
"Para decir que NO, siempre hay tiempo." Definitivamente papá era un Viejo joven. Esa, que era una de sus frases de cabecera, muestra la filosofía con la que pasó por esta vida.
Florencia Carbone*Esa, que era la frase con la que respondía cuando alguien le planteaba algún nuevo proyecto, es la que le permitió engendrar tantas iniciativas. Porque Gustavo Carbone fue un soñador, pero de la categoría ejecutiva: pertenecía al movimiento del "diciendo y haciendo". Y así nació El Día de Gualeguaychú, hace 30 años.Es imposible recordar el aniversario del diario sin hablar de Gustavo. El Día y él son una misma cosa.La vida fue para mi Viejo su propio test vocacional.Tan casual (¿o causal?) como vivir a la vuelta del Debate, el diario de Gualeguay, hizo que los descartes de los tipos de plomo que usaban en aquellos tiempos para imprimir dieran vuelta por su casa. Luego llegarían el diario del secundario, el programa de radio en LT 11 a los 15 años, y horas y horas dedicadas a la radiodifusión. Todo, bajo la mirada severa pero al mismo tiempo de apoyo, de un gran hacedor como fue Nené Carbone, su papá, y la compañía y tutela de tantos "maestros de la vida".En esos tiempos todo parecía librado al ensayo y error, a la capacidad de inventar y a la valentía de arriesgar.Papá forjó la profesión de periodista con pasión y honradez. Creo que desde siempre ésa fue su vocación.Sólo quienes alguna vez sintieron algo así por lo que hacen pueden entender que el pecho apriete hasta las lágrimas cuando nace el primer ejemplar. Sí, nace, porque el perfume a tinta, el sonido de la impresora, los gritos de quienes corren para dar vida a un diario se parecen mucho a un parto.El Día, como buen habitante de este país, ha sufrido los avatares de las crisis políticas, sociales y económicas que cada tanto, casi como una maldición no escrita, sacuden a la Argentina. Y ha logrado superarlas gracias al esfuerzo y sacrificio de cada uno de sus integrantes.Hoy el periodismo -y los periodistas- vivimos nuestra propia crisis. Después de años de encabezar los ranking de credibilidad y prestigio, de funcionar como jueces supremos e irreprochables de todo y de pontificar desde lo más alto, llegó la hora de redefinir roles, relaciones y responsabilidades.En occidente, la palabra crisis tiene un significado negativo. Se usa para hacer referencia a una situación terminal, muchas veces ligada a la inestabilidad, muerte o final de algo. Para los orientales -los chinos de modo particular-, la cosa es bien distinta: el término se forma con dos ideogramas, los mismos con los que se escribe "oportunidad".Los que integramos la familia de diario El Día tenemos en claro que parte de la herencia que recibimos de Gustavo incluye esa visión oriental de crisis, y que para poder aprovechar las oportunidades que muchas veces aparecen como piedras en el camino es fundamental ser "bien inspirados", como decía mi Viejo.Creo que para ser un "Viejo joven" -como lo fue mi padre- es fundamental tener la cabeza abierta, ser plural, no sólo aceptar que existen opiniones y visiones diferentes a la de uno, sino rodearse de quienes piensan distinto.Dicen que, como las personas, las empresas forjan su personalidad. El Día festeja hoy orgullosamente sus primeros 30 años con la misma energía del primer día, el empecinamiento por buscar la verdad, el compromiso con Gualeguaychú y su gente, con esa buena leche de los bien inspirados. Pero también con la espalda cargada por los golpes que, tras el dolor inicial, dan experiencia y ayudan a curtir el cuero.Muchas gracias a cada uno de los que tuvo que ver con este proyecto y un recuerdo muy especial -con el pecho que revienta de orgullo- para Gustavo Carbone, el soñador ejecutivo que nos llevó por el camino indicado para hacerlo realidad.
*Periodista