Preocupa la llegada de una probable nueva sequía durante la primavera

Marcelo Lorenzo

Hasta acá el verano ha sido inusualmente agradable en nuestra región, con precipitaciones normales y unas temperaturas que prácticamente no superaron los 28ºC y, de hecho, no se registraron olas de calor (aunque por estos días se experimentan temperaturas más cálidas en Entre Ríos).

Hubo jornadas que se parecían más a la típica estación primaveral, con mañanas y noches más bien frescas, y con cielos bastante nubosos. La sensación térmica ha sido tan tolerable que en ningún momento el sistema eléctrico fue sometido a estrés, provocando cortes en el servicio.

El contraste con el verano anterior, que fue extremadamente cálido y con una brutal sequía, es notable. Hay que recordar que Gualeguaychú registró entonces, en varias ocasiones, la temperatura más elevada de la Argentina. La Capital del Carnaval llegó a liderar el “Ranking Horno”, con días francamente agobiantes.

El verano 2022-2023 estuvo caracterizado, en efecto, por olas de calor recurrentes. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que recopila datos desde 1961, fue el más cálido desde entonces y uno de los más secos que se tenga memoria.

La nota distintiva de esa época fueron las olas de calor. Hay un evento de este tipo cuando las temperaturas máximas y mínimas superan o igualan, por lo menos durante 3 días consecutivos y en forma simultánea, ciertos valores umbrales. Para el caso de Gualeguaychú los valores umbrales son: Temperatura Máxima = 34,1ºC y Temperatura Mínima = 20,7ºC.

El caso es que, el pasado verano, Gualeguaychú tuvo muchos días consecutivos con temperaturas de más de 34°C, llegando en algunos días a superar los 39ºC, circunstancia que puso en crisis la provisión de energía y de agua potable a la ciudad.

¿Qué ha sucedido con el tiempo meteorológico, que pasó de un ciclo dominado por una fuerte sequía y días muy calurosos en el verano 2023 a este otro más lluvioso y con temperaturas más bajas que lo normal en esta primera mitad del período vacacional?

La respuesta que dan los meteorólogos es que el verano pasado estuvimos bajo la influencia climática de la “La Niña”, ciclo caracterizado en la región por pocas precipitaciones y temperaturas altas, y desde hace algunos meses estamos bajo los efectos de “El Niño”, que es más lluvioso.

Los fenómenos de El Niño y de La Niña, son los ejemplos más evidentes de los cambios en el clima del planeta, siendo ambos partes fundamentales de un vasto y complejo sistema de fluctuaciones climáticas.

¿Un febrero con inundaciones?

Como se sabe, las inundaciones son la principal amenaza natural de Gualeguaychú. Las variables sensibles que hay que monitorear todo el tiempo son el régimen de lluvias, sobre todo en la cuenca, así como la orientación y fuerza de los vientos (la altura del río aumenta con el del sector Sudeste).

Al mismo tiempo, son claves los informes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), mientras debe vigilarse el comportamiento de los ríos Paraná y Uruguay, incluyendo el funcionamiento de la represa de Salto Grande.

Con la llegada de El Niño, el tema hidrológico volvió a la palestra en los últimos meses, ya que comenzó con él un ciclo de intensas lluvias e inundaciones en la zona litoral.

El río Uruguay experimentó una crecida histórica entre noviembre y diciembre de 2023, permaneciendo los caudales elevados durante más de cincuenta días. 

Esa cuenca se recargó de agua por lluvias abundantes en el norte (Brasil, Misiones y Corrientes), lo que motivó que el embalse de Salto Grande (Concordia) llegara a su límite, motivo por el cual debieron abrir sus compuertas para dejar pasar más caudal aguas abajo de la central hidroeléctrica.

Debido a esta mayor cantidad de agua del río Uruguay, uno de sus afluentes, el río Gualeguaychú experimentó un pico de crecida. Las aguas fueron descendiendo con el paso del tiempo, aunque desde entonces el nivel del río local se mantuvo alto, restándole playas a la Capital del Carnaval.

El dato es que la condición de “aguas altas” en la cuenca del río Uruguay, característica de un período bajo la influencia de El Niño, se espera que continúe hasta el final del mes de marzo, según proyecciones de la CTM de Salto Grande.

¿Significa acaso que el río Gualeguaychú volverá a crecer en febrero, complicándose así su cuadro hidrológico? Entre nosotros, Daniel Hernández, experto en hidrología y que sigue el comportamiento del curso del agua, no descarta ese escenario, aunque estima prematuro hacer un pronóstico.

Otra vez La Niña

Los pronósticos internacionales indican la permanencia de “El Niño” durante el verano, pero con un debilitamiento progresivo con probabilidad de que llegue a su fin durante el trimestre abril-mayo-junio de 2024.

Natalia Gattinoni, especialista del Instituto de Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ratificó la proyección. “Los modelos coinciden en apuntar a una mayor probabilidad de una transición a la fase neutral de ENOS (El Niño-Oscilación del Sur), a partir de dicho trimestre y por lo tanto perdiendo influencia sobre las lluvias en nuestro país”, destacó.

Se cree, por tanto, muy probable que El Niño finalice en el otoño y que luego se produzca un corto periodo intermedio neutral para dar paso a un abrupto ingreso de La Niña en la primavera.

La previsión ha puesto en alerta al campo argentino, que teme que vuelva la sequía. Y no es para menos ya que este patrón ha tenido en los últimos tres años, y en especial en 2023, efectos muy negativos sobre siembras, evolución de cultivos y cosechas.

Las pérdidas han sido dramáticas para los productores, resintiendo la economía del interior del país. Las lluvias atribuidas a El Niño, afortunadamente, han mejorado ostensiblemente la campaña agrícola 2023/2024. 

Desde el sector agrícola se dice que, si el clima acompaña, el maíz tendrá una campaña para la historia, con potencialidad de romper todos los récords de exportación en el 3er. trimestre y un ingreso de US$ 8.177 millones en 2024.

Ahora bien, si se debilita el fenómeno El Niño ¿eso significa que habrá una nueva sequía como la del año pasado? Por lo pronto, las proyecciones indican que el trimestre mayo-junio-julio será “neutro” desde el punto de vista climático.

Pero a partir de agosto hay altas probabilidades de que se registren menos precipitaciones que las normales para la época, por irrupción de La Niña, lo que inevitablemente tendrá efecto negativo sobre las cosechas, aunque en esta oportunidad los campos tendrán reservas hídricas para compensar en parte ese faltante.

Paralelamente, la magnitud y el poder destructivo de algunas tormentas durante los últimos meses sobre la región Pampeana y otras zonas del país, como en Entre Ríos, también preocupa a los productores. Lluvias intensas, fuerte ráfagas de viento, y granizo, han venido provocando daños en la infraestructura agrícola y en los sembrados.

El clima, un enigma 

Desde hace un tiempo largo la noticia saliente es el comportamiento atípico del clima. Las lluvias son impredecibles y las sequías y las inundaciones tienen una recurrencia sin precedentes, provocando severos impactos sociales y económicos.

Errático, inaudito, sorpresivo, son algunos de los adjetivos que emplean los expertos para describir los fenómenos meteorológicos, los cuales se han convertido en indescifrables.

El dato clave es que la incertidumbre del cambio climático global impide formular predicciones.

Los modelos meteorológicos, construidos sobre determinadas regularidades, se están mostrando obsoletos antes las grandes transformaciones en el sistema Tierra.