“Las barreras que levantamos son producto del desconocimiento”

En gran medida somos inconcientes de los problemas que el entorno urbano genera a otras personas, que se ven impedidas de moverse con comodidad por los espacios físicos. Eso explicó a EL DIA la arquitecta Cecilia González Campo, especialista en temáticas de accesibilidad. Marcelo Lorenzo - Siendo la accesibilidad algo de sentido común para cualquier diseñador o urbanista, ¿cómo es que se haya redescubierto en estos años?Cecilia González Campo:- Efectivamente, la lógica indica que sí, que la accesibilidad es un concepto clave. Sin embargo pasa todo lo contrario. Aquí es más fuerte lo que uno trae históricamente, en términos de tradición constructiva. Hasta que las personas con discapacidad empiezan a entrar en nuestros espacios cotidianos, produciendo un cambio de visión. Antes estas personas estaban estigmatizadas, en el sentido de que llevaban su dificultad como un sello. Por ejemplo, los chicos con síndrome de down hace 20 o 30 años babeaban. Hoy sabemos que eso no está ligado al síndrome, sino que obedecía a que no se les dirigía directamente la palabra. Antes no tenían necesidad de aprender a hablar y a comunicarse. - ¿A qué modelo respondía el diseño de antes? ¿Cuál era el criterio de fondo que lo venía guiando?- Estaba asociado a un mundo preparado para un hombre 10 puntos, un hombre que se maneja con destreza y en su juventud. Entonces el arquitecto, el diseñador y todas las reglas del buen diseño, estaban ajustadas a este ideal humano. - Y eso se estandarizó, todo se ajustó con arreglo a ese tipo uniforme...- Claro. El estándar era esa verdad a medias. Ahora, eso se quiebra a partir de que las organizaciones de personas con discapacidad empiezan a hacer fuerza para incorporar la temática de la accesibilidad. Y esto modifica la práctica del profesional, que recibe un conjunto de normativas a cumplir. Hay una anécdota bastante significativa para ilustrar este cambio. Yo estaba en una feria junto a una silla de ruedas. Se acerca un arquitecto con muchos años de profesión, que me pide un metro para medirla. Se lo doy, mide el ancho y me dice: yo sabía que en realidad las puertas de 80 centímetros son una exageración, porque la silla es más chica. Entonces le respondo: esta es una silla pediátrica, o sea para niños. Y él que era bastante corpulento me dice: ¿pero cómo: las sillas de ruedas no son todas iguales? Preferí no contestar. Uno no compra de adulto ropa para niños, porque el cuerpo es diferente. La silla también: es más grande en unos casos que en otros. Además el ancho de paso en las construcciones tiene que ver con el espacio de giro de la silla de ruedas. Estas cosas, que hacen a la lógica de uso, a veces el profesional las desconoce. - ¿Es la ciudad un reflejo de nuestro sistema de creencias, o es ella la que estructura nuestro pensamiento?- Las dos cosas. A la arquitecta Silvia Coriat le gusta decir que es espejo y parte. Es espejo cuando nos refleja como sociedad. Pero a su vez también hay una devolución y nos hace ser de una determinada manera, y así nos condiciona. Concepto universal - ¿La accesibilidad es una cosa solo para personas con discapacidad?- Debería ser para una sociedad más solidaria con el otro. O sea, usted y yo, que caminamos, hay cosas que no necesitamos. O por lo menos no las necesitamos en este momento. Pero hay otra persona que sí. Si uno quiere ser amistoso con él socialmente, entonces la accesibilidad incluye a todos. Uno no se maneja solo en el mundo. Es necesario pensar que hay personas que viven circunstancias que pueden necesitar de accesibilidad. Si uno se quiebra una pierna, por ejemplo. O cuando es mamá y tiene que usar un cochecito y llevar al hermanito chiquito de la mano. Ahí se empiezan a vivir situaciones de desajuste con el entorno construido. Todas las personas somos diferentes, con diversidad en nuestras necesidades y capacidades. Cuando se proyecta o se diseña con criterios de accesibilidad, lo que se está haciendo es proyectar para todas las personas, sin excepción. - Los extremos de la vida -los niños y los ancianos- ¿son los que más sufren la segregación urbana?