áreas programáticas y que en cada una de ellas funciona un centro de salud con equipos profesionales para la APS. “La participación comunitaria no se trata de generar un proceso de participación e irse. Para que realmente tenga impacto, la participación comunitaria debe ser permanente, deben generarse ciertas estructuras que permitan el fortalecimiento de esa comunidad, para que se generen redes. Por ello, para nosotros, en esos lugares necesario crear una estructura de cercanía”, porque “para pensar el territorio debemos estar en el territorio”.

Hugo Boari, director de Desarrollo Social de la Municipalidad de Gualeguaychú
“El Estado puede y debe ofrecer muchas herramientas, pero para que esto sea posible tiene que haber un cruce con aquellos procesos horizontales que propone la comunidad, porque si no el Estado puede ofrecer cosas que no son una demanda genuina de esa comunidad. Entonces, cuando el Estado está lejos, a veces, invierte mucha plata al pedo, pero cuando el Estado está cerca, a veces, con poco se hace mucho. A veces, un juego de camisetas para los pibes del barrio que quieren participar de un campeonato es mucho más que instalar un edificio de grandes paredes tipo primer mundo y que la gente de la comunidad esté lejos y no se lo apropie”.
“No digo que esto sea suficiente para terminar con la problemática del consumo, ni mucho menos, porque es una problemática que tiene muchas aristas y muchos estadios. Digo que tenemos que encontrar la forma de generar un plan local que involucre a estos estadios”, reflexionó el funcionario. Y trajo a la charla la experiencia con la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar), desarrollada en 2017.
“En ese momento hicimos un programa que se llamó Tratamiento Comunitario y nos enseñó que la comunidad puede ser un dispositivo de tratamiento”, porque “el primer problema que vemos es la continuidad en el cuidado de la persona en el pasaje entre los niveles”, dijo al referirse a las responsabilidades que asume el Municipio y las que son propias del Gobierno provincial. Todas insuficientes, coincidieron todos.
“No puede pasar que la persona queda varada porque no se le da un turno o por lo que sea. Debe haber mecanismos que aseguren su cuidado, eso es un derecho. A veces los pibes están uno o dos años en una comunidad terapéutica y al volver a su casa, a su barrio, les cuesta sostener esas conductas generadas porque la comunidad sigue igual que antes”, ejemplificó Boari.
“Para que se de el cambio real en la vida, uno tiene que cambiar, claro, pero también tienen que cambiar sus vínculos. A veces la familia o la comunidad nos pone en un lugar que no queremos. Cuantas veces un vecino dice ‘este me robaba la garrafa hace un año y medio y ahora qué quiere…’ esas miradas llevan a la persona a seguir siendo el mismo de antes, a ocupar ese rol, porque resulta que vuelve distinto y no lo reconoce ni la familia ni la comunidad”, expuso el director de Desarrollo Social. Y cerró: “Podemos tener protocolos institucionales y un montón de cosas, pero si no generamos un cambio con los vínculos y las redes comunitarias seguramente nos vamos a quedar a mitad de camino”.