MÁS QUE UNA INDUSTRIA EN PELIGRO
Las consecuencias de la Ley Ómnibus en el cine de Entre Ríos y Gualeguaychú

El análisis y debate en torno al polémico proyecto puso en evidencia el desmantelamiento de entes estatales y autárquicos en pos de un modelo extremo de libre mercado. La cultura no escapa a esta situación, y las medidas afectan también a las economías regionales.
El reclamo del sector cinematográfico contra los cambios en la composición y financiamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), cobró notoriedad ahora tras la exposición de Vanessa Ragone y Santiago Mitre en el plenario de comisiones de Diputados para el tratamiento del proyecto de Ley Ómnibus. La productora de “El secreto de sus ojos” y el director de “Argentina, 1985”, respectivamente, son solo dos de las figuras destacadas de esta industria que sumaron su rechazo a las nuevas “Bases” que propone el presidente Javier Milei.
Cineastas de Entre Ríos y Gualeguaychú, a la par de otros trabajadores del sector, también ven con preocupación los cambios en discusión y suman su voz para contar qué es lo que está en juego. Celina Murga, premiada directora y guionista de cine oriunda de Paraná, explicó a Ahora ElDía los detalles en torno al funcionamiento del INCAA y de la industria cinematográfica en general.

“El INCAA es un ente autárquico. Es importante entender que la plata del INCAA no tiene nada que ver con la plata de los impuestos de los argentinos. Sale de fondos genuinos generados por la propia industria, que tiene que ver con la entrada del cine y con el ingreso por el visionado de obras audiovisuales. Lo que hace el INCAA respecto de las películas es un aporte que es mínimo, realmente es un porcentaje chico del presupuesto de una película, que permite que las empresas argentinas salgamos a buscar apoyo financiero, tanto en privados como en productoras internacionales. Las películas argentinas en su gran medida se financian con aportes internacionales. No hay películas que se financien solo con el INCAA. No existe eso. Puede haber existido hace unos años, pero desde hace ya 10 años es imposible con el nivel de inflación”, explicó.
La cineasta entrerriana Celina Murga conoce de primera mano cómo funciona la industria de la pantalla grande en Argentina y en el mundo. En 2009 obtuvo una beca Rolex para estudiar durante un año con Martin Scorsese, quien en 2023 ingresó como productor ejecutivo para su película “El aroma del pasto recién cortado”, que cuenta con las actuaciones de Joaquín Furriel y Marina de Tavira.

“Entonces, las películas argentinas se hacen con aportes de empresas españolas, alemanas, uruguayas, chilenas, de Estados Unidos, de Inglaterra, de Francia, de México, de Colombia. Es una actividad que genera un círculo muy virtuoso y muy positivo en relación a lo que invierte el INCAA y lo que vuelve al país. Si vos quitás los fondos al INCAA, esos productores extranjeros no van a querer entrar porque nadie quiere entrar en un proyecto que no es apoyado por su propio país. Y esto no es algo único de Argentina. Todos estos países que menciono se financian con el aporte de los institutos de cine de esos propios países. Nosotros no estamos inventando nada, sino que es la manera en la que el cine existe y se ha ido desarrollando en el mundo”, agregó Murga.
Otro detalle que comentó la paranaense sobre el INCAA es que también financia la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), una institución que ha permitido la formación de técnicos, directores y guionistas en todas las regiones del país.
La cineasta entrerriana hizo hincapié en esta idea de que la industria del cine nacional, a través del funcionamiento del INCAA y otros institutos similares, repercute positivamente en distintos aspectos que exceden al financiamiento de las películas y al crecimiento mismo del sector y sus profesionales.