- Absolutamente. También tiene que ver con una concepción del adulto mayor. Antes una persona de 50 años podía incluirse en este concepto. Pero hoy a esa edad se está en la plenitud. Las cosas han cambiado. A una edad avanzada algunas personas tienen dificultad de movilidad. Otras sufren de artrosis en las manos, algo que no les deja abrir las canillas con tanta facilidad. Pero resulta que se las ve cuidando a los nietos, hacen las cosas de la casa y muchas veces siguen trabajando. Así, trabajar con la accesibilidad supone tomar nota de estos cambios. El factor ignorancia - ¿Qué factores conspiran contra la accesibilidad: la ignorancia o la insensibilidad?- Creo que es la falta de información. En general uno ignora muchas cosas. Si uno no tiene cercanía con una persona que vive con alguna dificultad desconoce mucho. Las barreras son producto del desconocimiento. Tiendo a pensar que el tema no pasa por la insensibilidad. Si se sigue construyendo mal es porque no se ha cuestionado lo suficiente lo que se hace, que suele responder a una norma ya instalada por una larga experiencia. - Las barreras arquitectónicas son primero, entonces, barreras cognitivas...- Son efectivamente culturales. De hecho en muchos concursos hemos tenido posibilidad de leer proyectos para construir algo nuevo, y ahí se habla de barrera arquitectónica. Cuando en realidad si uno está construyendo nuevo la barrera no existe. Existe en lo que está construido. - Modificar lo ya construido supone un costo económico. ¿No es éste un límite?- Decididamente sí. Eso es un límite si ve como algo estático. Porque, por ejemplo, en un baño el estado de su cañería tiene un vencimiento también. No dura para siempre. O sea, después de 30 años empieza a fallar algo. La grifería hay que cambiarla porque no funciona como antes. Esto quiere decir que dentro de una perspectiva dinámica de la sociedad uno está permanentemente también refaccionando lo viejo. Y ahí aparece una gran oportunidad para ir incorporando el criterio de accesibilidad. No se trata de hacer todo de nuevo. Frente a los condicionantes en tal o cual lugar, siempre hay algo mejor que se puede hacer. - ¿Cómo relacionar la accesibilidad con el turismo?- La persona con discapacidad lo que básicamente necesita es estar informada en forma previa al viaje. Tiene que conocer las condiciones de accesibilidad de la ciudad que va a visitar. Este es un dato que puede pasar desapercibido para los operadores turísticos. Pongamos el caso de una persona que camina usando bastones canadienses. O que usa una silla de ruedas para varios trayectos pero que usa sus piernas también y combina con un andador. En todas estas situaciones va a requerir de los espacios algunas cosas. Por ejemplo: si el baño es chico pero la habitación está en suite con el baño y éste tiene alguna posibilidad de tener barrales de apoyo, le va a servir bien aunque no entre en él con la silla de ruedas. O sea, siempre hay un grado de accesibilidad que la infraestructura tiene. Entonces saberlo de antemano permite comunicarlo al otro. - Restaurantes y hoteles deben estar adaptados a esta exigencia...- Seguro. Es básico que no haya baldosas flojas y se pueda caminar fluidamente. Que las entradas estén señalizadas. Que haya apoyos puntuales para no tropezar. Por lo demás, en Gualeguaychú hay una experiencia de hecho sobre accesibilidad. Se observa en los alojamientos. Hay estructura en la ciudad. Después se pueden ir corrigiendo situaciones a medida que se va recibiendo al turista y éste expresa aquellas cosas con las que se siente bien y con las que no. Responsabilidades - ¿Los cambios en este frente provienen más de los diseñadores que del resto de la gente?- Lo que es evidente es que el profesional tiene una responsabilidad. Uno como ciudadano está eximido de algunas cosas. Pero lo cierto es que los profesionales de la construcción y sobre todo los funcionarios tienen obligaciones específicas. Y a esta altura no se pueden ignorar ni omitir ciertas cosas. - ¿Qué rol debería cumplir la clase política en este tema?- Hacer lugar en la agenda a la accesibilidad. Hay cosas a favor, porque en 2008 el Estado argentino hizo Ley la 'Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad'. Allí se obligó no solamente a no realizar acciones que vayan en contra de los derechos de las personas con discapacidad, sino también a emprender acciones a favor. Tiene que acompañar sobre todo a la gente que conoce el tema, como es la propia persona con discapacidad, quien es agente de cambio. Estas personas, también, deberían abandonar un poco las mesas de reclamo y unirse a las mesas de trabajo. Acá en la ciudad hay iniciativas participativas interesantes. Esto está en el ADN de Gualeguaychú. Entonces hay que estar dispuesto a dar, a comunicar la experiencia de cada uno, en algo que tiene un sentido colectivo. - ¿Cómo surgió el proyecto de accesibilidad de la Plaza Belgrano?- Aproximadamente en 2005 nosotros empezamos a hablar de las plazas integradoras. Éste es un concepto que nació de la mano de los fabricantes de juegos. En es tiempo los municipios decían: aquí se hicieron 10 plazas y una es integradora. Eso nos fastidiaba. En principio porque todas las plazas deben integrar. Además la categoría de 'integradora' suponía presupuestos mayores. A partir de esto nos propusimos analizar el concepto de 'plaza barrial inclusiva'. Le pusimos un nombre y lo quisimos hace operativo. Entonces invitamos a la ciudad de Gualeguaychú, porque sabíamos que era terreno propicio para hacerlo. Y propusimos elegir una plaza que fuese importante para los vecinos, que tuviese relevancia para la localidad. La asociación civil ELPLAM organizó talleres donde nosotros explicamos lo que es la inclusión. Y eso fue el puntapié inicial para que los vecinos junto con los profesionales de la construcción rediseñaran la plaza sin que perdiera su esencia. Eso se hizo entre 2008 y 2009. Aunque sabíamos que no había presupuesto asignado, se siguió adelante igual. Y el año pasado el Colegio de Arquitectos, que venía trabajando con nosotros, se convirtió en el organismo articulador. Y a través del área de Responsabilidad Social Empresaria de Corporación del Desarrollo llevaron el proyecto a un grupo de empresarios, que se entusiasmó con la iniciativa. Se rescató todo el trabajo previo y se elaboró finalmente un anteproyecto. - ¿Qué aspectos de ese anteproyecto destaca?- Hay aspectos que los vecinos definieron como lo mejor que tenía la plaza y que el proyecto revaloriza. Uno es el tema del arbolado y que es patrimonio del lugar. Se preservarán las especies existentes y se agregarán nuevas. Y el otro aspecto significativo surge de los actos por el Día del Bandera que se hacen cada año, que convocan a mucha gente. La idea es despejar un área para una mejor organización del acto. Además se va a semipeatonalizar sobre calle Urquiza, haciendo que el atrio de la Iglesia se comunique fluidamente con el área de la plaza y que los vehículos deban circular a menor velocidad. Otro tema tiene que ver con el mantenimiento de los juegos. Hay que actualizarlos y adaptar algunos elementos para que a los chicos que tienen dificultades de movilidad, esos juegos les permitan usar su cuerpo. Ficha técnicaLas arquitectas Cecilia González Campo y Silvia Coriat, expertas en accesibilidad y miembros de la Fundación Rumbos, estuvieron estos días en Gualeguaychú, oportunidad en la que participaron de las jornadas de presentación del proyecto de accesibilidad de Plaza Belgrano.Dicho proyecto se desarrolla a instancias de la Asociación Civil ELPLAM (Esclerosis Lateral Primaria, Lateral Amiotrófica y Esclerosis Múltiple), el Colegio de Arquitectos, la Corporación del Desarrollo y la municipalidad local.La Fundación Rumbos, según se lee en su página web, nació en 1992 para brindar orientación y apoyo a familias en las que hubiera aparecido repentinamente discapacidad en alguno de sus miembros.En 1993 se conformó el Área de Accesibilidad y se puso en funcionamiento Rumbos Translations, que es un el micro-emprendimiento para sustentar las actividades de la fundación, y a la vez dar trabajo a personas con discapacidad."Es a través del Área de Accesibilidad que Fundación Rumbos se consolida en sus principales logros y gestiones, mediante tareas de investigación, docencia, asesoramiento y difusión", refiere la página institucional.
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