“Es una industria que hace ingresar muchas divisas al país porque sí o sí se necesita de aportes y economías internacionales. Además de que es una industria que genera muchísimos puestos de trabajo, no solo en la realización concreta de películas, sino que justamente para realizar películas hacen falta un montón de otras cosas, dinamiza un montón de otras economías; inclusive el turismo, porque las películas filmadas en Argentina que se ven afuera también repercuten en este sector. También, cuando vos haces una película, necesitás de gente que te cocine, necesitás alojar equipos muy grandes de trabajo en distintas provincias o ciudades, necesitás alquilar y comprar un montón de elementos. O sea, es una industria que afecta positivamente a otras economías, no solo en la propia”, amplió al respecto.
“La relación entre lo que se invierte a través del INCAA y lo que vuelve realmente es muy virtuosa, es muy poco lo que invierte el INCAA en pesos en relación a lo que ingresa de divisas extranjeras a través de las coproducciones. Sin duda, es algo más que positivo, no solo para la cultura sino también para el país”, resumió.
Experiencia local
Sobre este tema también se expresó el cineasta gualeguaychuense Agustín de Torres, secretario de la Asociación de Realizadores Audiovisuales de Entre Ríos (ARAER), señaló que “es una barbaridad lo que representa a nivel nacional la producción de las industrias audiovisuales. Es un gran impulso y un gran dinamizador de las economías regionales, porque impacta no solamente en lo que tiene que ver con la conformación o con reforzar la identidad a nivel provincial en cuanto a lo político-narrativo, a la construcción de identidad, sino también abonando al desarrollo de economías regionales a través de turismo, gastronomía, o las ‘film commissions’, que son servicios de producción de locaciones”.
“Este vaciamiento de los organismos de financiación de las películas, desde una política totalmente deliberada y sin ningún tipo de justificación, lo único que hace es atentar contra la producción, contra el desarrollo de la industria audiovisual, de las industrias culturales en general, porque el INCAA también trabajó con políticas de financiamiento, no solo en la parte educativa, de conservación del patrimonio, festivales sino también para lo que es desarrollo de videojuegos y animación”, expresó.

“Lo que hace más que nada es cortar quizá a los pequeños productores, los independientes, a los productores de las provincias que estamos en desarrollo de distintos proyectos de producción y eso justamente corta la posibilidad de crecimiento y de desarrollo de la industria, porque le da solamente vía libre a las grandes empresas”, expuso el gualeguaychuense, y agregó: “Nosotros desde lo provincial estamos tratando de sostener ese financiamiento que se puede dar desde las provincias para, por lo menos, mantener una política de nivel provincial”, añadió exponiendo la situación que afronta junto a sus colegas entrerrianos.
“Para nosotros fue fundamental, para todos los compañeros, sobre todo los que vivimos en el interior, las políticas del Fondo Nacional de las Artes, que me otorgó una beca y pude estudiar en Cuba, haciendo un taller de cine internacional. Una compañera también pudo hacer esa experiencia, pudo filmar su documental. Yo tengo muchos compañeros que también pudieron darle impulso a sus proyectos y que hoy tienen una gran relevancia. Tenemos muchos compañeros de la provincia que proyectan sus películas en festivales internacionales, con gran reconocimiento”, contó, por último, el cineasta gualeguaychuense.
Muchos cambios, pocas explicaciones
“Uno de los puntos de los que habla la Ley Ómnibus respecto del cine es que cada productora solo podría presentar un proyecto cada dos años. Eso es un delirio porque no es posible que ninguna productora se solvente ni se sostenga con un proyecto presentado al INCAA cada dos años. Realmente, es de un desconocimiento muy grande una propuesta así”, dijo sorprendida la cineasta Celina Murga.
“También lo que nos llama la atención en el sector es que no ha habido una comunicación con nadie, con ninguna organización del sector, ni productores, ni directores, con nadie se han reunido para proponer estos nuevos artículos. Entonces, también un poco el pedido nuestro frente a la votación inminente es que el artículo de cultura quede afuera y que se pueda discutir en profundidad porque seguramente hay cosas para mejorar. Seguramente. Pero no puede pasar así porque se está pasando por alto y se están proponiendo cosas que son muy nocivas”, concluyó.